Sobre el ruido y el tratamiento de las quejas
U. P. y J. L., vecinos de la central que tiene Telef¨®nica en la barcelonesa avenida de Madrid, dicen que est¨¢n bastante hartos. Durante 20 a?os, este edificio ha puesto en marcha alg¨²n tipo de motor que, en palabras de los propios vecinos, produce "un ruido ensordecedor con temblores en ventanas y paredes". Y siguen: "Afortunadamente, el ruido no es constante, aunque puede producirse varias veces al mes, varias veces en un mismo d¨ªa y a cualquier hora del d¨ªa o de la noche. En lo que va de a?o, lo hemos sufrido al menos 10 veces".
Cuando esto ocurre, el vecindario lo pone en conocimiento de la Guardia Urbana, con el convencimiento de que es el Ayuntamiento el que se encarga de la defensa de los derechos de los ciudadanos, incluido el derecho al silencio. Los agentes, aseguran, incluso han llegado a medir el volumen. No consta que se haya hecho nada m¨¢s. Telef¨®nica, cuando este diario pregunt¨® por la situaci¨®n, sostuvo que no ten¨ªa la menor noticia de una queja vecinal y pidi¨® ponerse en contacto con los vecinos con la voluntad de reducir al m¨¢ximo las molestias.
La noticia de que el Ayuntamiento no hab¨ªa dicho nunca nada a Telef¨®nica ha sumido a los vecinos en la perplejidad. ?Qu¨¦ hac¨ªan, pues, los guardias? La Guardia Urbana explica que, dado el tipo de problema, se pasaba nota al distrito, que es el de Sants. Por cierto, entre las denuncias que dicen haber presentado los vecinos y las atendidas por la Guardia Urbana hay notables discrepancias. La polic¨ªa local tiene como ¨²ltima una en febrero. Los vecinos sostienen que fue en septiembre y uno de ellos muestra el recibo del tel¨¦fono m¨®vil donde, en efecto, figuran tres llamadas al 092, todas ellas despu¨¦s de la una de la madrugada del 8 de septiembre. Lo del distrito es m¨¢s sorprendente si cabe. Ni siquiera saben d¨®nde est¨¢ la central telef¨®nica, de modo que no pueden informar ni de quejas ni de ruidos ni de nada. Un portavoz del Ayuntamiento explica que el hipot¨¦tico motivo de que la Guardia Urbana no tenga noticia de la llamada del 8 de septiembre se debe al proceso de los estadillos. En cambio, no entiende el silencio del distrito de Sants. Sus intentos de saber algo han tenido el mismo resultado que los de este diario: nada. De modo que, no dejan de reflexionar los vecinos, ante el ruido lo que cabe es el di¨¢logo con el ruidoso. Si, como en este caso Telef¨®nica, se muestra dispuesto a colaborar, ?premio! En caso contrario, s¨®lo resta aguantarse o dirimir el asunto por las bravas, porque queda claro que confiar en el Ayuntamiento no resulta especialmente eficaz.
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