El tomate (o las l¨®gicas perversas)
La hab¨ªamos invitado a San Sebasti¨¢n para participar en unas jornadas literarias. Proced¨ªa de un pa¨ªs lejano que hab¨ªa tenido que abandonar para escapar de una dictadura. Eso le hab¨ªa agudizado, probablemente, el sentido y el instinto de la distancia. La ma?ana misma de su intervenci¨®n en nuestro congreso, la escritora de la que les hablo quiso darse una vuelta por uno de los mercados donostiarras. En uno de los puestos de verdura eligi¨® un tomate, se lo dio a la vendedora; ¨¦sta lo pes¨® y le dijo el precio. Mantuvieron entonces, seg¨²n nos cont¨® ella misma m¨¢s tarde, un di¨¢logo parecido a ¨¦ste:
-Debe de haber un error, yo s¨®lo quiero un tomate.
-Eso le he puesto.
-?Y no se ha equivocado en el precio?
-No.
-?C¨®mo es posible que sea tan caro un tomate?
-Es que es de aqu¨ª.
-Raz¨®n de m¨¢s para que sea barato, no tienen que traerlo de lejos-, contest¨® entonces nuestra escritora, recordando seguramente lo costoso de algunos desplazamientos.
Por la tarde, ella nos cont¨® la an¨¦cdota y nosotros comprendimos y/o sonre¨ªmos, m¨¢s o menos. Que hay l¨®gicas que resultan dif¨ªciles de entender, tan dif¨ªciles que parecen hechas al rev¨¦s, dise?adas con una intencionalidad autodestructiva.
Aunque la expresi¨®n haya sido b¨¢rbaramente colonizada, no me resisto a utilizarla en esta columna. Porque aqu¨ª, en Euskadi, "hay mucho tomate", en el sentido de la an¨¦cdota referida; hay mucha l¨®gica invertida, desconcertante e incluso perversa. Por ejemplo la que determina la jerarquizaci¨®n informativa de la ETB, su orden de prioridades que veo, tantas veces, como un mundo al rev¨¦s, como la representaci¨®n de una cola de pescadilla mordiendo cabeza ajena. El otro d¨ªa, sin ir m¨¢s lejos, con la actualidad del robo de pistolas, la respuesta a palo seco del presidente del Gobierno y sus desembocaduras, el Teleberri se abri¨®, para variar, con la cara y el discurso (vac¨ªo) de Joseba Permach; y luego, despu¨¦s de esa atribuci¨®n de la batuta informativa a Batasuna, vino el resto. Esa ordenaci¨®n de factores, esa l¨®gica de la ETB es como la del tomate: sobredimensiona lo que a algunos les interesa y nos pone a los dem¨¢s los precios de la pol¨ªtica por las nubes.
La l¨®gica con la que el Gobierno vasco aborda el tema y la urgencia del ahorro energ¨¦tico puede calificarse tambi¨¦n de tomate o de tomatina, porque tenemos un medioambiente perdido de manchas. Hace unos meses se inici¨® el plan Renove que conced¨ªa a quienes adquirieran un electrodom¨¦stico de bajo consumo una peque?a ayuda econ¨®mica. El programa se acaba de suspender; ha muerto de ¨¦xito; los vascos se han apuntado con tanta decisi¨®n al ahorro energ¨¦tico que su Administraci¨®n se ha quedado sin fondos. (Este agotamiento tan prematuro lleva a preguntarse por la l¨®gica del conocimiento de la realidad ciudadana, de las previsiones y de los c¨¢lculos burocr¨¢ticos; y a temer la respuesta.) Una l¨®gica digna de su nombre dictar¨ªa una inmediata ampliaci¨®n de fondos para el Renove, sobre todo teniendo en cuenta el nivel disparado y disparatado de nuestras emisiones de CO2. Una l¨®gica digna no plantear¨ªa en nombre de la sostenibilidad programas que no se sostienen, que caen por su propio peso a los cuatro meses de entrada en vigor y cuando a¨²n queda tanto por hacer, tanto aparato contaminante por reconvertir. Pero no.
El camino que lleva, con m¨¢s o menos curvas, de una chispa de columna a una columna entera no siempre resulta f¨¢cil de reconstruir. Hoy s¨ª puedo. Porque lo que me ha conducido directamente al tomate y a las l¨®gicas descabezadas o perversas es que el mismo d¨ªa en que se hac¨ªa p¨²blico el fallecimiento del exitoso plan Renove, el Gobierno vasco anunciaba otro plan. Un plan para fomentar en la ciudadan¨ªa el consumo responsable, de productos mejores, m¨¢s limpios, con un ciclo de vida m¨¢s sostenible. ?Qui¨¦n lo entiende?
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