Biograf¨ªa edulcorada

Pocas cosas hay tan parecidas entre s¨ª como este filme Copying Beethoven y la anterior incursi¨®n de su autora, la cineasta polaca Agnieszka Holland, en el siglo XIX, aquella nefasta Vidas al l¨ªmite, en la que propon¨ªa una posible radiograf¨ªa de las relaciones tumultuosas entre Paul Verlaine y Arthur Rimbaud.

Como en aquella pel¨ªcula, en esta ocasi¨®n tambi¨¦n campa el exceso, los gestos incomprensibles (?esa salida a hombros de Beethoven, que parece sacada de un manual del hincha futbol¨ªstico!) y un acercamiento, digamos, ortodoxo a la personalidad de un genio en la pantalla: incomprendido por su tiempo, ¨¢spero, mis¨¢ntropo, pero, eso s¨ª, creando s¨®lo para la posteridad. Y sin entrar en otros terrenos espinosos: v¨¦ase la relaci¨®n con el sobrino Karl.

Nada de esto falta aqu¨ª; y si acaso, los excesos de puesta en escena (una copia de lo peor del estilo del maestro de Holland, Andrzej Wajda) quedan parcialmente paliados por los dos aspectos m¨¢s sobresalientes de la funci¨®n. En uno, Holland tiene poco que ver: la genialidad de la m¨²sica del compositor alem¨¢n; en el otro, hay que reconocerle el m¨¦rito de haber elegido a Ed Harris y de la direcci¨®n de actores.

Y no es poca la capacidad de un gran Ed Harris de transmutarse en Beethoven: su personaje es de los que cualquier actor agradece, y ¨¦l le saca todo el partido. No le va a la zaga la estupenda Diane Kruger/Anna Holtz; y eso, unido a algunos toques de aggiornamento perfectamente compatibles (Holtz parece en ocasiones una mujer de hoy mismo), hacen la pel¨ªcula por lo menos m¨¢s soportable que Vidas al l¨ªmite: no es poco.