El Manifiesto de C¨®rdoba que cita el Pre¨¢mbulo declara a Andaluc¨ªa "separatista" del Estado
La forma de desatascar la negociaci¨®n de la reforma del Estatuto encastillada por las reticencias del PP a aceptar en el Pre¨¢mbulo el enunciado "realidad nacional" referido a Andaluc¨ªa tiene su punto de sarcasmo. La soluci¨®n ha sido vincular este concepto a la historia de Andaluc¨ªa, concretamente al llamado Manifiesto de la Nacionalidad de C¨®rdoba de 1919, con lo que, supuestamente -as¨ª se ha dicho-, se vac¨ªa el pol¨¦mico t¨¦rmino de otro significado que no sea el puramente historicista.
Pues bien, resulta que el citado Manifiesto contiene sonoras proclamas de cariz independistas: declara a Andaluc¨ªa "separatista" del Estado, apuesta por la creaci¨®n de una "Federaci¨®n Hisp¨¢nica" y propone la integraci¨®n "libre" de Andaluc¨ªa en los "Estado Unidos de Espa?a". De esta forma, y por una carambola muy propia de las negociaciones pol¨ªticas tensas y machaconas, se ha colado en el Estatuto de Andaluc¨ªa una referencia nacionalista que no hubieran so?ado ni los soberanistas m¨¢s radicales.
Los propios actores que han propiciado el pacto admiten que la g¨¦nesis de la invocaci¨®n al Manifiesto Nacionalista tiene m¨¢s que ver con la necesidad de llegar a un acuerdo que con la convicci¨®n. De hecho, en el texto que sali¨® del Parlamento andaluz el pasado 2 de mayo -corregido en sus aspectos con m¨¢s aristas en el Congreso de los Diputados- no se menciona para nada la cita hist¨®rica. La idea surge cuando el portavoz socialista en la C¨¢mara baja, Diego L¨®pez Garrido, alude a la Asamblea de Ronda de 1918 para sustentar el t¨¦rmino "realidad nacional". Los socialistas buscan en Internet, sin ¨¦xito, porque de aquella reuni¨®n de los andalucistas hist¨®ricos no existen actas y todas las referencias son interpretaciones posteriores, aunque los hallazgos remiten al Manifiesto Nacionalista de C¨®rdoba. Con ayuda de asesores se encuentra por fin el documento y la parte en la que se habla de "realidad nacional". Se redacta el a?adido y a los populares finalmente les parece bien.
La pregunta es: ?Estudiaron los negociadores a fondo el Manifiesto cuya menci¨®n han incorporado al Pre¨¢mbulo del nuevo Estatuto? A simple vista parece que no. O quiz¨¢s la premura por sellar el pacto haya pesado m¨¢s que su contenido, y decidieran dejarlo pasar a sabiendas.
Con un lenguaje propio de la ¨¦poca en que se hizo -plagada de conflictos, agitaciones campesinas y huelgas -el manifiesto supone el inicio nacionalista del andalucismo. En su introducci¨®n se dice que es la "hora decisiva" en que habr¨¢ de consumarse "el acabamiento de la vieja Espa?a". Rechaza el Estado vigente que sostiene "reg¨ªmenes arcaicos y feudales en todos los ¨®rdenes de la Administraci¨®n", y sostiene: "Declar¨¦monos separatistas de este Estado". En plena efervescencia de los nacionalismos, proclama su "repulsi¨®n" al "Estado centralista" y no falta su toque de a agravio comparativo con Catalu?a: "Deber¨¢ otorg¨¢rsele una soberan¨ªa igual en la intensidad a la solicitada por la Mancomunidad catalana".
El largo documento define a Andaluc¨ªa como una nacionalidad y postula la Federaci¨®n Hisp¨¢nica. El trozo que ha interesado a los negociadores es el siguiente: "Estamos fundidos con aquella expresi¨®n de la Asamblea Regionalista de Ronda que proclam¨® a Andaluc¨ªa como una realidad nacional, como una patria (grupo humano que siente las mismas necesidades y ha de trabajar para satisfacerla en com¨²n), como una patria viva en nuestras conciencias".
El p¨¢rrafo final del manifiesto resume, sin embargo, ideas bastante m¨¢s audaces: " (...) Tomaos vuestra propia libertad, acordar las medidas de vuestra propia redenci¨®n y sed el pueblo m¨¢s eficiente de los Estados Unidos de Espa?a. Sea vuestro grito de combate y victoria: ?Por Andaluc¨ªa, por Espa?a y la Humanidad!".
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