El Madrid saca petr¨®leo de Tarragona
El equipo de Capello remonta un partido que el N¨¤stic gobierna con facilidad durante toda la primera mitad
El Madrid m¨¢s italiano sac¨® anoche petr¨®leo de Tarragona. Dio una lecci¨®n en el Nou Estadi al m¨¢s puro estilo del calcio, y ya se sabe que en el pa¨ªs del campe¨®n del mundo los partidos se ganan con los peque?os detalles y las jugadas epis¨®dicas. Marc¨® justo antes y despu¨¦s del descanso en dos acciones a bal¨®n parado de dos defensas, Roberto Carlos y Helguera, y Robinho puso al final, con un remate precioso, un poco de arte entre tanto tost¨®n. El juego blanco fue escaso, por no decir p¨ªrrico, pero tuvo una virtud: su eficacia fue demoledora y no se dej¨® enredar por el N¨¤stic, que le domin¨® durante tres cuartas partes de partido. El equipo grana, pen¨²ltimo en la tabla, encajon¨® al Madrid pero dio la impresi¨®n de que podr¨ªa jugar una eternidad sin ver puerta. Todo su esfuerzo s¨®lo se vio recompensado con el gol de penalti de Abel Buades, se?alado a instancias del linier y cometido por Cannavaro sobre Makukula, muy castigado por el partido. Tras pasarlas canutas en la primera mitad, el Madrid se dedic¨® a que pasara el reloj y a confiar en Casillas, que par¨® todo lo que le lleg¨® y a aguardar la guinda de Robinho.
Fue casi una broma comparar al Madrid que amordaz¨® al Bar?a con el que se asom¨® por Tarragona. Parec¨ªa que Capello hab¨ªa conseguido dar en el cl¨¢sico con un punto de inflexi¨®n al juego blanco, pero anoche volvi¨® de bruces a la tierra. Rub¨¦n, el portero grana que ten¨ªa un delicado debut al sustituir al ex madridista Bizarri, fue casi un espectador m¨¢s, salvo en los tres goles y en una mano final. No hubo ni rastro de Ra¨²l o Van Nistelrroy. Obtuvo el Madrid un premio inmenso ante su escasa productividad. Apenas pis¨® el ¨¢rea grana. El N¨¤stic, que s¨®lo hab¨ªa ganado en Montjuic este a?o, lo descosi¨® de arriba abajo antes de alcanzar el descanso. Capello ya intu¨ªa que el partido tendr¨ªa la pinta del del fiasco de Getafe y que los tarraconenses ir¨ªan al 110%. Pero el presagio sirvi¨® de bien poco. El N¨¤stic lleva 56 a?os sin ganar un partido de Primera Divisi¨®n en casa -los mismos a?os que tard¨® en recuperar la categor¨ªa- y sab¨ªa, intu¨ªa, que ten¨ªa una importante cita con la historia. Todo lo contrario que para el Madrid. El partido, entre el Bar?a y la Liga de Campeones, ten¨ªa sabor a encerrona.
Cu¨¦llar, un veloz interior, se encarg¨® r¨¢pido de recordar el gui¨®n. No tard¨® ni un minuto en irse de Roberto Carlos y de empezar a colgar centros al ¨¢rea de Casillas, el mejor de su equipo. Con un centro del campo correoso y sin dar un bal¨®n por perdido, el N¨¤stic se engull¨® a la medular blanca y Cu¨¦llar y Gil hicieron sendos sietes por los costados blancos. Makukula, el gigante delantero congole?o, desesper¨® a Cannavaro y se hinch¨® a reclamar faltas reclamadas por la grada y que el ¨¢rbitro no pit¨®. Casillas estuvo impecable: despej¨® todos los centros y los remates del brasile?o Gil y de Buades. El N¨¤stic empezaba ya a pagar cara su inocencia ante puerta.
Con todo el Madrid encerrado en su ¨¢rea, defendiendo con cinco defensas, el N¨¤stic encontr¨® el premio que buscaba con tanto anhelo. A la en¨¦sima falta reclamada por el congole?o, el ¨¢rbitro pit¨® penalti despu¨¦s de ser alertado por el linier. Buades, el capit¨¢n, no err¨® la pena m¨¢xima y en Tarragona se abri¨® el cielo. Pero el ¨¦xtasis dur¨® apenas unos minutos. Obligado por el marcador en contra, el Madrid se hizo entonces con el bal¨®n y empez¨® a merodear el ¨¢rea de Rub¨¦n. Robinho se lanz¨® a hacer una bicicleta justo en la frontal del ¨¢rea, hasta que fue derribado, y Roberto Carlos lanz¨® un tiro cruzado, raso y en picado que hizo in¨²til la estirada de Rub¨¦n despu¨¦s que la pelota diera en la suela de la zaga blanca.
Casi sin despeinarse, el Madrid se encontr¨® tras el descanso con el segundo gol del hasta hace pocas fechas marginado Iv¨¢n Helguera, libre de marcaje, tras un c¨®rner botado por Guti. Le quedaba al N¨¤stic intentar la proeza de remontar. Su dominio fue en vano porque Casillas desbarat¨® las acciones de Pinilla y Campano. Robinho, para desesperaci¨®n grana, marc¨® el tercero y el N¨¤stic se despidi¨® con un desolador disparo de Llera al palo. El Madrid mat¨® el partido a la que el N¨¤stic quiso darle vida.
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