A falta de juego, se imponen los goles

El Zaragoza, m¨¢s por h¨¢bito que por otra cosa y gracias a su carpanta Diego Milito, dobleg¨® al d¨®cil Getafe, que hizo malas todas sus estad¨ªsticas. Se le presum¨ªa al equipo madrile?o una defensa tan s¨®lida como saneada y una pegada de a¨²pa. Pero todo lo contrario; cometi¨® dos errores de bulto atr¨¢s que le condenaron sobremanera y s¨®lo marc¨® desde los once metros. Al Zaragoza, bien agradecido ante los regalos rivales, le bast¨® la punter¨ªa de sus delanteros. Y, de paso, saca pecho con una victoria que le asienta dentro de la zona Champions.

Un bal¨®n largo de la zaga repos¨® en el pecho de Sergio Garc¨ªa, que proven¨ªa de un claro fuera de juego ignorado por el asistente. Pulido sigui¨® la jugada, le gan¨® la posici¨®n al delantero y cedi¨® el cuero a Abbondanzieri. Pero se lo dio corto, demasiado blando. Y Sergio Garc¨ªa, todo un incordio, se revolvi¨® para retomar la posici¨®n. Pulido, superado, opt¨® por agarrar al delantero. Era el ¨²ltimo defensa y el colegiado no dud¨® en mostrarle la roja directa. Schuster, enfadado, se ech¨® las manos a la cabeza y vari¨® el dibujo t¨¢ctico: dej¨® a un solo delantero. La respuesta de V¨ªctor Fern¨¢ndez se hizo esperar, pero fue tan expresiva como contundente: sac¨® al menudo, pero habilidoso, media punta Long¨¢s por el medio centro Movilla. Retom¨®, as¨ª, su preferido 4-4-2 en rombo.

Pero la superioridad num¨¦rica no soliviant¨® al Zaragoza, que adoleci¨® sin remisi¨®n de sus notorias ausencias en la zona de creaci¨®n. Sin Celades, encargado de fusionar la defensa con la segunda l¨ªnea, y sin Aimar, el siguiente nexo de uni¨®n con la delantera, el conjunto blanquillo se tropez¨® reiteradamente en la construcci¨®n. Sin referente en la media punta, el Zaragoza se mostr¨® tan c¨®modo en los pases horizontales como indolente en los verticales. Una r¨¦mora que se le atragant¨® en exceso y que deber¨¢ trabajar su t¨¦cnico para futuras ocasiones. Entre otras cosas, porque a Aimar le precede un largo historial de lesiones y porque la mayor¨ªa de los rivales se plantan en La Romareda con la idea del cerrojo en el entrecejo.

Carente de ideas, el Getafe recul¨® en grado superlativo y se limit¨® a presionar en campo propio. Una variante que le dio resultado hasta que el Zaragoza encontr¨® en las jugadas a bal¨®n parado la mejor receta para paliar sus deficiencias ofensivas, hasta que la defensa madrile?a cometi¨® otro error infantil, imperdonable. D'Alessandro, brazos en jarra, sac¨® un c¨®rner envenenado al mism¨ªsimo punto de penalti. Y Diogo, absolutamente libre de marcaje, sin nadie que le encimara, empalm¨® el cuero al fondo de la red. Un fallo defensivo incomprensible y todo un mazazo. El Getafe, sin embargo, se repuso gracias a Diego Milito, que agarr¨® vistosamente a Belenguer dentro del ¨¢rea a la salida de un saque de esquina. Del Moral, tranquilo, transform¨® la pena m¨¢xima. Pero Diego Milito arregl¨® su desaguisado cuando aprovech¨® un pase de Sergio Garc¨ªa, cuando cruz¨® el esf¨¦rico ante la salida desesperada de Abbondanzieri. Palo y gol. Diego Milito, al rescate. Ewerthon, cuando el partido estaba en el ¨²ltimo resuello, puso la puntilla y sac¨® los colores al Getafe. A falta de jugadas trenzadas, al Zaragoza le alcanz¨® con la definici¨®n de sus delanteros.