Cuando el cartel lo era todo
La Filmoteca muestra 75 reclamos de cine dibujados por Mac en 30 a?os
El dibujante y pintor de Reus, Macario G¨®mez repiti¨® durante 33 a?os el mismo ritual. Tomaba un vuelo Barcelona-Madrid y se presentaba en la sede de una productora o una distribuidora en la capital. All¨ª recog¨ªa fotograf¨ªas y el argumento de la pel¨ªcula a promocionar mediante carteles y, si la cinta lo merec¨ªa, asist¨ªa a una proyecci¨®n. "El cartel era el todo. Seg¨²n fuese, la gente entraba al cine o no", cuenta G¨®mez, de 80 a?os, en entrevista telef¨®nica desde su casa en Olesa de Montserrat, a 40 kil¨®metros de Barcelona. As¨ª hasta que en 1988 Mac, que es como firmaba, abandon¨® los b¨¢rtulos. Por edad y por falta de clientela con el auge de la fotograf¨ªa y el v¨ªdeo.
La Filmoteca Espa?ola, convencida de que la carteler¨ªa no es un arte menor, ha organizado una muestra del trabajo de Mac. Incluye 75 carteles (10 de ellos originales), press-books, 30 programas de mano, estampaciones y clich¨¦s dibujados entre los a?os cincuenta y ochenta.
"Se necesita sensibilidad para hacer una composici¨®n", dice Mac
La Filmoteca exhibi¨® en 2005 una muestra de carteles de largometrajes poco conocidos de cine mudo, y en esta ocasi¨®n ha querido acercarse a t¨ªtulos m¨¢s conocidos y m¨¢s recientes, tanto espa?oles -La gran familia, Ha llegado un ¨¢ngel, El cochecito-, como superproducciones de Hollywood: Un, dos, tres, Esplendor en la hierba, La momia, Los siete magn¨ªficos o Un tranv¨ªa llamado deseo. Parte propiedad de la Filmoteca y otra de distintos coleccionistas privados.
Mac quer¨ªa que cada imagen fuese distinta, tuviese su identidad. Toc¨® todos los g¨¦neros -comedia, western, terror o aventuras- y estilos: blanco y negro, color, retratos, siluetas, primeros planos... "Yo era muy aficionado al cine y pon¨ªa mucha ilusi¨®n en lo que hac¨ªa. Si no fuese tambi¨¦n pintor, no hubiese sido capaz de hacer los carteles. Se necesita sensibilidad para hacer una buena composici¨®n, al igual que con los cuadros", explica Mac. Sus primeras obras eran sencillas, pero con el paso del tiempo su arte se hizo m¨¢s barroco y se abri¨® a un mayor abanico de colores.
Durante ocho a?os trabaj¨® para el estudio MCP, pero se independiz¨® para imprimir su propio sello y, por fin, poder firmar sus dibujos que colgaban en los vest¨ªbulos de las salas y en los escaparates. Pintaba con t¨¦mperas, de f¨¢cil secado. Al principio invert¨ªa 10 d¨ªas en cada cartel y, en sus ¨²ltimos a?os, con destreza los terminaba en tres.
"El cartel era la forma de publicitar una pel¨ªcula cuando no ten¨ªan la importancia que tienen ahora los medios de comunicaci¨®n. Se confiaba en el artista para que resumiera el argumento en unos pocos elementos", se enorgullece. "Por ejemplo en El verdugo, una sombra oscura te lo dice todo. Te da la sensaci¨®n de humor negro".
Tampoco Mac se libr¨® de la censura franquista. Por mojigater¨ªa, el "excesivo" escote de la exuberante Brigitte Bardot fue tachado con l¨¢piz de plomo. De ese modo, el escote en pico pas¨® a ser cuadrado. O en Operaci¨®n: Londres llama al Polo Norte, de Duilio Coletti, una cruz gamada que Mac hab¨ªa colocado a los pies de un ¨¢guila termin¨® siendo una cruz de hierro.
"A finales de los ochenta el cine sufri¨® un baj¨®n en la reproducci¨®n de carteles. Resultaba m¨¢s barato promocionar con una fotograf¨ªa o un v¨ªdeo. Se pas¨® a lo barato y se perdi¨® lo artesanal. No es que sean carteles malos, est¨¢n muy bien resueltos, pero no tienen valor", se lamenta. Incluso, dice, poco queda del arte de los grandes carteles que decoran los cines de la Gran V¨ªa madrile?a: "Muchos se hacen en talleres ampliando la foto y pintando encima".
Firmado Mac. Carteles de cine de Macario G¨®mez. Filmoteca Espa?ola. Magdalena, 10. De lunes a s¨¢bado, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Hasta el 31 de diciembre.
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