Cumplea?os feliz
Este noviembre, la revista Fotogramas celebra su 60? aniversario. Coincidiendo con este evento cin¨¦filo reaparecen los evocadores carteles de Macario G¨®mez, Mac, en una exposici¨®n de la Filmoteca Nacional, y se muere una actriz norteamericana de pel¨ªculas de serie B, Phyllis Kirk (de esto ¨²ltimo hace un par de semanas). Es decir, carteles y pelis de repertorio: dos ingredientes sin los que no hubiera podido existir aquel Fotogramas impreso en dos tintas que fue el alimento de muchos de nosotros. Ahora tienes a la madre de todas las revistas de cine colgada en Internet, pero en mis tiempos adolescentes nada superaba la emoci¨®n de acercarse al quiosco para coger el ejemplar que el quiosquero guardaba para m¨ª, y antes de abrirlo, casi antes de devorar el aperitivo que supon¨ªa la portada, olisquearlo. Cada publicaci¨®n huele de un modo distinto, ?lo sab¨ªan? Creo que aquel Fotogramas, aparte de a papel rudo y a tinta fresca, ol¨ªa a carteles y actrices de pel¨ªculas de serie B: uno de los pilares sobre los que se apoyaba nuestro cine de los s¨¢bados, por citar a Terenci Moix.
Cuando le¨ª el nombre de Phillys Kirk en las necrol¨®gicas de The Independent (los mejores obituarios, sin duda) me dio un vuelco el coraz¨®n. No hab¨ªa foto, y yo no sab¨ªa qu¨¦ cara ponerle. Es uno de esos momentos de prueba de la memoria que no habr¨ªa vivido si, en vez de estar ya en otra historia -y de seguir en Beirut: me entero de todo lo de fuera por la Red de Redes-, siguiera en la redacci¨®n de Fotogramas, incluso en la actual, tan moderna. Yo habr¨ªa gritado: "?Se ha muerto Phyllis Kirk!", y enseguida cualquiera de los redactores habr¨ªa respondido: "?La de Los cr¨ªmenes del museo de cera, dirigida por Andr¨¦a de Toth y protagonizada por Vincent Price!". Otro -quiz¨¢ mi amigo Juan Conejo- habr¨ªa a?adido un detalle para sibaritas: "S¨ª, y tambi¨¦n hizo aquel bodrio espantoso, Vida de mi vida". Y entonces yo me habr¨ªa echado a llorar tal como lo he hecho al leer en la noticia de The Independent tal t¨ªtulo de su filmograf¨ªa. Porque s¨ª, era un bodrio, pero a m¨ª me marc¨® tanto que la vi seis veces. ?O viceversa?
Era la historia de una joven cabezona y perfectamente odiosa (Ann Blyth) que ten¨ªa un novio guap¨ªsimo y bobazo (Farley Granger, a a?os luz de seducir a Visconti para su Senso) y un problema: haber descubierto de repente que sus cari?osos padres eran ?adoptivos!, por culpa de su hermana, que le envidia el Farley. Por suerte, la cabezona tiene una amiga buena, que es hija-hija-hija de sus padres, pero a quienes ¨¦stos no dedican la suficiente atenci¨®n, y ello ayuda a solucionarlo todo como se solucionan estas cosas. Por narices del guionista.
Durante el espacio de tiempo que tard¨¦ en encontrar una fotograf¨ªa de la difunta Kirk -y en enterarme de que hab¨ªa sido una mujer estupenda y hab¨ªa luchado contra la pena de muerte- incurr¨ª en el error de confundirla con la actriz que hac¨ªa de p¨¦rfida hermana. Menos mal que telefone¨¦ a mi amigo Jaume Figueras para cotillear y se lo coment¨¦: "?No, no! ??sa era Joan Evans! ?No la vayas a pifiar!". Figueras: otro de la cantera de Fotogramas. Gracias a ¨¦l s¨¦ que Phyllis, antes de salvarse de la quema en Los cr¨ªmenes del museo de cera, fue la amiguita bondadosa de la cursi de Ann Blyth.
Resulta dif¨ªcil no sentir nostalgia por aquellos a?os en que la felicidad consist¨ªa en hacerse cada semana con la revista de cine favorita y en pararse en los cines a contemplar los carteles de las pel¨ªculas previstas para exhibici¨®n inminente. Pero no es nostalgia por aquellos a?os propiamente dichos, sino por la ingenuidad perdida. Y tambi¨¦n por los guionistas perdidos, buenos y malos. Ni siquiera los malos guionistas de entonces eran tan malos como los malos guionistas de ahora, y adem¨¢s las actrices eran todas buenas. A excepci¨®n de Ann Blyth y Farley Granger.
En todo caso, hay que felicitarse porque tanto Fotogramas como el cine sigan en la brecha. Sin ellos yo no estar¨ªa aqu¨ª. Ni siquiera habr¨ªa visto La dama de Beirut ni La castellana del L¨ªbano, hablando de pel¨ªculas malas de entonces.
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