Los esfuerzos franceses para abolir la historia
?D¨®nde est¨¢ Voltaire cuando le necesitamos? La decisi¨®n de los miembros de la Asamblea Nacional francesa de legislar sobre la historia de las matanzas de armenios de 1915-1916 merecer¨ªa el desprecio, la s¨¢tira y la burla del mayor defensor de la libertad de expresi¨®n que jam¨¢s haya tenido Francia. No puedo creer que la patria de Voltaire, Hugo, Zola y Sartre haya decidido intentar controlar lo que se escribe sobre la historia.
Por desgracia, Voltaire est¨¢ muerto y su esp¨ªritu se va extinguiendo poco a poco, a medida que la libertad de expresi¨®n se ve sustituida por el derecho a no ser insultado ni herido. Los pol¨ªticos turcos que tanto desean, ellos tambi¨¦n, dictar c¨®mo se cuentan las matanzas de Armenia, deben de estar abriendo botellas de champ¨¢n ahora que ven que hay otros pol¨ªticos convencidos de que pueden controlar la historia.
Hablemos claro. Lo que les ocurri¨® a un mill¨®n o m¨¢s de armenios en los ¨²ltimos d¨ªas del Imperio Otomano, coincidiendo con los cambios trascendentales que entonces se produjeron en el panorama pol¨ªtico de la regi¨®n, fue un crimen atroz. Est¨¢ a la altura de otros cr¨ªmenes atroces del siglo XX como el exterminio de los kulaks de Ucrania organizado por Stalin, el asesinato, en los a?os cincuenta, de millones de chinos a los que Mao dej¨® morir deliberadamente de hambre, o -algo que en Francia hay que mencionar en voz baja- la muerte de decenas de miles de personas en Madagascar y Argelia a manos de soldados franceses. Y pueden a?adirse muchos m¨¢s casos.
?Fue genocidio? La palabra se ha devaluado; en los ¨²ltimos tiempos, pr¨¢cticamente cualquier suceso en el que mueren personas inocentes parece merecer autom¨¢ticamente la etiqueta de "genocidio". Las brutalidades de Milosevic en los Balcanes, los palestinos muertos a manos de los israel¨ªes, las horribles guerras religiosas, ¨¦tnicas y tribales de ?frica... todo se califica de "genocidio" como si, al usar este formidable t¨¦rmino, las muertes de los inocentes tuvieran m¨¢s categor¨ªa.
Pero lo que no son ni la tragedia armenia ni ninguno de los otros asesinatos en masa es el equivalente de la Shoah, los cinco a?os de traslado organizado de modo industrial y profesional de jud¨ªos de numerosos pa¨ªses europeos, para someterlos a un proceso de exterminio premeditado, cient¨ªfico y de alta tecnolog¨ªa. Negar el Holocausto es una estratagema actual deliberada de quienes odian a los jud¨ªos para iniciar el proceso de devolver Europa a un pasado que comienza con chistes antisemitas y termina en c¨¢maras de gas.
Poco importa que el desastre que sufrieron los armenios se califique de genocidio o no. No son los Estados ni los Parlamentos los que deben asignar definiciones a lo que ocurri¨® en el pasado. Eso corresponde a los historiadores y a un profundo conocimiento de la cultura.
Los turcos son tan insensatos como los franceses cuando pretenden que los pol¨ªticos de hoy definan los sucesos del ayer. El a?o pasado, unos ultranacionalistas me atacaron en Turqu¨ªa cuando fui all¨ª a presenciar el juicio de Orhan Pamuk, el nuevo Premio Nobel, que hab¨ªa dicho que era preciso hablar p¨²blicamente sobre las matanzas de armenios. Las leyes turcas permiten abrir causas civiles y penales contra los escritores y periodistas que tratan de examinar el pasado de Turqu¨ªa sin restricciones sobre lo que pueda decirse.
Ahora, el Parlamento franc¨¦s ha aprobado su propia versi¨®n de ese tipo de leyes. Yo suelo aparecer con frecuencia en la radio y la televisi¨®n francesas. Si ahora digo que no creo que las muertes de 1915 merezcan el t¨¦rmino de "genocidio", ?vendr¨¢ la polic¨ªa a detenerme? Cuando el pol¨ªtico y parlamentario laborista brit¨¢nico Michael Foot viv¨ªa en Par¨ªs, en 1958, escribi¨® un art¨ªculo en el que criticaba el comportamiento del entonces presidente, Ren¨¦ Coty. Le expulsaron de Francia por el delito de insultar al jefe del Estado franc¨¦s.
Cincuenta a?os m¨¢s tarde, Francia declara hoy que cualquier ciudadano europeo que diga que "genocidio" no es el t¨¦rmino apropiado para calificar las matanzas armenias se arriesgar¨¢ a ser castigado con arreglo a las leyes francesas. ?C¨®mo es posible que Europa se comporte como su peor enemigo? El intelectual musulm¨¢n Tariq Ramad¨¢n salt¨® a la fama por primera vez en su Ginebra natal, al tratar de impedir la representaci¨®n de una obra de Voltaire en 1992, en el bicentenario de su muerte. Aquello fue, como la fatua contra Salman Rushdie, el inicio de un ataque prolongado contra la libertad intelectual y art¨ªstica del que Europa lleva varios a?os defendi¨¦ndose.
Que el Parlamento franc¨¦s se haya unido a los enemigos de la libertad con este intento de controlar la historia no es una tragedia. Es una farsa de la que hay que re¨ªrse con desprecio. En un momento en el que Europa deber¨ªa estar defendiendo la libertad de expresi¨®n, resulta dif¨ªcil creer que unos pol¨ªticos europeos traten de convertirla en delito. Vivimos tiempos extra?os.
Denis MacShane es parlamentario laborista y fue ministro para Europa. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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