Intolerancia fascista
Los comportamientos fascistas, donde quiera que se generen, hay que empezar a llamarlos por su nombre. No son tiempos de tibiezas. Hay actitudes que minan las bases del Estado de Derecho y de nuestra convivencia. No cabe mirar para otro lado ni confiar que escampe con el tiempo. Hay que comprometerse y rechazar de manera tajante aquellas actitudes que dificulten o hagan imposible la convivencia. La raz¨®n es bien sencilla. Las agresiones son agresiones contra todos. No solo de aquellos que m¨¢s directamente las sufren. Uno de estos comportamientos ha tenido lugar en Andaluc¨ªa. El presidente fundador del PP ha tenido que aguantar que un grupo de energ¨²menos le gritaran "fascista" y le llamaran "asesino". La conferencia que impart¨ªa en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas de Granada tuvo que interrumpirse, y cambiar de lugar para que se desarrollara con normalidad. Son comportamientos que no est¨¢n amparados por el derecho a la libertad de expresi¨®n. La Constituci¨®n no concede el derecho al insulto. El presidente fundador de un partido pol¨ªtico democr¨¢tico, como es el PP, no puede ver cercenado su derecho a expresarse libremente en el Estado. Aquellos que le gritan y le impiden ejercitar sus derechos en una sociedad libre se transforman en lo mismo que denuncian. M¨¢s a¨²n cuando pertenecen a la Universidad, y lejos de respetarla como instrumento de expresi¨®n y de di¨¢logo, la utilizan para fines bien distintos. Dec¨ªa Ortega que si el ¨®rgano de guerra es, en apariencia, el Ej¨¦rcito, la Universidad es, sin disputa, el ¨®rgano de la paz. Es algo, por lo visto, de lo que a¨²n no se han enterado estos individuos y de lo que se ha enterado, a¨²n menos, el secretario del Sindicato de Estudiantes y Juventudes Comunistas de la Universidad. No solo no condena estos comportamientos sino que aplaude. Responsabiliza a la v¨ªctima. No a los agresores.
Una confusi¨®n que no se da en las fuerzas pol¨ªticas. La condena ha sido un¨¢nime. El presidente de la Junta ha sido tajante: "los insultos a Manuel Fraga son una muestra de intolerancia y una actitud antidemocr¨¢tica". La claridad de sus manifestaciones no deja duda sobre lo que piensa de estos actos, de quienes los fomentan y los cometen. De ah¨ª que no se pueda comprender que, ante la firmeza de estas condenas, Antonio Granados, que es el portavoz del PP en Granada, responsabilice al gobierno de Zapatero de estos actos; que responsabilice al PSOE de una comportamiento dirigido a dejar aislado al grupo popular.
El grupo popular, y no cabe llamarse a enga?os, est¨¢ donde est¨¢ por meritos propios. Su aislamiento es suyo. Lo es a nivel del Estado; lo es a nivel de esta Comunidad. Est¨¢ atrincherado. No quiere apartarse de su estrategia de oposici¨®n. Busca el desgaste sin m¨¢s. No tiene, al menos no lo est¨¢ dando a conocer, un programa pol¨ªtico atractivo para los ciudadanos. ?nicamente tiene un mensaje: el responsable de todos los males es el gobierno de Zapatero y el PSOE. Ni siquiera ante hechos como los de Granada, en los que se sabe de sus autores y de sus responsables, cambia el discurso. No. Lo que diga o haga el secretario de este sindicato no interesa, aunque lo que diga y lo que haga constituya un ataque a las bases de la democracia y de la convivencia. No obstante, no es lo que m¨¢s me interesa destacar, all¨¢ cada uno con sus estrategias aunque la que se est¨¢ siguiendo ponga a m¨¢s de uno con el culo al aire ya que rojo -eso s¨ª de verg¨¹enza- no parece que vayan a poner.
En fin que, tal vez, cuando estos comportamientos fascistas sean condenados un¨¢nimemente, sin servirse de ellos, puede que sus autores, sabedores de la ineficacia de sus actos, dejen de emplear unos modos que lejos de potenciar sus actos, solo les marginan. Sin embargo, para que sea as¨ª, es necesario que todas las fuerzas democr¨¢ticas, sin distinci¨®n, hagan un pronunciamiento sin fisuras en lo que a las reglas de convivencia y democr¨¢ticas se refiere. En cualquier caso, no est¨¢ de m¨¢s recordar a estas personas revienta-democracias que los tiempos de los "grises", que entraban a caballo o en mulo en la Universidad e imped¨ªan la libertad en toda su extensi¨®n, pasaron y no se quieren volver a recuperar.
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