Cr¨®nica del ¨¢ngel devastado
"?ngel devastado", as¨ª llam¨® Thomas Mann a la joven Annemarie Schwarzenbach, fervorosa amiga y ocasional mecenas de los terribles Erika y Klaus. Ignorada hasta hace apenas una d¨¦cada, su figura est¨¢ cobrando hoy una destacada relevancia. Perteneciente a una riqu¨ªsima familia de empresarios suizos, Annemarie Schwarzenbach (1908-1942) tuvo una agitada y dram¨¢tica existencia, marcada por la autoridad materna, la adicci¨®n a la morfina y los intentos de suicidio; dese¨®, sobre todo, ser escritora, pero adem¨¢s practic¨® la arqueolog¨ªa y la fotograf¨ªa, ejerci¨® el reporterismo, y viaj¨® por medio mundo, desde los desiertos de Persia a la jungla del Congo; su desenvoltura y su turbadora presencia f¨ªsica la han convertido en un icono l¨¦sbico.
ELLA, TAN AMADA
Melania G. Mazzucco
Traducci¨®n de Xavier Gonz¨¢lez Rovira
Anagrama. Barcelona, 2006
559 p¨¢ginas. 23 euros
Se trata de una vida que en s¨ª
misma es una novela. As¨ª lo ha entendido Melania Mazzucco (Roma, 1966), que ha prescindido del g¨¦nero biogr¨¢fico para adentrarse en el territorio de la f¨¢bula, apoy¨¢ndose en datos ver¨ªdicos, amplific¨¢ndolos para elaborar la peripecia de una huida imposible. Mediante una pasmosa recreaci¨®n, que se dir¨ªa visionaria, Mazzucco ha logrado una ins¨®lita introspecci¨®n en una identidad tan inasible como compleja. El resultado es esta voluminosa Ella, tan amada, que recorre el desconcertante itinerario vital de quien quiso ser "la extranjera, la vagabunda, la peregrina errante de todos los caminos", y que registra no s¨®lo los hechos comprobados sino, por decirlo as¨ª, la atm¨®sfera, el alma que sustenta la enigm¨¢tica representaci¨®n de un ser extraordinario, amenazado siempre por la fragilidad emocional y la autodestrucci¨®n.
"Quien escribe", dice Mazzucco, al revisar los papeles privados de la Schwarzenbach, "se apodera de todo -de los vivos, de los muertos, de los que a¨²n no han nacido-". Esta observaci¨®n es cardinal para entender el procedimiento empleado por la escritora italiana. Pero no contempla la penetraci¨®n que se necesita para llevar a buen puerto un proyecto literario de la envergadura de Ella, tan amada, que se resuelve en una tr¨¢gica radiograf¨ªa de los a?os treinta, atravesados por la convulsi¨®n del nazismo y la p¨¦rdida de anclaje vital de cierta juventud, favorecida por el dinero, pero tambi¨¦n concienciada por los ideales de libertad que encarnaban sus propios privilegios, la exquisita educaci¨®n y el ansia de intervenir en el curso de la historia.
No obstante, la intensa fasci
naci¨®n que ejerce sobre la autora la Schwarzenbach -y que, sin duda, tambi¨¦n alcanzar¨¢ al lector- no resta un ¨¢pice de objetividad a su retrato. Ella, tan amada, apenas se distrae con las brumas hagiogr¨¢ficas. Consciente de que se trata de un personaje para quien la valoraci¨®n ¨¦tica de sus acciones pasa, irremediablemente, por la pulsi¨®n est¨¦tica, y que a menudo son fruto del capricho o de un confuso sentido de la eficacia -donde el sexo y la seducci¨®n son primordiales- Mazzucco ha evitado las explicaciones psicol¨®gicas, tan socorridas y simplificadoras. Mazzucco no enfoca s¨®lo la enmara?ada personalidad de la Schwarzenbach, sino tambi¨¦n el car¨¢cter de todos los que la conocieron y padecieron: los hermanos Mann; su marido, el diplom¨¢tico franc¨¦s Claude Clarac -un matrimonio a conveniencia de ambos, tambi¨¦n tormentoso-; la relaci¨®n desigual con sus hermanos; la protecci¨®n in¨²til del padre; el celoso control de Ren¨¦e, la madre, que consideraba que su hija Annemarie era una obra de arte creada por ella, una prolongaci¨®n de sus inclinaciones l¨¦sbicas. Y muchos otros, no por secundarios concebidos con menor precisi¨®n, a lo que hay que a?adir las admirables descripciones de los paisajes m¨¢s diversos de Asia, ?frica y Am¨¦rica, adem¨¢s de la Europa de entreguerras. La magn¨ªfica, flexible y zigzagueante prosa de Mazzucco acredita en el lector la seguridad de estar delante de uno de los talentos m¨¢s prodigiosos de la novel¨ªstica actual.
En alg¨²n momento se dice de Annemarie Schwarzenbach que "nunca hab¨ªa sido capaz de apagar pasiones ni de corresponder a las mismas, tan s¨®lo de encenderlas". Una afirmaci¨®n que se podr¨ªa aplicar a la novela en general, y muy en particular a Ella, tan amada.
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