Examen aprobado
Un resultado electoral es, antes que nada y por encima de todo, la s¨ªntesis de las manifestaciones de voluntad de los ciudadanos que ejercen el derecho de sufragio acerca de la mayor¨ªa parlamentaria y del Gobierno que los ha dirigido en la pasada legislatura. En unas elecciones se examinan todos los partidos que participan en ellas, pero sobre todo el o los partidos que han tenido la mayor¨ªa parlamentaria y han podido, por ello, formar Gobierno. ?sta es la ¨²nica perspectiva insoslayable en todo an¨¢lisis electoral. Despu¨¦s puede haber muchas m¨¢s, como Xavier Vidal-Folch nos recordaba en su art¨ªculo de ayer Paradojas catalanas. Pero ¨¦sta es la que no puede faltar y la m¨¢s decisiva para interpretar el resultado electoral. Lo que caracteriza a la democracia, como nos ense?¨® Shumpeter, es que en cada elecci¨®n los ciudadanos podemos echar a quienes nos han gobernado desde la elecci¨®n anterior.
Y desde esta perspectiva los resultados de las elecciones catalanas del pasado mi¨¦rcoles no son dif¨ªciles de interpretar. El tripartito ha aprobado el examen. No lo ha aprobado con brillantez, pero lo ha aprobado de manera inequ¨ªvoca. M¨¢s de la mitad de los ciudadanos que acudieron a las urnas (50,41%) ha votado por los partidos que han gobernado en la pasada legislatura en Catalu?a. Es verdad que el tripartito ha contado con un 4,47 % menos de apoyo del que tuvo en 2003 y que su ventaja respecto de CiU ha descendido del 23,94% al 18,89%, pero no lo es menos que la ventaja sigue siendo enorme. Los 556.664 ciudadanos de m¨¢s que han votado a los partidos del tripartito frente a los que han votado a CiU representan el 59,97% de todos los votos obtenidos por esta ¨²ltima. Desde el punto de vista de la legitimidad democr¨¢tica no hay, pues, el menor reparo que pueda hac¨¦rsele a una reedici¨®n de la f¨®rmula de gobierno.
Si de los n¨²meros pasamos a la l¨®gica pol¨ªtica que ha presidido la campa?a electoral, la conclusi¨®n a la que se llega no es distinta. Nadie discute que quien ha definido los t¨¦rminos de debate electoral ha sido CiU. Y los ha definido como un enfrentamiento frontal con el tripartito. El famoso DVD no dejaba lugar a dudas. Lo que los ciudadanos ten¨ªan que decidir era si se pod¨ªa repetir o no el tripartito, en el bien entendido de que, no siendo posible su reedici¨®n, ser¨ªa CiU quien ocupar¨ªa la presidencia de la Generalitat. Lo que CiU ha pedido a los ciudadanos es que deslegitimaran pol¨ªticamente la repetici¨®n del tripartito.
Es obvio que no lo ha conseguido. Ha conseguido desgastar a los dos partidos mayoritarios del tripartito, PSC-PSOE y ERC, pero no ha conseguido que los ciudadanos les den la espalda. Despu¨¦s de lo que ha llovido pol¨ªticamente en estos a?os de sequ¨ªa, con una presi¨®n en contra desde el resto del Estado que casi se podr¨ªa calificar de escandalosa, el juicio que han emitido los ciudadanos de Catalu?a no puede calificarse sino de positivo. Para los ciudadanos que acudieron a votar han tenido m¨¢s peso los aciertos del tripartito que los "graves errores de actitud", por utilizar la expresi¨®n de Juan Jos¨¦ L¨®pez Burniol, en que han incurrido algunos de sus dirigentes.
Los ciudadanos le han dado una nueva oportunidad a los partidos que los han dirigido en el pasado para que contin¨²en haci¨¦ndolo. Se la han dado con muchas reservas, sin entusiasmo, pero se la han dado. Es verdad que el resultado electoral permite que se pongan en pr¨¢ctica otras alternativas, pero no lo es menos que ninguna de ellas se desprende de dicho resultado con la l¨®gica con la que se desprende la reedici¨®n del tripartito. Un Gobierno CiU-ERC no tendr¨ªa nada que ver con los mensajes que se le han transmitido a los ciudadanos y con base en los cuales ¨¦stos han acudido a votar. Un Gobierno CiU-PSC-PSOE todav¨ªa menos, aparte de que plantear¨ªa problemas estructurales de una envergadura extraordinaria.
La reedici¨®n del tripartito no s¨®lo es posible, sino probable. A?adir¨ªa que democr¨¢ticamente deseable. Es lo que m¨¢s se ajusta a lo que se ha discutido y se ha votado en esta campa?a electoral.
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