"Quiero que se haga justicia"
La viuda del alcalde de San Agust¨ªn Loxicha reclama desde hace nueve a?os que se investigue el asesinato de su marido
La noche del 24 de abril de 1997 entre 60 y 80 elementos de la polic¨ªa judicial vestidos de negro irrumpieron violentamente en la casa de Celerino Jim¨¦nez Almaraz, en la comunidad de Santa Mar¨ªa Jaltengo, al sur de Oaxaca. Era presidente del Consejo Municipal de San Agust¨ªn Loxicha, elegido por la asamblea comunitaria, seg¨²n los usos y costumbres de los indios zapotecos. Ten¨ªa 26 a?os. Sin identificarse y con el rostro cubierto, los agresores levantaron violentamente de sus camas a toda la familia. Gritaban "entreguen las armas", profer¨ªan insultos y se ensa?aron con Celerino, a quien golpearon, arrastraron y dispararon en una pierna. Los individuos que se llevaron a rastras al herido luc¨ªan en la espalda las siglas PJE (Polic¨ªa Judicial del Estado).
Un agente policial ha sido condenado a 36 a?os por el crimen, pero hay m¨¢s implicados
Dos d¨ªas despu¨¦s, la radio dijo que Celerino muri¨® en un enfrentamiento entre miembros de la organizaci¨®n guerrillera Ej¨¦rcito Popular Revolucionario (EPR) y el Ej¨¦rcito. ?sa fue la versi¨®n oficial de la fiscal¨ªa. Mar¨ªa Estela Garc¨ªa fue a Pochutla a reconocer el cad¨¢ver de su esposo. Ten¨ªa 27 a?os y llevaban 16 meses casados. "El cuerpo estaba destrozado, con varios balazos", recuerda la viuda, que no sab¨ªa lo que significaba la palabra tortura hasta que el forense del Estado de M¨¦xico declar¨® que Celerino muri¨® a consecuencia de las torturas. Mar¨ªa Estela inici¨® una cruzada para averiguar por qu¨¦ mataron a su marido. Recorri¨® M¨¦xico y varios pa¨ªses para denunciar el caso, que present¨® ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA). Hoy est¨¢ convencida de que la muerte de Celerino tuvo que ver con los conflictos por la propiedad de la tierra de aquella zona, en los que est¨¢n implicados miembros de las corporaciones policiales.
Las autoridades esgrimen el hecho de que, en el ataque del EPR a la base militar de Huatulco del a?o anterior, muri¨® un compa?ero de Celerino, el regidor de Hacienda de San Agust¨ªn Loxicha. "Fue inmediato: se produjo el ataque en Huatulco y acusaron a la gente de Loxicha de ser del EPR", dice Mar¨ªa Estela Garc¨ªa. El Consejo Municipal en pleno fue capturado. "D¨ªa tras d¨ªa, la gente ven¨ªa a casa para decirnos 'ya detuvieron a fulano', o contarnos casos de mujeres violadas. S¨®lo quedaba Celerino en libertad". Hasta el 24 de abril.
El 9 de mayo, la viuda se march¨® del pueblo y en la ciudad de Oaxaca convoc¨® una conferencia de prensa para denunciar el caso. Durante cuatro a?os difundi¨® su protesta en un campamento instalado frente al Palacio del Gobierno estatal, con un grupo de mujeres cuyos maridos estaban en la c¨¢rcel o desaparecidos.
El 27 de septiembre de 2001, el juez orden¨® la detenci¨®n de Lucio Esteban V¨¢zquez Ram¨ªrez, agente de la Polic¨ªa Judicial, como responsable del homicidio de Celerino. Tres a?os despu¨¦s fue condenado a 40 a?os de prisi¨®n por el delito de homicidio calificado, que fueron rebajados a 36 a?os. "Ha apelado de nuevo. Es un hombre poderoso que cuenta con la protecci¨®n de las autoridades", dice Mar¨ªa Estela, que en todos estos a?os ha recibido diversas amenazas. La ¨²ltima fue el 30 de enero pasado, con el incendio provocado de un veh¨ªculo frente a su casa en la ciudad de Oaxaca. "S¨®lo quiero que se haga justicia", reclama Mar¨ªa Estela. "Tenemos pruebas de que hay m¨¢s implicados. La procuradur¨ªa reconoci¨® que 16 de sus hombres participaron en la detenci¨®n de Celerino, pero asegura que s¨®lo V¨¢zquez mat¨® a mi marido". El caso est¨¢ en manos de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos.
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