El fin de una anomal¨ªa
Con la incorporaci¨®n definitiva del PP al consenso en la reforma del estatuto de autonom¨ªa para Andaluc¨ªa se ha puesto fin a una anomal¨ªa hist¨®rica. En Europa, tras la segunda guerra mundial, las normas constitucionales, y los estatutos de autonom¨ªa lo son, han sido normas compartidas por los distintos agentes significativos en el sistema o subsistema pol¨ªtico en el que operan. Esta ha sido la raz¨®n principal por la que la democracia se ha asentado de manera definitiva en nuestro continente. El acuerdo general sobre las reglas de juego ha sido una regla no escrita, pero no por ello de cumplimiento menos inexorable en todas las experiencias aut¨¦nticamente democr¨¢ticas.
Esta regla no ha estado presente en el proceso de constituci¨®n primero y de imposici¨®n pr¨¢ctica despu¨¦s del sistema auton¨®mico andaluz. El estatuto andaluz no fue el resultado de un acuerdo voluntariamente alcanzado entre todos los partidos pol¨ªticos que despu¨¦s han tenido que aplicarlo. El partido representativo del centro derecha espa?ol, UCD, particip¨® formalmente en su elaboraci¨®n, pero no materialmente. Su proyecto pol¨ªtico era otro completamente distinto. Tuvo que aceptar el resultado final, porque no pod¨ªa hacer otra cosa, pero nunca consider¨® que el estatuto era suyo. En todo caso, dado que UCD se disolver¨ªa casi inmediatamente despu¨¦s de la entrada en vigor del Estatuto, es pr¨¢cticamente nada lo que ha quedado de ella en la norma constituyente andaluza.
Menos todav¨ªa ha tenido del otro componente de la derecha espa?ola, AP, refundado en 1989 como PP, que estuvo en contra no del estatuto andaluz sino de la Constituci¨®n espa?ola en todo lo referente al ejercicio del derecho a la autonom¨ªa hasta la refundaci¨®n de 1989. Esa ausencia del momento fundacional de la autonom¨ªa andaluza no se le ha dejado de notar hasta hoy. A eso se ha debido que no fuera capaz de aprovechar la terrible crisis por la que pas¨® el partido socialista en la d¨¦cada de los noventa del siglo pasado.
Parec¨ªa que el PP iba a volver a cometer el mismo error que cometi¨® UCD en 1980 y que iba a quedarse fuera de la reforma estatutaria. Pero, afortunadamente, no ha sido as¨ª y, al final, aunque a trancas y barrancas, se ha incorporado al consenso reformador.
Tengo la impresi¨®n de que esta incorporaci¨®n del PP y la simult¨¢nea autoexclusi¨®n del PA del consenso reformador puede tener profundas repercusiones en la vida pol¨ªtica andaluza. El PP puede verse considerablemente fortalecido y conseguir acabar representando a un buen n¨²mero de votantes andalucistas, con lo que es m¨¢s que probable que pueda aproximarse electoralmente al PSOE. Especialmente, si el deterioro del PA se hace muy visible en las pr¨®ximas elecciones municipales de mayor de 2007. Si as¨ª fuera, el marco en el que se celebrar¨ªan la elecciones auton¨®micas de 2008 ser¨ªa sensiblemente distinto del que se pod¨ªa prever hace solo unos meses.
El PP va a competir de ahora en adelante en Andaluc¨ªa mejor de lo que lo ha hecho. La falta de credibilidad en su condici¨®n de partido andaluz, de partido comprometido con el ejercicio del derecho a la autonom¨ªa en nuestra tierra, no va a desaparecer por completo de manera inmediata, pero s¨ª se va a mitigar bastante. Despu¨¦s de lo ocurrido esta semana en la Comisi¨®n Constitucional del Congreso de los Diputados hay andaluces que hasta el momento se negaban siquiera a tomar en consideraci¨®n cualquier propuesta que viniera del PP, que empezar¨¢n a cambiar de posici¨®n.
Creo que es bueno para el PP, pero que tambi¨¦n es bueno para todos. Un sistema pol¨ªtico, para que funcione bien, exige que haya competitividad en su interior, que haya incertidumbre en el resultado electoral. Nada de eso ha habido en los ¨²ltimos veinticinco a?os. Ya son muchos. Es lo que podr¨ªa haber continuado habiendo, si el PP se hubiera quedado fuera de juego. Afortunadamente no ha sido as¨ª. El patio pol¨ªtico se anima. Me imagino que todos los partidos van a tener que ajustar sus discursos para los pr¨®ximos tiempos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.