"La complicidad entre Europa y Estados Unidos ha sido temporal"
"Para entender la radical diferencia entre lo que signific¨® el siglo XX para Europa y Estados Unidos voy a contarle una experiencia personal. Cuando habl¨¢bamos con mi primera mujer, una americana, de nuestras respectivas infancias, los recuerdos que ten¨ªamos de la guerra fr¨ªa eran muy diferentes. Yo le explicaba que nunca tuve conciencia de vivir una situaci¨®n an¨®mala, y que m¨¢s bien fue un tiempo de bonanza econ¨®mica y de paz. Ella me contaba que todas las semanas, en el colegio, cerraban las persianas y obligaban a los ni?os a meterse debajo de los pupitres como un ensayo de lo que deb¨ªan hacer frente a un ataque enemigo con la bomba at¨®mica".
Tony Judt (Londres, 1948) ha venido a Madrid a pesar de padecer una inc¨®moda hernia que lo obliga a conversar con los periodistas de pie, dando vueltas en su habitaci¨®n de un c¨¦ntrico hotel. Ayer pronunci¨® una conferencia, titulada Europa: una historia imposible, en el Centro de Estudios Pol¨ªticos y Constitucionales, y acaba de publicar Postguerra. Una historia de Europa desde 1945 (Taurus).
"Lo llamativo es que con el comunismo surge un imperio cuyo centro est¨¢ m¨¢s retrasado que los pa¨ªses europeos de su periferia"
"La OTAN fue una idea brit¨¢nica. Las tropas americanas hubieran preferido volver a casa, como ocurri¨® al terminar la I Guerra Mundial"
"No es accidental que la gente del antiguo KGB sea la que gobierne ahora en Rusia y que sigan explotando su riqueza en petr¨®leo y gas"
En las m¨¢s de mil p¨¢ginas de su asombroso libro, Judt reconstruye los ¨²ltimos 60 a?os de la historia de Europa y, como confiesa, lo hace de una manera apasionada. Se trata de "una interpretaci¨®n claramente personal", escribe en el pr¨®logo. Los grandes acontecimientos pol¨ªticos se mezclan con los min¨²sculos cambios sociales, la arrolladora presencia de los l¨ªderes m¨¢s relevantes coincide con las peque?as maniobras de funcionarios que han permanecido en la sombra, hay lugar para los procesos judiciales, los tratados econ¨®micos, los cambios en las modas, la irrupci¨®n de The Beatles o la algarada del punk.
"Para Europa, el siglo XX fue un siglo lleno de cat¨¢strofes: muerte, ocupaci¨®n, guerras civiles, genocidios, limpiezas ¨¦tnicas", explica Tony Judt. "Para Estados Unidos, es la historia de un ¨¦xito, de la expresi¨®n de su poder¨ªo econ¨®mico, de la conquista de la seguridad en s¨ª misma como gran potencia".
Formado en Cambridge y en la ?cole Normale Sup¨¦rieure de Par¨ªs, Judt ha sido profesor en Cambridge, Oxford, Berkeley y actualmente ense?a Estudios Europeos en la Universidad de Nueva York y dirige el Instituto Remarque, que se ocupa de analizar cuanto ocurre en Europa. Su familiaridad con cuanto ha ocurrido en este continente lo ha convertido en una de las voces m¨¢s l¨²cidas para analizar el presente y sus dardos cr¨ªticos (colabora habitualmente en The New York Times, entre otras publicaciones) desinflan con frecuencia los vacuos discursos de quienes se han sumado a la cruzada de Bush contra el nuevo enemigo, el "islamo-fascismo". En 2003 fue muy criticado por sugerir que Israel deb¨ªa convertirse en un Estado binacional en el que convivieran israel¨ªes y palestinos. Su libro muestra a un historiador que lidia directamente con los hechos, liberado de toda ret¨®rica ideol¨®gica y consciente, ¨¦l mismo cuenta el proceso en Postguerra, del derrumbamiento de los grandes discursos que marcaron el siglo XX.
?Qu¨¦ ocurre con la Europa devastada que surge de la Segunda Guerra Mundial? "El triunfo del comunismo en la zona oriental tiene ra¨ªces m¨¢s antiguas. Se impone en pa¨ªses, si exceptuamos Checoslovaquia, que hab¨ªan tenido reg¨ªmenes autoritarios. Los intelectuales del Este, adem¨¢s, vieron con buenos ojos la llegada del comunismo, ten¨ªan muchas expectativas de que pudiera surgir algo nuevo. Y as¨ª se produjo una transformaci¨®n deliberada de la sociedad siguiendo el modelo ruso. Lo m¨¢s llamativo es que surge un imperio cuyo centro est¨¢ m¨¢s retrasado que los pa¨ªses europeos de su periferia. Con el tiempo se produce un profundo desencanto, se impone la opresi¨®n y aquellos pa¨ªses se encuentran humillados por ese imperio asi¨¢tico lejano y diferente. M¨¢s adelante quedar¨¢ un poso de resentimiento: hacia Rusia, por no haber estado a la altura de las expectativas, y hacia Occidente, por haber olvidado a la Europa del Este".
Mientras tanto, la zona occidental se abre hacia Estados Unidos. "La OTAN fue una idea brit¨¢nica. Las tropas de Estados Unidos hubieran preferido volver a casa, como ocurri¨® al terminar la I Guerra Mundial, porque quedarse resultaba caro e impopular. Luego vino la inyecci¨®n econ¨®mica del plan Marshall, que fue muy importante para superar la crisis en 1947, pero que no tuvo efectos a largo plazo. La vinculaci¨®n m¨¢s ¨ªntima se produjo gracias a la ret¨®rica propia de la guerra fr¨ªa y quedaron unidos bajo una abstracci¨®n llamada Occidente. En los a?os noventa, cuando ya ha ca¨ªdo el muro, se observa c¨®mo Estados Unidos y la Europa occidental vuelven a separarse. La complicidad ha sido temporal, fue s¨®lo un par¨¦ntesis que permiti¨® a Europa crecer y crear estructuras supranacionales, volverse sobre s¨ª misma con la descolonizaci¨®n y recuperarse de las ruinas de la guerra".
Tony Judt ha dividido Postguerra en cuatro grandes bloques. El primero de ellos (que va de 1945 a 1953) da cuenta del fin de la vieja Europa, de la divisi¨®n que desencaden¨® el conflicto, de la guerra fr¨ªa. El segundo trata del "malestar de la prosperidad" y refleja la opulencia progresiva que conquista la Europa occidental y de las ilusiones que quedan definitivamente destruidas en el Este (Hungr¨ªa, 1956; el muro de Berl¨ªn, 1961; Checoslovaquia, 1968): "Cuando se pierde all¨ª el entusiasmo por el comunismo, surge la ilusi¨®n de que el sistema pueda transformarse desde dentro. M¨¢s adelante se comprueba que no hay reforma posible si ¨¦sta amenaza el monopolio del partido", dice Judt. La tercera parte (1971-1989) reconstruye la desalentadora d¨¦cada de los setenta, con la subida del petr¨®leo y la emergencia de las violencias terroristas, el fin de las dictaduras de Espa?a, Portugal y Grecia, el posterior auge del neoliberalismo y el rapid¨ªsimo y pac¨ªfico cambio que acaba con la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus sat¨¦lites. La ¨²ltima parte se ocupa de la nueva Europa que surge entre 1989 y 2006, y cierra el libro con un ep¨ªlogo -Desde la casa de los muertos- donde reflexiona sobre Europa y su memoria.
?C¨®mo resumir¨ªa los ¨²ltimos a?os que acabaron con el comunismo y qu¨¦ opina de la Rusia actual, que recupera viejos h¨¢bitos autoritarios? "La generaci¨®n que act¨²a en los a?os setenta considera que no tiene ya sentido la oposici¨®n entre capitalismo y comunismo, que la disyuntiva real es entre el socialismo que padecen y Europa. Esto les ha permitido elaborar una estrategia para salir del comunismo, pero para muchos ha representado una gran decepci¨®n. De ah¨ª la divisi¨®n actual en los pa¨ªses de la Europa oriental entre europe¨ªstas y antieurope¨ªstas. En cuanto a Rusia, el fin de la Uni¨®n Sovi¨¦tica fue tambi¨¦n el fin del imperio, y muchos lo a?oran a¨²n. No es accidental que la gente del antiguo KGB sea la que gobierne ahora y tampoco es casual que sigan explotando el mismo recurso, su riqueza en bienes primarios como el petr¨®leo y el gas".
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