Un filme israel¨ª levanta el ¨¢nimo de la Mostra

La cinematograf¨ªa israel¨ª es una apuesta segura en la Mostra de Valencia. Poco conocido en nuestro pa¨ªs, el cine de Israel trae cada a?o una pel¨ªcula al certamen que levanta un poco el ¨¢nimo en la alica¨ªda secci¨®n oficial y ha dejado, para el recuerdo, alguna obra maestra, como la extraordinaria Or, injustamente relegada del palmar¨¦s final hace dos a?os. Este a?o, la pel¨ªcula israel¨ª no ha sido la excepci¨®n y Eize makom nifla, de Eyal Halfon, se postula como una de las favoritas para figurar entre las premiadas. Su director reconoci¨® ayer la influencia que sobre su pel¨ªcula tiene Amores perros, la disecci¨®n sobre la sociedad mexicana que lanz¨® internacionalmente a Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. En efecto, la pel¨ªcula de Halfon bebe directamente de la estructura del filme mexicano al interrelacionar tres historias sobre la emigraci¨®n a Israel y las mafias que la controlan para trazar "una historia sobre la sociedad israel¨ª de hoy", seg¨²n palabras de su creador. Es una pel¨ªcula valiente, bien construida y que, pese a manejar muchos personajes y tramas, acaba por cerrar todos los frentes que abre para conseguir un producto que, sin ser genial, ennoblece el nivel cualitativo de la competici¨®n. Adem¨¢s, si apelamos al esp¨ªritu fundacional de la Mostra, se puede considerar como la cinta m¨¢s mediterr¨¢nea de cuantas concursan en esta edici¨®n, ya que el mar funciona en Eize makom nifla como un elemento m¨¢s de la acci¨®n.

Todo lo contrario se puede decir de la argelina Bled number one, de Rabak Ameur-Za?meche, un ejemplo de torpeza narrativa. La vuelta a su pa¨ªs de un argelino deportado desde Francia se convierte, en manos de Ameur-Za?meche, en un plomizo cat¨¢logo de tintes folcl¨®ricos en el que el espectador puede asistir de primera mano a la matanza de un ternero o a un insufrible recital de m¨²sica ¨¦tnica. Todo menos cine.