Turqu¨ªa ha de entender
La Comisi¨®n Europea ha advertido seriamente a Turqu¨ªa de que su actitud ante el proceso de negociaci¨®n para su eventual integraci¨®n en la Uni¨®n Europea ha sido todo menos constructiva en los ¨²ltimos meses. Que un proyecto de la importancia estrat¨¦gica, de la potencial repercusi¨®n democratizadora en toda la regi¨®n y de tan prometedora proyecci¨®n econ¨®mica como es la eventual integraci¨®n de Turqu¨ªa en la UE se vea amenazado por el obstruccionismo de Ankara a la normalizaci¨®n de su trato con Chipre resulta literalmente absurdo. Ni el m¨¢s ciego fundamentalismo nacionalista puede explicar que un gran pa¨ªs como Turqu¨ªa se sienta incapaz de realizar un gesto pol¨ªtico que los Veinticinco no pueden evitar exigirle y es que, como candidato a una organizaci¨®n, respete a todos y cada uno de sus miembros. Turqu¨ªa tiene que abrir sus puertos y aeropuertos a aviones y buques grecochipriotas, tal como le pide la Comisi¨®n Europea.
Mucho podr¨ªa haberse discutido antes sobre la necesidad u oportunidad de que el Chipre griego ingresara en la UE sin haberse encontrado una soluci¨®n al drama de partici¨®n de la isla. Hay principios que Ankara debe aceptar porque de lo contrario puede embarrancar un dif¨ªcil proyecto que ha gozado de un amplio apoyo, junto a numerosas dudas y abundantes y razonables cr¨ªticas. Se trata de convertir en socio de la UE a un pa¨ªs de tradici¨®n europea, pero musulm¨¢n y enclavado en el espacio cultural de Oriente Pr¨®ximo.
La negociaci¨®n se abri¨® en su d¨ªa ya con muchas reticencias, y ¨¦stas no han hecho sino aumentar. Cierto que ha habido manifestaciones gratuitas de hostilidad hacia Turqu¨ªa en pa¨ªses de la UE. Pero no lo es menos que el Gobierno de Erdogan no ha hecho sino favorecer un clima de agitaci¨®n y de resentimiento antieurope¨ªsta que en realidad en nada puede favorecerle, ni siquiera a medio plazo. Los sue?os panturcos o de liderazgo expansionista en un convulso Oriente Pr¨®ximo no sirven hoy para la Turqu¨ªa moderna. Y Ankara ha de saber que la UE no est¨¢ dispuesta a ceder en sus principios y menos a amagos de chantaje.
Turqu¨ªa ha dado pasos de gigante en una d¨¦cada, y hay que recordar en estos d¨ªas los m¨¦ritos del recientemente fallecido ex primer ministro socialdem¨®crata B¨¹lent Ecevit, bajo cuyo liderazgo se forj¨® la voluntad turca de modernidad legal, pol¨ªtica y econ¨®mica como aspirante serio a un Estado de derecho homologable con las democracias europeas. Turqu¨ªa ha de entender el momento. Ser¨ªa una tragedia que rencores, malentendidos, peque?eces y c¨¢lculos mezquinos surgidos de la agitaci¨®n pol¨ªtica dieran al traste con un proyecto tan ambicioso y prometedor para la transformaci¨®n de una regi¨®n en permanente crisis desde el siglo XIX en un espacio pujante de libertad y prosperidad
para el presente siglo.
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