Putin critica la corrupci¨®n de los alcaldes espa?oles
El presidente arremete contra los l¨ªderes de la UE ante sus cr¨ªticas por el deterioro de los derechos humanos en Rusia
Eran las 19.45 horas del viernes. Tres grados sobre cero. Noche cerrada. Los l¨ªderes europeos entran en procesi¨®n en el Auditorio Sibelius, a orillas del lago Vesijarvi. Un bello edificio de madera levantado en memoria del compositor y patriota finland¨¦s. El poderoso presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, es el invitado de honor en la cena de esa noche. Se trataba de convencerle de las ventajas de alcanzar un acuerdo con Mosc¨² que garantice el suministro de energ¨ªa. Europa est¨¢ en manos de Rusia, que le proporciona una cuarta parte de su gas y petr¨®leo y la dependencia crece cada d¨ªa. La cita acab¨® mal. Putin no encaj¨® nada bien las cr¨ªticas de los dirigentes europeos por el deterioro de los derechos humanos en Rusia y las devolvi¨® sin contemplaciones. El presidente ruso replic¨® que Espa?a no ten¨ªa nada que decirle ya que ten¨ªa a varios alcaldes imputados por "corrupci¨®n" y que la mafia no era de origen ruso, sino italiano.
El presidente ruso dijo que la "mafia" naci¨® en Italia, lo que dej¨® sin palabras a Prodi
Para Putin, Espa?a no tiene nada que decirle, ya que tiene alcaldes presos por "corrupci¨®n"
El momento elegido no fue el mejor. El encuentro se produjo en pleno enfriamiento de las relaciones. La cancelaci¨®n de licencias de explotaci¨®n a empresas y los esc¨¢ndalos por violaciones de derechos humanos se multiplican en Rusia. Para colmo, la v¨ªspera Putin dej¨® estupefactos a muchos al mostrar su admiraci¨®n por la conducta de su hom¨®logo israel¨ª, Moshe Katsav, acusado de violar y acosar colaboradoras.
El encuentro comenz¨® en buen tono. Pero, con los ¨¢nimos ya encendidos por las esperadas cr¨ªticas de los pa¨ªses b¨¢lticos a su presencia en la cena, fue el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, quien dio la puntilla. Sus palabras comenzaron cargadas de sarcasmo: "Hemos de agradecer al se?or Putin que cerrara temporalmente el grifo a Ucrania, el pasado enero, porque gracias a esto estamos aqu¨ª discutiendo de pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n", seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas. Expres¨® la preocupaci¨®n de los ciudadanos europeos por la devaluaci¨®n de los derechos humanos en Rusia. Le record¨® que el Parlamento Europeo dedic¨® un minuto de silencio por el asesinato de Politkovskaya, y mencion¨® las dificultades que padecen la oposici¨®n y las ONG en Rusia. El presidente de la Euroc¨¢mara razon¨® su inquietud. "Sacamos petr¨®leo de pa¨ªses peores que el suyo, pero nuestra preocupaci¨®n es que con ustedes queremos asociarnos y ello exige compartir unos valores". Borrell acab¨® su intervenci¨®n invitando a Putin a visitar la Euroc¨¢mara.
La intervenci¨®n de Borrell excit¨® a Putin y empez¨® la gresca. Putin cambi¨® el gesto y comenz¨® a barruntar el contraataque, una t¨¢ctica conocida del l¨ªder ruso: el ataque como defensa. Putin contraatac¨® primero en clave espa?ola. Dijo no aceptar lecciones de democracia. Y empez¨® con una larga lista de reproches a las potencias europeas. Espa?a no tiene nada que decir porque tiene muchos alcaldes, como el de Marbella, encarcelados por "corrupci¨®n", vino a decir el mandatario ruso, seg¨²n fuentes comunitarias, ante la perplejidad del presidente espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
Tampoco admiti¨® Putin alusiones a la "mafia", un t¨¦rmino, que a su juicio naci¨® en Italia, lo que dej¨® sin palabras a Prodi. De Georgia y Chechenia tampoco quiso o¨ªr ni una palabra, porque seg¨²n ¨¦l, los europeos tienen muy poco que ense?ar tras su papel en la guerra de Yugoslavia. Y as¨ª, suma y sigue. El rapapolvo dej¨® at¨®nitos a los comensales.
Ante los malos augurios, los l¨ªderes europeos se hab¨ªan afanado en evitar el choque. Durante el almuerzo, acordaron un estudiado reparto de papeles, tonos y registros de las intervenciones. Matti Vanhanen, primer ministro de Finlandia, anfitri¨®n de la reuni¨®n, hablar¨ªa en nombre de Veinticinco y las voces m¨¢s cr¨ªticas quedar¨ªan fuera de la coreograf¨ªa. La consigna de Vanhanen era hablar "con una sola voz" ante Rusia.
Cay¨® la noche. En la sala principal del Sibelius se dispuso la mesa alargada adornada con flores y una calculada distribuci¨®n. A la izquierda de Putin se sent¨® Josep Borrell. A su derecha, la canciller alemana, Angela Merkel, una imagen que refleja la nueva alianza que perge?an Rusia y Alemania, para acomodar sus necesidades financieras y energ¨¦ticas. Los dem¨¢s jefes de Estado y de Gobierno fueron tomando asiento.
Abri¨® la sesi¨®n Vanhanen. Habl¨® de energ¨ªa, del acceso de las compa?¨ªas europeas al mercado ruso y de la asociaci¨®n estrat¨¦gica con Mosc¨². Como hab¨ªan acordado, el presidente de turno de la Uni¨®n, se encarg¨® de plantear los temas m¨¢s espinosos, con el lenguaje m¨¢s correcto posible, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas finlandesas. El gui¨®n previsto era hablar de Georgia pero no de Chechenia, donde la represi¨®n del Ej¨¦rcito ruso ha desatado protestas internacionales. Vanhanen sac¨® a la palestra el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, azote del Kremlin por la cuesti¨®n chechena.
Putin expres¨® su preocupaci¨®n por Georgia, la ex rep¨²blica sovi¨¦tica, a la que acusa de "optar por la v¨ªa militar" y preparar "un ba?o de sangre" en los territorios independentistas de Osetia del Sur y Abjazia, apoyados por Mosc¨². Admiti¨® que Rusia atravesaba serios problemas de violencia, pero excluy¨® cualquier tipo de responsabilidad en el asesinato de Politkovskaya. En su larga intervenci¨®n el mandatario reconoci¨® la necesidad de cooperar con la UE en materia energ¨¦tica y dej¨® la puerta entreabierta a la entrada de empresas europeas a las explotaciones de gas y petr¨®leo. Sobre el empantanado asunto de la Carta de la Energ¨ªa, cuya ratificaci¨®n est¨¢ pendiente desde 1994, mostr¨® su disposici¨®n a firmarla "siempre que se introdujeran los cambios". Para Putin, los comensales eran el se?or o la se?ora tal o cual, excepto "Angela" (Merkel), "Tony" (Blair) y "Jacques" (Chirac).
Despu¨¦s intervino el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, empe?ado en "despolitizar y desdramatizar" el tema energ¨¦tico, en un intento de desvincularlo del conflicto de los derechos humanos. A continuaci¨®n, tom¨® la palabra el presidente franc¨¦s Jacques Chirac, y los primeros ministros, el brit¨¢nico Tony Blair, el italiano Romano Prodi, adem¨¢s de Merkel. Solana expres¨® la necesidad de una acci¨®n "colectiva de la comunidad internacional" ante el riesgo que suponen para la proliferaci¨®n militar los planes de construcci¨®n de m¨¢s de 200 centrales nucleares en todo el mundo. Hasta ah¨ª, todo fue bien.
Pero el encuentro cordial se torn¨® en tormenta cuando los pa¨ªses b¨¢lticos tomaron la palabra. Estas antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas -algunas de ellas, como Lituania que han padecido puntuales cortes de suministro de gas ruso-, sacaron a relucir la situaci¨®n de Georgia y los derechos humanos, seg¨²n fuentes comunitarias. El primer ministro estonio, Andrus Ansip, explic¨® despu¨¦s de la cena que "la Uni¨®n ha hablado con una sola voz. Por supuesto, Rusia no estaba hablando con esta misma voz". Putin estall¨® despu¨¦s, tras la intervenci¨®n de Borrell.
El presidente de Francia, pa¨ªs que ha concedido la Legi¨®n de Honor a Putin, intent¨® despejar los nubarrones b¨¢lticos. "Aqu¨ª hemos venido a hablar de energ¨ªa, a analizar los problemas y a encontrar soluciones comunes y no a sacar los problemas internos de cada pa¨ªs", templ¨® Chirac, seg¨²n confirmaron fuentes diplom¨¢ticas francesas. Pero los esfuerzos del l¨ªder franc¨¦s por reconducir la reuni¨®n no lograron restaurar el pretendido buen clima inicial. Un mal presagio con vistas a la cumbre Rusia-UE, que se celebrar¨¢ en Helsinki el pr¨®ximo 25 de noviembre. El fuego cruzado hab¨ªa hecho mella y reabierto las heridas entre las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas. Y eso que nadie se atrevi¨® a exigir una explicaci¨®n a Putin tras su supuesta broma sobre la violaci¨®n.
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