Bombas o reg¨ªmenes
Israel sabe que las armas nucleares son su baza en ¨²ltima instancia para garantizar su existencia. Los ayatol¨¢s iran¨ªes, en un pa¨ªs rodeado de potencias nucleares y que ha sido atacado con armas qu¨ªmicas, tambi¨¦n buscan garant¨ªas existenciales no s¨®lo como Estado, sino como r¨¦gimen. Y ah¨ª puede estar un gran error de EE UU: haber intentado a la vez evitar que Corea del Norte e Ir¨¢n se dotaran de armas nucleares y provocar un cambio de sus reg¨ªmenes pol¨ªticos, cuando lo m¨¢s importante para el resto es que no tengan la bomba.
En Corea del Norte, EE UU -en un grave rev¨¦s, que tambi¨¦n lo es para China- ha conseguido lo contrario: un r¨¦gimen reforzado gracias al anuncio de su prueba nuclear. En parte se debe a que EE UU (entonces con Clinton) le dio los medios a Corea del Norte, y luego la dej¨® sin control para fabricar el material fisible cuando ¨¦sta se sali¨® en 2003 del Tratado de No Proliferaci¨®n de Armas Nucleares (TNP, de 1968). ?se es el segundo gran error estrat¨¦gico y debe servir de lecci¨®n para Ir¨¢n y otros: mejor, incluso a las malas, con cierto control dentro del TNP que fuera. El tercero fue el aislamiento diplom¨¢tico.
Pese a Israel, Pakist¨¢n, India, el TNP y su r¨¦gimen asociado no ha funcionado tan mal. Cuando Kennedy lo empez¨® a lanzar en los sesenta, pensaba que en 20 a?os el mundo tendr¨ªa de 20 a 25 potencias nucleares. Son s¨®lo ocho, m¨¢s la anunciada Corea del Norte. La Sur¨¢frica del apartheid persigui¨® el arma at¨®mica (y se sospecha que hizo una prueba), como forma de preservar el r¨¦gimen, y tras su ca¨ªda, renunci¨® a ella. Ucrania y otros pa¨ªses de la ex URSS, heredaron armas nucleares y capacidad de fabricarlas, y, sin embargo, renunciaron a ellas (gracias a un buen programa americano). A¨²n no es demasiado tarde para que Pyongyang acabe dando marcha atr¨¢s. Pero no se lograr¨¢ interrumpiendo la ayuda alimentaria y haciendo sufrir a¨²n m¨¢s a la poblaci¨®n.
Espa?a sigue con atenci¨®n todos estos casos, preocupada no por amenazas a su existencia, sino porque la proliferaci¨®n de estas armas pueda extenderse al Mediterr¨¢neo. El riesgo es real. De no remediarse, la proliferaci¨®n de armas nucleares y su eventual uso por Estados o grupos terroristas, puede convertirse en la pesadilla del siglo. Y no s¨®lo porque puedan brotar otras Corea del Norte, algo improbable, sino porque se va a multiplicar la producci¨®n de energ¨ªa nuclear civil en el mundo, por razones econ¨®micas y ambientales y con ella, la tentaci¨®n de usarla para fines militares. Hasta Egipto le est¨¢ saliendo mal a EE UU, al proclamar el Gobierno de Mubarak su deseo de construir una central at¨®mica para hacer frente a la falta y carest¨ªa de la energ¨ªa derivada del aumento de la demanda de petr¨®leo en el mundo entero. Actualmente hay 441 centrales en 31 pa¨ªses. Se est¨¢n construyendo o planeando un centenar m¨¢s, casi todas en Asia. Algunas de estas centrales pueden llevar a fabricar uranio enriquecido susceptible de ser utilizado para fabricar armas nucleares.
Una buena forma de controlar esta situaci¨®n ser¨ªa internacionalizando el control del ciclo del combustible. Control no significa propiedad, ni quedarse fuera del negocio y los avances tecnol¨®gicos. Lo podr¨ªa hacer una o varias empresas multinacionales, eso s¨ª, supervisadas por el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA, con sede en Viena). Los pa¨ªses recibir¨ªan el combustible utilizable, pero luego entregar¨ªan los residuos para su dep¨®sito o reciclaje. Pero para que fuera cre¨ªble, todos los pa¨ªses deber¨ªan someterse a este control, de EE UU, a Rusia y China, adem¨¢s de Israel. Ideas sobre esta internacionalizaci¨®n del ciclo han sido barajadas por el propio director del OIEA, Mohamed el Baradei, y varios pol¨ªticos internacionales. Ante el fracaso norcoreano puede haber la tentaci¨®n, especialmente desde EE UU, de debilitar el TNP y el OIEA. Lo que se requiere es lo contrario: reforzarlos y construir un nuevo r¨¦gimen internacional para el combustible. Pero hay que creer en ello. aortega@elpais.es
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