Diagn¨®stico grave para la ley antitabaco
Los m¨¦dicos de familia examinan los bares y denuncian que la norma regional da?a a los madrile?os
La Sociedad de Medicina de Familia ha constatado algo que ya saben los habituales de bares y discotecas: que la mayor parte de locales de m¨¢s de 100 metros cuadrados incumple la ley estatal antitabaco, en vigor desde el 1 de enero. Los propios m¨¦dicos de la asociaci¨®n han salido a la calle a inspeccionar 403 bares en toda Espa?a, 52 de ellos en Madrid. El diagn¨®stico en la regi¨®n es m¨¢s grave: dos de cada tres establecimientos se saltan alg¨²n aspecto de la norma frente al 61,5% en el resto de Espa?a. Los incumplimientos m¨¢s habituales son la deficiente separaci¨®n entre zonas de fumadores y de no fumadores, y la ausencia de se?alizaci¨®n. Los m¨¦dicos denuncian que el nuevo reglamento regional "ir¨¢ en perjuicio de la salud de los madrile?os".
La asociaci¨®n que engloba a 18.000 m¨¦dicos de cabecera en Espa?a ha visitado 403 locales de hosteler¨ªa, 57 de ellos en la regi¨®n. Sus conclusiones echan por tierra el esp¨ªritu de la ley antitabaco: s¨®lo el 32,4% de los bares y establecimientos madrile?os cumple la norma en su totalidad. En el resto de Espa?a esta cifra aumenta hasta el 38,5%.
El aspecto m¨¢s pol¨¦mico es el de la separaci¨®n f¨ªsica entre los que echan y los que aspiran el humo ajeno. La puerta divisoria entre ambas zonas de la que habla la ley s¨®lo se ve en el 7,5% de los establecimientos de Madrid frente al 22% de la media nacional. Una gran cafeter¨ªa de la Gran V¨ªa madrile?a es uno de ellos. El cliente que cruza la zona libre de humos tiene que respirar hondo antes de meterse en la zona acristalada destinada a los fumadores. A pesar de que el gerente presume de que la polic¨ªa le dijo que el suyo era el local que mejor cumpl¨ªa la norma de los que hab¨ªan visitado, la puerta abierta hace que el humo pueda pasar de un ¨¢rea a otra.
Francisco Camarelles, uno de los tres m¨¦dicos que visitaron los establecimientos madrile?os, se?ala que la separaci¨®n f¨ªsica completa es la ¨²nica forma de proteger la salud de los fumadores pasivos. "La evidencia cient¨ªfica nos dice que m¨¦todos como las cortinas de aire no son efectivos para prevenir las enfermedades asociadas al tabaco", sostiene. Vicente Pizcueta, de l
os Empresarios por la Calidad del Ocio defiende, en cambio, los sistemas de tratamiento del aire como la herramienta m¨¢s ¨²til para conciliar los derechos de los no fumadores con la aplicaci¨®n de la ley. "Nos parece bien la decisi¨®n de la Comunidad de relajar las normas estatales en la separaci¨®n de ambientes; la divisi¨®n por tabiques es imposible de aplicar en muchos establecimientos por la dificultad de obtener la licencia de obras", asegura. El reglamento aprobado el jueves por Esperanza Aguirre [que permite fumar en fiestas privadas y cafeter¨ªas de empresas] supone una forma de descafeinar la norma nacional, votada tambi¨¦n por el PP.
En el cub¨ªculo donde los clientes de la cafeter¨ªa de la Gran V¨ªa pueden echar mano del paquete de tabaco no hay rastro del cartel obligatorio que proh¨ªbe a los menores de 16 a?os entrar en la zona ahumada. ?ste es el segundo aspecto en el que m¨¢s inciden los m¨¦dicos de familia, en el de la insuficiente se?alizaci¨®n. Camarelles sostiene que s¨®lo uno de cada cuatro locales cuenta con el cartel disuasorio para los j¨®venes. "No me gusta que no me dejen fumar, pero entiendo que nadie tiene que aguantar mis humos", dice en la cafeter¨ªa Fabiana, una brasile?a de 27 a?os. De las 14 personas -siete empleados y siete clientes- preguntadas ayer en seis bares del centro, se deduce que todos, fumadores y no fumadores, apoyan la restricci¨®n del tabaco en los espacios p¨²blicos. Las dudas llegan al valorar el reglamento regional: cuatro de los clientes ve¨ªan con buenos ojos la flexibilizaci¨®n y tres cre¨ªan que ¨¦sta no era necesaria.
Seg¨²n Camarelles, el reglamento de Aguirre es coherente con la "ambig¨¹edad" que ha mantenido la Comunidad desde la entrada en vigor de la ley. "Perjudica a los pacientes que van a la consulta para dejar el h¨¢bito", opina. Adem¨¢s, Camarelles est¨¢ convencido de que los mensajes contradictorios que llegan de la Comunidad y del ministerio incitan a los ciudadanos a una mayor laxitud para cumplir la ley. "Los m¨¦dicos de familia apostamos por una restricci¨®n absoluta", concluye.
Y adem¨¢s de los que no separan o no se?alan adecuadamente, est¨¢n los que bordean los l¨ªmites de la legalidad. Como una cafeter¨ªa de la plaza de Santo Domingo en la que el humo invade todos sus rincones. Cuando el cliente, extra?ado, pregunta a un camarero si el local tiene m¨¢s de 100 metros -en cuyo caso la zona de no fumadores ser¨ªa obligatoria-, el empleado hace un gesto afirmativo con la cabeza. "Preg¨²ntale a mi jefe", dice con una media sonrisa. El responsable cuantifica en "95 o 97 metros cuadrados" la superficie. "Por los pelos, pero me salvo de hacer una obra", dice.
O el caso de una discoteca del centro. En la pared del local colgaba a principios de a?o un cartel con un "Prohibido fumar" en una zona. Ni rastro de separaci¨®n. Avanzada la noche, los j¨®venes olvidaban cu¨¢l era el sitio donde se pod¨ªa fumar. A las pocas semanas, la discoteca tom¨® otra decisi¨®n: retirar el cartel y dejar el resto como estaba.
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