En busca de Pablo
El choque entre el cristianismo de Pablo de Tarso -primero jud¨ªo ferviente, despu¨¦s perseguidor de los cristianos, m¨¢s tarde ap¨®stol de Jesucristo- y el Imperio romano -quiz¨¢ la mayor civilizaci¨®n preindustrial de entonces- es el tema de este sugerente libro, escrito por Jonathan L. Reed, una de las mayores autoridades en arqueolog¨ªa palestinense del siglo I, y John D. Crossan, prestigioso investigador sobre el Jes¨²s hist¨®rico y el nacimiento del cristianismo.
Los autores muestran que el punto de fricci¨®n entre el Imperio romano y Pablo de Tarso radicaba en la distinta forma de entender la paz. El principio por el que se reg¨ªa el primero era "paz mediante la victoria y el sometimiento"; el principio de la cosmovisi¨®n paulina era "paz mediante la justicia" o, mejor, alianza, no violencia, paz y justicia. La oposici¨®n de Pablo al Imperio se basaba en su negativa a reconocer al C¨¦sar como Dios, Hijo de Dios, Salvador y Redentor del Mundo. La teolog¨ªa del ap¨®stol Pablo se encuentra en las ant¨ªpodas de la teolog¨ªa del Imperio, que era "el n¨²cleo ideol¨®gico del poder imperial" y "el coraz¨®n teol¨®gico del dominio universal romano" (p¨¢gina 25). Pablo se comporta como un iconoclasta del C¨¦sar, y ello en su calidad de cristiano y de ciudadano del Imperio. Lo que resulta provocador, subversivo, revolucionario.
EN BUSCA DE PABLO: EL IMPERIO DE ROMA Y EL REINO DE DIOS FRENTE A FRENTE
John Domini Crossan y Jonathan L. Reed
Traducci¨®n de Jos¨¦ Pedro Tosaus Abad¨ªa
Verbo Divino
Estella (Navarra), 2006
562 p¨¢ginas. 43,50 euros
Revolucionaria era tambi¨¦n para su tiempo, subrayan Reed y Crossan, la idea paulina de igualdad de todos los creyentes dentro de la comunidad cristiana, independientemente de su cultura, de su sexo, de su estatus social: "Todos sois uno en Cristo -dice Pablo en la carta a los G¨¢latas-. Ya no hay jud¨ªo ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer". (G¨¢l 3,26). Sin embargo, en otras cartas se encuentran textos patriarcales. Por ejemplo, la primera Carta a los Corintios (14,33-36) ordena a las mujeres que se callen en la asamblea cristiana, que se muestren sumisas y, si quieren alguna explicaci¨®n, que pregunten a sus maridos en casa. La primera Carta a Timoteo (2,8-15) proh¨ªbe a las mujeres ense?ar e imponerse a los hombres y les asigna la funci¨®n de la maternidad como condici¨®n necesaria para salvarse. ?C¨®mo se explica esta dualidad? En el primer caso se trata de una interpolaci¨®n de un seguidor de Pablo. En el segundo estamos ante una obra que no es de autor¨ªa paulina. Se elimina as¨ª muy pronto la autoridad de las mujeres y se sustituye la igualdad paulina por la desigualdad antipaulina.
En medio de la proliferaci¨®n
de estudios sobre Pablo de Tarso en los ¨²ltimos a?os, la originalidad de este libro radica en la capacidad de integrar dos disciplinas no siempre armonizadas, la arqueolog¨ªa y la ex¨¦gesis, y de relacionar los tres mundos en los que se movi¨® el ap¨®stol de los gentiles: el Imperio romano, del que era ciudadano; el juda¨ªsmo, religi¨®n en la que se form¨®, y el cristianismo, al que se convirti¨® siendo adulto.
Como reconocen los propios autores, ambos norteamericanos, la cuesti¨®n que puede leerse entre l¨ªneas (y a veces en el propio texto) es si, conforme a la teolog¨ªa de Pablo, Estados Unidos, la mayor civilizaci¨®n posindustrial del mundo, puede ser cristiano.
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