Sindicatos de los cinco continentes se unen en una nueva confederaci¨®n
La CSI, que contabiliza 168 millones de afiliados, quiere afrontar el reto de la globalizaci¨®n
Los principales sindicatos de todo el mundo han aparcado sus diferencias ideol¨®gicas, religiosas y geogr¨¢ficas para coordinar sus estrategias ante un reto com¨²n: la globalizaci¨®n. La tradicional dispersi¨®n del movimiento obrero ha llevado a las dos grandes organizaciones sindicales del mundo a fusionarse para crear la mayor central de trabajadores. La Confederaci¨®n Sindical Internacional (CSI), constituida ayer en Viena, aglutina a 306 colectivos con 168 millones de afiliados. Para afianzar su identidad fijar¨¢ un d¨ªa de lucha por una nueva globalizaci¨®n.
Las grandes instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organizaci¨®n Mundial de Comercio avanzan con paso firme en la defensa de sus intereses. Pero el movimiento obrero ha sido siempre mucho m¨¢s rezagado, inmerso en batallas internas que en ocasiones han acallado su voz. Con el prop¨®sito de reforzar los derechos laborales que deteriora la globalizaci¨®n, varios dirigentes sindicales decidieron hace un par de a?os crear una confederaci¨®n que aglutinara a las dos grandes ya existentes (CIOSL y CMT) y a otros grupos desperdigados. "Es la primera vez que ocurre algo as¨ª", reflexiona C¨¢ndido M¨¦ndez, l¨ªder de UGT.
Los integrantes de este nuevo movimiento son conscientes de las dificultades que afrontan. En su seno hay organizaciones de lo m¨¢s heterog¨¦neo, desde sindicatos cristianos belgas hasta grupos comunistas latinoamericanos. "Las dificultades mayores han sido para conseguir que todo el mundo se sintiera protagonista", explica Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, secretario general de Comisiones Obreras. El resultado es que se ha logrado conciliar los intereses de 306 organizaciones con m¨¢s de 168 millones de afiliados de 170 pa¨ªses. Por Espa?a se han adherido UGT, CC OO, ELA-STV y USO. Entre todas representan a m¨¢s del 90% de los trabajadores del pa¨ªs.
Para intentar garantizar la cohesi¨®n, el nuevo macrosindicato ha adoptado el compromiso expl¨ªcito de no establecer diferentes corrientes de opini¨®n. "Si se produjeran supondr¨ªa un debilitamiento", considera M¨¦ndez. En su lugar han definido unos principios b¨¢sicos con los que todos se sienten c¨®modos: un car¨¢cter progresista, la defensa de los valores democr¨¢ticos y los derechos de los trabajadores. Y buscar¨¢n un d¨ªa de acci¨®n mundial para reivindicar que otra globalizaci¨®n es posible.
Los sindicalistas espa?oles est¨¢n convencidos de que con este nuevo marco mejorar¨¢n su interlocuci¨®n frente a los grandes poderes econ¨®micos. Las organizaciones fundadoras se proponen conseguir que esos organismos internacionales respondan a los objetivos sindicales, con criterios sociales, laborales, medioambientales y de g¨¦nero en sus programas de trabajo. "Hay que mandar un mensaje muy potente a las multinacionales. Tenemos que mejorar nuestra correlaci¨®n de fuerzas con ellas; tienen mucha m¨¢s fuerza que muchas instituciones democr¨¢ticas", subraya M¨¦ndez.
Los sindicatos son conscientes de que su ¨¦xito requerir¨¢ tambi¨¦n cambios internos. No es posible hoy afrontar los nuevos problemas con estrategias de hace 100 a?os. Por eso el programa de la CSI sit¨²a entre sus primeros puntos la necesidad de "adaptar los m¨¦todos de trabajo del movimiento sindical internacional en funci¨®n de los retos de la globalizaci¨®n". Fidalgo lo explica: "Lo primero es crear organizaciones regionales fuertes. Y adaptarse a las ¨¢reas de integraci¨®n econ¨®mica para convertirlas en ¨¢reas de integraci¨®n social".
Mujeres e inmigrantes
Tampoco los temas de inter¨¦s sindical son los mismos que anta?o. M¨¢s all¨¢ de las cuestiones cl¨¢sicas como la redistribuci¨®n de la riqueza o los servicios p¨²blicos, los sindicatos ponen el acento en la mujer, los j¨®venes, los inmigrantes, la precariedad y hasta la lucha contra el sida desde el centro de trabajo.
La CSI se asegurar¨¢ que "la perspectiva de g¨¦nero quede integrada plena y transversalmente en todas sus pol¨ªticas". Esa misma idea debe trasladarse a los sindicatos. "Hay que redoblar esfuerzos en la sindicalizaci¨®n de mujeres", reza el programa. De hecho, la mujer logr¨® una gran representaci¨®n en el congreso celebrado ayer. Y como presidenta de la CSI han elegido a una australiana, Sharan Burrow (el secretario general, el cargo realmente ejecutivo, ser¨¢ el belga Guy Ryder).
En inmigraci¨®n, se ha dado "un salto cualitativo", en palabras de Manuel Bonmati, responsable de internacional de UGT. Se intentar¨¢ relacionar a los sindicatos de los pa¨ªses emisores de trabajadores con los de territorios receptores para regular los flujos de trabajadores.
El fin de la guerra fr¨ªa
S¨®lo existe un precedente cercano de unidad en el movimiento obrero. Al final de la Segunda Guerra Mundial, algo m¨¢s de 40 sindicatos se unieron en la Federaci¨®n Sindical Mundial. El intento de defender a los trabajadores desde una perspectiva internacional s¨®lo dur¨® cuatro a?os; en 1949, inmersos ya en la guerra fr¨ªa, las organizaciones se dividieron en dos bloques: la mayoritaria CIOSL, de car¨¢cter occidental, y la CMT, de cariz cristiano. Los sindicatos comunistas continuaron en la cada vez m¨¢s minoritaria Federaci¨®n Sindical Mundial.
La Confederaci¨®n Sindical Internacional (CSI) constituida ayer aglutina pr¨¢cticamente a todas las tendencias. Gran parte de su fuerza radica en el antiguo bloque sovi¨¦tico, pues Rusia es el pa¨ªs que aporta m¨¢s afiliados (23 millones), seguida de Ucrania (nueve millones). "Esto ha relegado a EE UU a un tercer lugar", explica Javier Doz, responsable del ¨¢rea internacional de CC OO. No est¨¢ representado ning¨²n sindicato chino ni cubano por "no reunir las condiciones democr¨¢ticas".
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