Relatos pendientes
?Habr¨¢ que esperar m¨¢s todav¨ªa? Javier Qui?ones, que es un experto en el tema (y editor de los cuentos de Max Aub, por ejemplo) se queja en el t¨ªtulo de este libro de lo que ha habido que esperar hasta ahora sobre este tema -el exilio republicano en la literatura espa?ola- y como editor yo mismo hace ya casi cuarenta a?os, de la primera antolog¨ªa que se public¨® en el interior de Espa?a, en plena dictadura entonces (Narraciones de la Espa?a desterrada", Edhasa, 1970), de la que sigo estando muy contento, proclamo la prioridad de esta iniciativa, y sobre todo por su dedicatoria -"a todos lo espa?oles que tuvieron que abandonar su patria a ra¨ªz de la Guerra Civil, como muestra de respeto y homenaje", se dec¨ªa al final de la introducci¨®n que sali¨® intacta- en edici¨®n que me posibilit¨® mi amigo de siempre F¨¦lix Grande, director de esta pronto frustrada colecci¨®n, que sin embargo alcanz¨® en este caso tres reimpresiones con toda celeridad.
SOLO UNA LARGA ESPERA: CUENTOS DEL EXILIO REPUBLICANO ESPA?OL
Varios autores
Javier Qui?ones (editor)
Menoscuarto. Palencia, 2006
328 p¨¢ginas. 16 euros
Mi antolog¨ªa recog¨ªa 14 cuentos en aquellos dif¨ªciles tiempos, de 10 narradores del exilio, m¨¢s 2 catalanes y 2 poetas en espa?ol, de los que bastantes coinciden en los nombres con los que Javier Qui?ones propone hoy, no en sus t¨ªtulos concretos pero s¨ª en la autor¨ªa. De hecho, s¨®lo hay tres novedades hoy -Chaves Nogales, ?lvaro Fern¨¢ndez Su¨¢rez y Rafael Dieste- cuyo rescate ha sido posterior, aunque luego a?ade algunos "microrrelatos" que no incorpora m¨¢s novedades. Hay sorpresas, aunque pocas, en los nombres de los autores llamados "fijos" (Ayala, Aub, And¨²jar, Chacel, Rodoreda, Paulino Masip, Sender, Arana, Barea, Serrano Poncela y Pere Calders) aunque los nombres de los cuentos hayan cambiado bastante, pues la bibliograf¨ªa utilizada ha aumentado considerablemente, pues cuarenta a?os no pasan en balde, lo que permite un mejor conocimiento del tema.
En aquella introducci¨®n se planteaba alg¨²n distingo para caracterizar el tema: en primer lugar, que su tema era m¨¢s pol¨ªtico que literario, con lo que su propia existencia era dudosa, aunque alguna caracter¨ªstica era com¨²n, su lenguaje era m¨¢s conservador que experimental -por eso no figuraba Jarn¨¦s, por ejemplo, pues hab¨ªa que salvaguardar el idioma, a trav¨¦s de espacios cambiantes y variados- y de ah¨ª que Francisco Ayala, el gran superviviente, se negara a figurar como miembro de ninguna "literatura del exilio", pues ello fue una etapa m¨¢s dentro de su larga vida y obra, ya que al final consideraba que m¨¢s bien ¨¦ramos los espa?oles del interior quienes est¨¢bamos dentro de una campana neum¨¢tica y aislados de la cultura universal, que estaba a mano de los exiliados del "exterior" m¨¢s que a los del interior, sometidos entonces a una implacable dictadura censorial. Con lo que todo se matiza al final, el conservadurismo idiom¨¢tico y la libertad tem¨¢tica como bases esenciales de este tipo de literatura.
Por todo lo dicho, cabr¨ªa esperar que el final de la literatura del exilio no ser¨ªa otro que el de subsumirse en la corriente general de la literatura espa?ola del siglo XX, con sus caracter¨ªsticas espec¨ªficas. As¨ª, por ejemplo, estudiar la literatura de Francisco Ayala como un continuum y su etapa del exilio, como un cap¨ªtulo de la misma -y as¨ª lo hace su esposa Carolyn Richmond en su magn¨ªfico ep¨ªlogo a la m¨¢s reciente, completa y mejor antolog¨ªa de sus cuentos, De toda la vida (Tusquets, 2006)-, aunque sea ya un abuso utilizar el milagro de su propia vida, como una norma general, pero s¨ª es algo normal utilizarla sub especiae aeternitate, como usarla de lente de aumento, para caracterizar la visi¨®n final de todos los fen¨®menos que ha albergado en el interior del siglo que ha recorrido ya en el milagro de su propia vida, que, como todos los milagros, sigue vivo todav¨ªa y seguir¨¢. Pero valga esta antolog¨ªa que comento, como una buena aportaci¨®n a un tema siempre pendiente.
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