"Nuestro patrimonio son los premiados"

A gradezco cordialmente al diario El Pa¨ªs la feliz iniciativa de dedicar este suplemento extraordinario al XXV Aniversario de los "Premios Pr¨ªncipe de Asturias" y de permitirme con este motivo dirigirme a sus lectores.

Al hacerlo, quiero expresar antes de nada mi profunda gratitud a todos los que han hecho posible que los "Premios Pr¨ªncipe de Asturias" hayan constituido desde su inicio una realidad fecunda, como la que contemplamos veinticinco a?os despu¨¦s. Dirijo mi mayor agradecimiento a los directivos y a los que forman o han formado parte del equipo de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, a los Miembros del Patronato, Miembros Protectores, a los Jurados, al personal de la Fundaci¨®n, a los medios de comunicaci¨®n y a cuantos han contribuido, directa o indirectamente, a lograr los resultados alcanzados.

Ellos han buscado el triunfo de lo permanente sobre lo ef¨ªmero, para que siempre se sientan acompa?ados, no s¨®lo quienes luchan por superarse a s¨ª mismos en la investigaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica, el arte, las humanidades, el deporte, sino tambi¨¦n quienes promueven la solidaridad, la comunicaci¨®n y la concordia, como portadores de los valores en que se asienta la convivencia. Se han propuesto, al mismo tiempo, que en los galardonados podamos reconocer a los innumerables ciudadanos que, ajenos al destello de los focos, hacen crecer nuestro mundo con su esfuerzo cotidiano y silencioso, asumiendo responsabilidades y avivando ilusiones.

Los Premiados representan de alg¨²n modo a todos ellos y, en no pocas ocasiones, tambi¨¦n a quienes m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras carecen de voz propia. As¨ª lo expresaba Claudio Magris, cuando, al recibir su galard¨®n, anotaba: "Deber¨ªa compartir este Premio con todos los coautores de lo que he escrito, hombres y mujeres que han compartido mi existencia y forman parte de m¨ª".

En suma, el fruto m¨¢s valioso de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, nuestro mayor patrimonio, son nuestros Premiados. Ser¨ªa imposible poner de relieve ahora sus m¨¦ritos pormenorizados, pero s¨ª quiero destacar la estrecha relaci¨®n y la honda admiraci¨®n que nos unen a ellos, as¨ª como la generosidad con que acuden a nuestra llamada. Y con ellos queremos continuar esta apasionante tarea. Porque de ellos y con ellos extraemos la raz¨®n de nuestra actividad; y con su obra transmitimos nuestro mensaje a la humanidad.

A lo largo de estos veinticinco a?os he estado personalmente comprometido con la amplia actividad de la Fundaci¨®n, reflejada en convocatorias de congresos y de reuniones cient¨ªficas, en el impulso a su ¨¢rea musical, en la celebraci¨®n de conferencias de particular inter¨¦s y en tantas otras iniciativas que manifiestan durante todo el a?o su dinamismo y que encuentran su m¨¢xima expresi¨®n en la selecci¨®n de los Premios anuales por prestigiosos jurados independientes. Mi aprecio, vinculaci¨®n y compromiso aumentaban conforme por edad asum¨ªa y comprend¨ªa mejor la importancia de su labor; al tiempo que aprend¨ªa de los Premiados lecciones para la vida y para mi trabajo. He podido constatar asimismo con gran satisfacci¨®n que, en la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, se reconoce un elemento relevante del gran patrimonio cultural de Espa?a y de su proyecci¨®n internacional. Dos vertientes que expresan con claridad el crecimiento de su apoyo social, de su madurez y su arraigo y de su prestigio.

El nacimiento y el importante desarrollo de la Fundaci¨®n se vieron alentados por la din¨¢mica de modernizaci¨®n, estabilidad y progreso sin precedentes que nos ha proporcionado en Espa?a el marco de convivencia en democracia y libertad que asegura nuestra Constituci¨®n.

Destaca el impulso permanente de las autoridades del Principado de Asturias, as¨ª como la ayuda de la Administraci¨®n General del Estado, de los Patronos y otras entidades de la sociedad civil que interpretan as¨ª el sentir de una amplia mayor¨ªa de nuestros ciudadanos.

Asturias, como bien sabemos, ha sabido hacer de su rica historia un motor de modernidad; de su cultura, de su paisaje, de sus deportes y de su gastronom¨ªa, una raz¨®n de leg¨ªtimo orgullo para todos los espa?oles; y de su hospitalidad, el fundamento de su relaci¨®n con los dem¨¢s, que deja una huella permanente de afecto y agradecimiento. Todo un conjunto de cualidades que marcan el trabajo de la Fundaci¨®n y la Ceremonia de entrega de Premios en Oviedo. A Asturias y a todos los asturianos dirijo mi afecto y mi gratitud.

En los Premios, en todos los premios, se mezclan asimismo muchas vivencias personales, tambi¨¦n algunas m¨ªas, desde aquel 24 de septiembre de 1980 en que, como Heredero de la Corona, asist¨ª en Oviedo a la constituci¨®n de la Fundaci¨®n Pr¨ªncipe de Asturias, acompa?ado por los Reyes. Un Acto en el que empec¨¦ a comprender hasta qu¨¦ punto la Corona promueve los anhelos, las esperanzas y los empe?os de cuantos luchan por lograr una obra acabada y bien hecha, que a todos nos sirva de referencia. Hoy no puedo sino ratificarme en aquellas primeras percepciones, que me llevan a manifestar una vez m¨¢s mi homenaje de respeto y cari?o a S. M. el Rey, por su ense?anza, su impulso y su decidida voluntad de hacer del m¨¦rito personal y colectivo un factor determinante del progreso de Espa?a.

Sin duda, entre los muchos momentos con relieve propio, vividos con ocasi¨®n de la entrega de los Premios, destaca la ceremonia del a?o 2004, en la que por primera vez me acompa?aba la Princesa de Asturias, unida a m¨ª desde nuestro matrimonio en el ilusionado af¨¢n de servicio a Espa?a. Retengo con especial emoci¨®n y agradecimiento el c¨¢lido aplauso con que los asistentes quisieron recibir a la Princesa, en su tierra asturiana.

He preferido dejar para este momento un recuerdo que los lectores, sin duda, reconocer¨¢n. Entre los constantes e importantes respaldos con que cuentan los Premios, destaca el de S. M. la Reina, que ha tenido la amable atenci¨®n de asistir cada a?o a la bien conocida Ceremonia en el Teatro Campoamor. Deseo dirigirle desde estas p¨¢ginas toda mi gratitud, que se suma a la de cuantos han colaborado en hacer realidad tan f¨¦rtil iniciativa.

El n¨²cleo ¨²ltimo del esp¨ªritu de la Fundaci¨®n y de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias es para m¨ª, necesariamente, de servicio. De servicio a Espa?a, a los espa?oles y a nuestra presencia en el mundo.

Jos¨¦ Hierro afirmaba en su discurso de recepci¨®n del Premio que "despu¨¦s de dar las gracias al Jurado, a la Fundaci¨®n y a los hombres de una tierra que hacen posible una hermosa aventura cultural, se hace necesario dar las gracias al aire. El aire, apart¨¢ndonos ya del resbaladizo terreno de la met¨¢fora y las alegor¨ªas, se llama libertad, la libertad preciosa de nuestro cl¨¢sico: el aire que tenemos que respirar cuantos creamos".

Crear, superarse, promover la concordia, fomentar la solidaridad y el esp¨ªritu de servicio. Y todo ello, en libertad. As¨ª puedo definir, en s¨ªntesis apretada, estos primeros XXV a?os de existencia de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias. Ese es tambi¨¦n el sustrato de la ilusi¨®n con la que abordamos su presente y afrontamos su futuro.