Feliz tres veces 10, Guti
Una tercera parte de Juan Urbano, que como se sabe es fil¨®sofo, sentimental y del Real Madrid, se sent¨ªa feliz y otra lo hac¨ªa sentirse violentamente melanc¨®lico, la primera de ellas porque sal¨ªa de casa de su amor capic¨²a con la cabeza llena de campanas y la segunda porque acababa de leer en el peri¨®dico que su jugador preferido, Guti, cumpl¨ªa 30 a?os, lo que en un futbolista es como empezar a correr hacia la puerta de salida, y eso le hizo sentir, de inmediato, una tristeza premonitoria. Eso es lo malo de ser hincha de un equipo, que la edad de tus ¨ªdolos tambi¨¦n la cumples t¨² y, poco a poco, se te llena la vida? de adioses y retiradas.
Para ¨¦l, la de Guti, cuando llegase, iba a ser de las peores, tan dura como las de Netzer y la de Zidane, los otros dos dieces que m¨¢s le hab¨ªan gustado.
Ser¨ªa capaz de darle un pase de tac¨®n a Aquiles y de colarle el bal¨®n al caballo de Troya
Porque Guti pod¨ªa llevar en la camiseta el n¨²mero 14 o el que le diera la gana, pero siempre ser¨ªa el 10 del equipo, el que hace que merezca la pena pagar el precio de la entrada. Pero eso no era todo, porque Juan Urbano, adem¨¢s, le hab¨ªa dado siempre una categor¨ªa heroica a ese muchacho que parec¨ªa tener que hacer el doble que los dem¨¢s para llegar al mismo sitio y donde los otros pisaban terreno llano ¨¦l encontrase monta?as.
Ahora que, por fin, Guti era titular indiscutible, precisamente con el ¨²ltimo entrenador del mundo con el que uno pensar¨ªa que iba a serlo, Juan Urbano se acord¨® de la forma en que se hab¨ªa tenido que reinventar varias veces, cosa que s¨®lo son capaces de hacer los genios. Se acord¨® de cuando empezaba a saber de ¨¦l, en los tiempos en los que jugaba de medio-centro Fernando Redondo y Guti le copiaba el peinado; y de cuando empez¨® a convertirse en el 10 del equipo y ficharon a Zidane para ese puesto; y despu¨¦s en el 9 y ficharon a Ronaldo; y despu¨¦s en el 6 y trajeron a Beckham... Y de cuando la afici¨®n del Santiago Bernab¨¦u le daba siempre un aplauso de menos y un silbido de m¨¢s. "La verdad es que lo de este hombre", se dijo, "es como para ponerle un casco y unas flechas y meterlo en la Iliada: pura ¨¦pica. Seguro que si lo hici¨¦ramos, ser¨ªa capaz de darle un pase de tac¨®n a Aquiles y de colarle el bal¨®n por la trampilla, desde 50 metros, al caballo de Troya.
El tercio restante de Juan Urbano, el que tiraba de ¨¦l hacia la filosof¨ªa, le hizo darle al asunto de Guti una dimensi¨®n moral. "Porque, vamos a ver", reflexion¨®, "?acaso no es su caso una par¨¢bola cuya moraleja es que el talento se puede imponer a las trabas que le ponen en el camino estas sociedades donde nada tiene valor porque todo tiene un precio?". Lo que quer¨ªa decir es que vivimos en un mundo en el que la importancia de las personas parece calcularse en euros, dependiendo del dinero que sean capaces de hacerle ganar a alguien, y que si aceptamos el deporte como indicio o s¨ªntoma, resulta esperanzador que al final alguien que, como el centrocampista del Real Madrid, representa la lucha del talento contra la publicidad, se lleve el gato al agua y sea, dentro del campo, el jefe de los que en las tiendas venden cien mil veces m¨¢s camisetas que ¨¦l. Es sencillo, ¨¦l lleva el tim¨®n porque juega igual de bien fuera de los anuncios que algunos de sus compa?eros dentro. M¨¢s claro, agua.
Por a?adidura, Juan Urbano tambi¨¦n consideraba a Guti un pedagogo, alguien a quien, por exquisito y por moderno, tampoco quer¨ªa mucho su propia afici¨®n y que tuvo que ense?ar a su p¨²blico a entender no s¨®lo que la parte de afuera de las personas no es relevante a la hora de juzgar su trabajo, sino tambi¨¦n que algunos de los mitos del f¨²tbol en general y del Real Madrid en concreto se hab¨ªan quedado antiguos, tanto en su aspecto como en su esencia: toda esa ret¨®rica de la bravura, la adrenalina y la casta, que no es m¨¢s que la caspa con una letra cambiada... Al final, la voz de Guti, que tiene mirada de arquitecto y pulso de cirujano en los pies, es la ¨²nica que se oye en mitad del tumulto, sencillamente porque es la que m¨¢s cosas dice y la que las dice de un modo m¨¢s hermoso. En los ¨²ltimos tiempos, cada vez que el Santiago Bernab¨¦u ovaciona a su 10 favorito, Juan Urbano se siente en paz, como cualquier persona que tiene la suerte de presenciar, aunque sea una vez en la vida, el espect¨¢culo m¨¢s bello que puede verse: el triunfo de la justicia sobre todos sus enemigos, que son muchos y algunos son de los nuestros. Feliz cumplea?os, feliz tres veces 10.
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