Esforzados de la politica
No s¨¦ si tendr¨¢ que ver con que se avecinan tiempos electorales, pero el caso es que, una vez m¨¢s, algunos pol¨ªticos e instituciones han comenzado a explicarnos, con todo lujo de detalles, sus tribulaciones y sus quebraderos de cabeza para lograr hacernos la vida m¨¢s c¨®moda y agradable. D¨ªa s¨ª, d¨ªa tambi¨¦n, nos encontramos con declaraciones y actos de propaganda diversos en los que se insiste en el derroche de energ¨ªas empleado por algunos en el intento de servir al bien com¨²n: "Lo que la Diputaci¨®n es capaz de hacer por ti", "lo que el Ayuntamiento hace al servicio del ciudadano", y frases por el estilo, jalonan los anuncios que, en estas fechas, empiezan a ser recurrentes en los medios de comunicaci¨®n. Sin embargo, de entre todas las expresiones de este tipo que suelen utilizarse, hay una que, desde hace tiempo, me llama poderosamente la atenci¨®n: aquella que se refiere al "esfuerzo" realizado, cuando se alude al gasto p¨²blico llevado a cabo para financiar tal o cual asunto.
"Hemos hecho un gran esfuerzo presupuestario", nos dicen, y uno no puede evitar imaginarse al alcalde, o al diputado de turno en mangas de camisa y sudando a la gota gorda, mientras realiza un enorme esfuerzo f¨ªsico o intelectual. Pero no, no se trata de eso. Ese "esfuerzo" tampoco tiene nada que ver con el que realizan muchas familias para llegar a fin de mes, priv¨¢ndose de un mont¨®n de cosas o metiendo horas extras con el objetivo de que los hijos puedan cursar determinados estudios, o simplemente para pagar la hipoteca de sus 50 metros cuadrados de propiedad. No piensen ustedes tampoco que el "esfuerzo" se refiere al hecho de haber tenido que poner dinero del propio bolsillo para sufragar una nueva carretera. Tampoco al sudor o a las preocupaciones de los obreros o los ingenieros que la han construido. No se trata de ninguna de estas cuestiones. Cuando algunos representantes institucionales nos hablan de su "esfuerzo presupuestario", nos est¨¢n recordando, en realidad, que se han gastado -a veces bien, y a veces mal- nuestro dinero. Ni m¨¢s, ni menos. Y, la verdad, en ocasiones dicha expresi¨®n resulta un poco insultante.
Afortunadamente, son casi siempre los mismos: pol¨ªticos mediocres -o sus responsables de imagen- que necesitan darse autobombo para justificar su sueldo. Porque hay otros pol¨ªticos, quiero pensar que la mayor¨ªa, que no suelen hablarnos del "gran esfuerzo realizado", sino que asumen con naturalidad su labor, como el resto de los mortales, incluidos los que trabajan en el fondo de una mina o recogiendo tomates en un invernadero. A veces he intentado imaginarme la cara que pondr¨ªan estos esforzados de la pol¨ªtica si los m¨¦dicos de Osakidetza o los profesores de la universidad -pagados tambi¨¦n con el dinero p¨²blico- dispusieran de un presupuesto para contar en los medios de comunicaci¨®n lo bien que operan de apendicitis, o lo estupendas que son sus clases, todo ello, eso s¨ª, como resultado de su "gran esfuerzo". Siempre he llegado a la misma conclusi¨®n: deber¨ªan prohibirse las partidas presupuestarias dedicadas a financiar el autobombo. De esa forma, adem¨¢s de ahorrarnos m¨¢s de un cabreo, evitar¨ªamos un nuevo "esfuerzo presupuestario" a algunos pol¨ªticos: el de tener que pagar -con nuestro dinero- esas campa?as de publicidad.
"Dime de qu¨¦ presumes y te dir¨¦ de qu¨¦ careces", reza el dicho popular. Y, la verdad, cuando algunos insisten tanto en lo preocupados que est¨¢n por servirnos, en lo que son capaces de hacer por nosotros, o en el gran esfuerzo econ¨®mico que realizan d¨ªa a d¨ªa, uno tiende a pensar que hay algo raro. Adem¨¢s, tanto esfuerzo me preocupa. Y no solo por la salud de los esforzados, que tambi¨¦n, sino sobre todo por el recuerdo que todo ello me trae de aquella c¨¦lebre frase de Groucho Marx: "La humanidad, partiendo de la nada, y con su s¨®lo esfuerzo, ha llegado a alcanzar las m¨¢s altas cotas de miseria".
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