Entre la construcci¨®n nacional y la hegemon¨ªa
Considera el autor que el colapso del CES o del CRL tiene su origen en la pol¨ªtica exclusivista de los sindicatos nacionalistas.
Afirmaba Ortega y Gasset algo que tiene bastante sentido com¨²n: "El tiempo de hoy exige recuperar el tiempo de ayer". La crisis de las instituciones vascas no es algo nuevo. Es un paso m¨¢s en una din¨¢mica que se podr¨ªa definir como d¨¦ficit de pluralismo, con instituciones hechas a la medida del nacionalismo, pensadas para dominar y no para cooperar, para imponer y no para acordar, para ganar a los otros, para los nuestros.
Confieso que el impuesto reflexivo vasco al que algunos estamos obligados por vocaci¨®n y oficio no s¨®lo no me entusiasma ya, sino que me produce cansancio, aburrimiento y desgana intelectual. A pesar de todo, a¨²n me queda una suficiente dosis de rebeld¨ªa que me impide caer en la resignaci¨®n o en la inactividad. Para alguien que ha sido parte directamente implicada, como es mi caso,reflexionar sobre lo que est¨¢ pasando en las instituciones vascas creadas al amparo de nuestro autogobierno carga supone que su relato tenga una fuerte carga de subjetivismo. Pretendo ofrecer, sencillamente, la reflexi¨®n de un resistente que ha vivido en directo los pormenores de una transici¨®n sindical y laboral en Euskadi, y que ha participado, y sigue haci¨¦ndolo, en alguna de estas instituciones.
No se puede hacer de la diferencia, el hegemonismo y exclusi¨®n la norma de actuaci¨®n sindical
Para entender lo que significan nuestras instituciones socio-laborales recojo la intervenci¨®n del portavoz del PNV en el pleno del Parlamento vasco del 30 de setiembre de 1981, en el que se debati¨® la constituci¨®n del Consejo de Relaciones Laborales: "Hoy la comunidad aut¨®noma carece de capacidad legislativa (...) en materia laboral. Por eso (...) pensamos que la ¨²nica v¨ªa para que la comunidad aut¨®noma pueda avanzar hacia la consecuci¨®n de un marco propio de relaciones laborales es precisamente haciendo que este Consejo pueda tener car¨¢cter decisorio; es decir, la posibilidad de que las partes libremente puedan pactar, puedan llegar a acuerdos dentro del Consejo y, por la v¨ªa de hecho, puedan establecer dentro de la comunidad aut¨®noma un marco aut¨®nomo de relaciones laborales". Este es el objetivo estrat¨¦gico de nuestra primera instituci¨®n laboral, dada la falta de competencia auton¨®mica en materia de legislaci¨®n laboral, como qued¨® n¨ªtidamente establecido en la sentencia del Tribunal Constitucional de 1982. No cab¨ªa otra alternativa que la elecci¨®n del acuerdo entre partes y del di¨¢logo permanente para configurar un objetivo pol¨ªtico leg¨ªtimo, como era poder articular de hecho un marco aut¨®nomo de relaciones laborales.
Debe quedar claro que el conjunto del nacionalismo, sindical y pol¨ªtico, asumi¨® que las relaciones laborales son un componente necesario e importante de la llamada "construcci¨®n nacional". Las instituciones laborales deben estar al servicio de dicho proyecto, para lo cual el acuerdo entre las partes debe convertirse en el motor activador del mismo. La consecuencia l¨®gica de esta posici¨®n estrat¨¦gica es el rechazo de cualquier configuraci¨®n de un marco de relaciones laborales de ¨¢mbito estatal, por considerarlo lesivo a la reivindicaci¨®n nacionalista del marco propio. Como bot¨®n de muestra est¨¢ el rechazo pol¨ªtico y sindical al Estatuto de los Trabajadores, con la convocatoria de una huelga general, el 7 de diciembre de 1979, bajo el siguiente eslogan: "Contra el despido libre, por el pleno derecho de acci¨®n sindical en la empresa y por la libertad de negociaci¨®n colectiva en todo Euskadi".
El nacionalismo vasco, que siempre ha aspirado a ser una naci¨®n con Estado y tiene miedo a ser anulado por una construcci¨®n nacional espa?ola, aprovecha sus competencias de autogobierno para construir sus instituciones socio-laborales propias de acuerdo con las reglas de juego que m¨¢s convienen a sus organizaciones sindicales y pol¨ªticas, y planteando serias reservas al respeto a la igualdad de oportunidades de organizaciones sindicales no nacionalistas. El miedo social a la desaparici¨®n se convierte en un victimismo agresor a los derechos de las llamadas minor¨ªas.
Otra caracter¨ªstica estrat¨¦gica del comportamiento del nacionalismo es buscar su legitimidad al margen de la legalidad constitucional pero, a la vez, utilizando ¨¦sta en beneficio propio. Esto significa, en la pr¨¢ctica, dar car¨¢cter instrumental a las instituciones socio-laborales en particular y al marco pol¨ªtico estatutario en general. O sirven para la construcci¨®n nacional y para el hegemonismo nacionalista, o hay que cambiar dicho marco pol¨ªtico. Se han convertido as¨ª en ¨®rganos agotados de un marco autonomico agotado para el nacionalismo sindical.
No quiero olvidar el acompa?amiento que ha hecho la patronal vasca a la estructuraci¨®n de unas relaciones laborales en las que ha compartido con el nacionalismo la defensa de los ¨¢mbitos propios contractuales y la descentralizaci¨®n generalizada de la negociaci¨®n colectiva.
Como ejemplo de la deslegitimaci¨®n permanente de la legalidad constitucional y el intento de solaparla y trampearla, voy a analizar dos contenidos fundamentales en la institucionalizaci¨®n socio-laboral: la formaci¨®n continua y las pol¨ªticas activas de empleo. El acuerdo por el cual se crea Hobetuz, la Fundaci¨®n Vasca para la Formaci¨®n Continua, pretende el nacionalismo que est¨¦ amparado por la Constituci¨®n Espa?ola y el Estatuto de los Trabajadores. Es un aut¨¦ntico desprop¨®sito, ya que se trata de un acuerdo con f¨®rmulas de convenio colectivo, que afecta a los firmantes y que denominar¨ªa de car¨¢cter obligacional. Hay algo que se llama jerarqu¨ªa normativa y que dice que la ley est¨¢ por encima del convenio y ning¨²n acuerdo puede regirse conculcando la ley. Y saco esto a colaci¨®n porque el Gobierno central ha ofrecido una soluci¨®n transitoria a trav¨¦s de la Ley de Presupuestos, habilitando las partidas de transferencias econ¨®micas para la formaci¨®n con compromiso de reeditarlo anualmente, pero con una salvedad, que la gesti¨®n debe hacerse de acuerdo con las normas estatales. Sin embargo, lo que se reivindica es gestionarlo "como yo quiero".
En relaci¨®n con las pol¨ªticas activas de empleo, tambi¨¦n existe un marco legal normativo para todas las comunidades aut¨®nomas, siendo el Pa¨ªs Vasco el ¨²nico que no ha asumido dichas competencias debido a que reivindica un tratamiento bilateral a trav¨¦s del Concierto y el Cupo, neg¨¢ndose a entrar en el mecanismo legal de reparto entre la diferentes autonom¨ªas. Se puede afirmar que no se tienen las competencias porque no se quiere, porque retrasan la construcci¨®n nacional.
Algunos remedios. Es preciso desterrar una concepci¨®n instrumental de las instituciones en beneficio propio. Esto posibilitar¨ªa recuperar la cultura del acuerdo y del di¨¢logo social con contenidos. El actual enfrentamiento sindical es un h¨¢ndicap para hacer productivas dichas instituciones Hay contenidos de encuentro sindical que deber¨ªan ser c¨®modos para todos, como la defensa del empleo decente y de calidad, la lucha contra la precariedad y la siniestralidad, el combate contra la exclusi¨®n social o la defensa de una fiscalidad progresiva y justa. No se puede poner el carro delante de los bueyes y hacer de la diferencia, el hegemonismo y exclusi¨®n la regla de actuaci¨®n.
Una inflaci¨®n de soberanismo en el ¨¢mbito sindical supone crear un falso antagonismo entre los diferentes marcos de relaciones laborales. Es una confrontaci¨®n in¨²til, est¨¦ril y que no tiene l¨®gica laboral. Los debates centrales de un modelo de sociedad justo y equilibrado, como son el empleo, la protecci¨®n y cohesi¨®n social, la fiscalidad, la sanidad, la educaci¨®n, las relaciones laborales y muchas cosas m¨¢s, cada vez est¨¢n m¨¢s ausentes de la agenda pol¨ªtica vasca. Con unas instituciones socio-laborales debilitadas, se est¨¢ contribuyendo al deterioro de la cohesi¨®n social y de la legitimaci¨®n c¨ªvica de nuestro autogobierno.
Carlos Trevilla es representante de UGT en Consejo Econ¨®mico y Social (CES) vasco.
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