La larga marcha de Corea
Con su prueba nuclear, el oscuro r¨¦gimen de Pyongyang culmina medio siglo de tensiones e investigaci¨®n at¨®mica con apoyos temporales de Rusia, China y Pakist¨¢n
La prueba nuclear que Corea del Norte el pasado lunes ha reavivado la amenaza at¨®mica 53 a?os despu¨¦s del fin de la guerra en la pen¨ªnsula asi¨¢tica. El 29 de noviembre de 1952 el republicano Dwight D. Eisenhower, presidente electo de Estados Unidos, viaj¨® a Corea para ver qu¨¦ se pod¨ªa hacer para acabar con la sangr¨ªa del conflicto (1950-1953). Cumpli¨® as¨ª una promesa que hab¨ªa hecho durante la campa?a electoral, en la cual se hab¨ªa comprometido a poner fin al conflicto. Las negociaciones para firmar una tregua, que se hab¨ªan roto en octubre de ese a?o, fueron reanudadas en abril de 1953, y el 27 de julio se logr¨® un armisticio. Para llegar a ¨¦l, Eisenhower amenaz¨® con lanzar una bomba at¨®mica, como a?os antes, en 1945, hab¨ªa hecho su predecesor, Harry S. Truman, en dos ocasiones sobre Jap¨®n -Hiroshima y Nagasaki- causando m¨¢s de 210.000 muertos.
EE UU instal¨® armas at¨®micas en Corea del Sur en 1958, y a¨²n tiene all¨ª 29.500 soldados
Los cient¨ªficos calculan que Pyongyang tiene plutonio para fabricar entre 4 y 13 bombas
Cuando se firm¨® la tregua, la l¨ªnea del frente part¨ªa la pen¨ªnsula coreana en dos, en las proximidades del paralelo 38. Y, a ambos lados de ¨¦l, se estableci¨® la llamada zona desmilitarizada, que hoy sigue existiendo, ya que nunca se sell¨® un tratado de paz. Alrededor de dos millones de coreanos, 600.000 chinos, 37.000 estadounidenses, y 3.000 brit¨¢nicos, turcos y otros integrantes de las fuerzas de Naciones Unidas, fallecieron en el conflicto que, oscurecido por los desastres de la II Guerra Mundial y la de Vietnam, es conocido como la guerra olvidada.
La amenaza nuclear puso fin a la lucha entre el Norte, apoyado por China y la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y el Sur, por Estados Unidos. Pero medio siglo despu¨¦s de aquella guerra inconclusa, el fantasma at¨®mico sigue sobrevolando la pen¨ªnsula, y, por extensi¨®n, el noreste de Asia.
Si en 1953 fue Washington quien dispon¨ªa del arma definitiva, ahora Corea del Norte parece haber entrado en el club de los pa¨ªses con armamento at¨®mico, tras la supuesta prueba realizada el lunes pasado. Se ha sumado as¨ª a EE UU, Rusia, China, Francia, Reino Unido, India, Pakist¨¢n e Israel, aunque este ¨²ltimo pa¨ªs nunca ha admitido que tenga la bomba.
?C¨®mo ha llegado la situaci¨®n hasta aqu¨ª? "Es una combinaci¨®n de muchos factores: 60 a?os de amenazas a Pyongyang con armas nucleares, la divisi¨®n de la pen¨ªnsula, China y la Uni¨®n Sovi¨¦tica protegiendo a Corea del Norte durante a?os y suministr¨¢ndole conocimiento y material para lograr armas de destrucci¨®n masiva, la existencia de un r¨¦gimen comunista en el Norte, el fracaso de las otras potencias nucleares para formular y emprender un plan exhaustivo de desarme at¨®mico, y un r¨¦gimen internacional de no proliferaci¨®n que no ha logrado conseguir los recursos y el poder que necesita para ser capaz de imponer la no proliferaci¨®n", explica Hans M. Kristensen, de nacionalidad danesa, director del Proyecto de Informaci¨®n Nuclear, en la Federaci¨®n de Cient¨ªficos de EE UU.
La firma del alto en fuego en Panmunjon aquel 27 de julio de 1953 marc¨® el inicio de lo que ser¨ªa la larga b¨²squeda por parte de Pyongyang de la misma arma por la que tuvo que doblegarse. Tras el armisticio, las fuerzas estadounidenses se quedaron en Corea del Sur, donde a¨²n tienen 29.500 soldados, y, en 1958, comenzaron a instalar varios tipos de armas at¨®micas, con nombres como Honest John. Fueron a?os en los que Estados Unidos multiplic¨® el despliegue nuclear por todo el mundo, principalmente en Alemania Occidental y en sus bases de Okinawa (Jap¨®n) y Guam, pero tambi¨¦n en Taiwan, Italia o Espa?a. A menudo, sin el conocimiento del pa¨ªs anfitri¨®n.
El arsenal at¨®mico alcanz¨® su m¨¢ximo en Corea del Sur en 1967, con aproximadamente 950 cabezas de ocho tipos. A mediados de la d¨¦cada de 1980, el n¨²mero de cabezas descendi¨® a 150, y, en oto?o de 1991, sin anuncio p¨²blico, el presidente estadounidense, George Bush, padre del actual presidente, orden¨® que fueran retiradas todas, lo cual fue finalizado ese mismo a?o. Pyongyang, sin embargo, ha acusado a Washington de tener a¨²n alrededor de 1.000 armas nucleares en el Sur.
La amenaza de un ataque at¨®mico, tanto durante como despu¨¦s de la guerra, fue, seg¨²n los analistas pol¨ªticos, una de las razones que llev¨® a Kim Il Sung -l¨ªder de Corea del Norte desde la partici¨®n de la pen¨ªnsula en 1948 hasta su muerte en 1994 y padre del actual dirigente, Kim Jong Il- a lanzar su propio programa nuclear. Lo inici¨® en los a?os cincuenta, con la ayuda de la URSS, y durante las siguientes d¨¦cadas Pek¨ªn le suministr¨® diferentes apoyos. La doctrina oficial del pa¨ªs, la ideolog¨ªa juche, defiende la autosuficiencia, y Kim Il Sung se cuestionaba la credibilidad de sus alianzas con China y la URSS.
En 1959, Pyongyang y Mosc¨² firmaron un acuerdo sobre el uso pac¨ªfico de la energ¨ªa at¨®mica, que inclu¨ªa asistencia para construir un complejo de investigaci¨®n nuclear en Yongbyon, unos 100 kil¨®metros al norte de la capital norcoreana. El programa pareci¨® comenzar como de uso pac¨ªfico, pero, seg¨²n el Centro de Estudios para la No Proliferaci¨®n del Instituto Monterrey de Estudios Internacionales, en California, "fueran cuales fueran las intenciones originales de Kim Il Sung, la crisis de los misiles en Cuba pudo impulsarle a dotarse de un programa de armas at¨®micas".
Pakist¨¢n puede haber jugado tambi¨¦n un papel en el avance nuclear norcoreano. Seg¨²n algunas informaciones, en la segunda mitad de los noventa, el cient¨ªfico Abdul Qadeer Khan, padre del programa at¨®mico paquistan¨ª, suministr¨® equipos para uranio enriquecido y, quiz¨¢s, incluso cabezas nucleares a Pyongyang. En febrero de 2004, Khan reconoci¨® que hab¨ªa participado extensamente en la proliferaci¨®n nuclear.
En 1994, durante el mandato de Bill Clinton, Washington y Pyongyang alcanzaron un acuerdo por el cual el Norte paraliz¨® su programa at¨®mico, basado en plutonio, a cambio de la construcci¨®n de dos reactores de agua ligera para generar electricidad, ayuda petrol¨ªfera y garant¨ªas de que no sufrir¨ªa un ataque nuclear. Pero EE UU acus¨® a Corea del Norte de no permitir a los inspectores verificar sus actividades, y Pyongyang se quej¨® del continuo retraso en la construcci¨®n de los dos reactores civiles.
La crisis estall¨® en octubre de 2002, cuando la Administraci¨®n de Bush hijo -que hab¨ªa incluido a Corea del Norte, Ir¨¢n e Irak, en el "eje del mal"- acus¨® al Gobierno de Kim Jong Il de mantener un programa secreto de enriquecimiento de uranio. Corea del Norte neg¨® tenerlo y acto seguido, Bush orden¨® la suspensi¨®n de los env¨ªos de petr¨®leo. Kim respondi¨® expulsando a los inspectores internacionales, poniendo en marcha sus instalaciones, y abandonando el Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP).
Inicialmente, Pyongyang dijo que hab¨ªa arrancado los reactores para generar electricidad, pero en febrero de 2005 asegur¨® que hab¨ªa fabricado armas nucleares. Al tiempo, ha realizado en varias ocasiones pruebas de misiles bal¨ªsticos, algunos de largo alcance. Programas, ambos, que han supuesto un enorme coste para la ruinosa econom¨ªa del pa¨ªs m¨¢s aislado del mundo. Corea del Norte ha pedido negociar bilateralmente con Estados Unidos, que se niega porque dice que ya lo hizo en el pasado (acuerdo de 1994) y no sirvi¨®. Las conversaciones a seis bandas, que desde 2003 organiza China, y que tambi¨¦n incluyen a Corea del Sur, Rusia y Jap¨®n, han servido de poco, y est¨¢n paralizadas desde noviembre del a?o pasado.
La prueba nuclear ha marcado un antes y un despu¨¦s. "Tenemos que pensar si Corea del Norte ha cambiado de t¨¢ctica, aunque su objetivo sigue siendo el mismo, que es mantener negociaciones bilaterales con EE UU y recibir garant¨ªas de supervivencia para el r¨¦gimen", afirma Nobu Akiyama, especialista en no proliferaci¨®n en el Instituto de Asuntos Internacionales de Jap¨®n, organismo ligado al Ministerio de Exteriores.
Los cient¨ªficos occidentales calculan que Pyongyang tiene actualmente plutonio para fabricar entre 4 y 13 bombas nucleares; y que para 2008, la capacidad podr¨ªa llegar a entre 8 y 17. La CIA asegura que ya tiene una o dos bombas at¨®micas. Pero los expertos creen que, de momento, no posee capacidad para fabricar una lo suficientemente peque?a para colocarla en un misil.
El agravamiento de la crisis corre el riesgo de desencadenar una carrera nuclear en todo el mundo, pero algunos expertos piensan que el mayor riesgo es que Corea del Norte pueda proporcionar plutonio, uranio enriquecido o bombas nucleares completas a otros pa¨ªses o grupos terroristas. Un negocio m¨¢s lucrativo que los misiles y tecnolog¨ªa relacionada que ha vendido en el pasado a Ir¨¢n, Yemen, Siria, Egipto o Pakist¨¢n.
?C¨®mo resolver la crisis? "Ambas partes tienen que rebajar el tono, y dejar de competir para ver qui¨¦n es m¨¢s duro. Corea del Norte no responde a la presi¨®n y no va a dejarse impresionar si EE UU lidera de nuevo una coalici¨®n internacional", dice Kristensen, que fue asesor del Ministerio de Defensa de Dinamarca. "La mayor esperanza es que China y Rusia cambien su actitud e intenten convencer a Pyongyang de que modifique sus formas. Pero tengo mis dudas de que los chinos, en particular, adopten una pol¨ªtica m¨¢s dura. En cierto modo, la presi¨®n est¨¢ m¨¢s del lado chino que del de Corea del Norte", a?ade.
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