Genial Henin
La belga jugar¨¢ la final contra Mauresmo tras vencer a Sharapova y encaramarse al primer puesto de la clasificaci¨®n mundial
En medio de la batalla, justamente cuando todos gritaban, un hombre, el m¨¢s importante, se call¨®. Dej¨® de animar. De celebrar los puntos. De lanzar consignas. Aquel hombre, gorra negra escondi¨¦ndole de las c¨¢maras, miraba y remiraba sin conseguir ver algo que le animara. Mar¨ªa Sharapova perd¨ªa. Mar¨ªa Sharapova se hund¨ªa. Y Mar¨ªa Sharapova no encontraba el camino para ganar su semifinal del torneo de maestras, que se disputa en Madrid. Enfrente ten¨ªa a Justine Henin, una jugadora superlativa, fibra pura en cuerpo menudo. Y Henin mandaba. Y Henin ganaba. Y Henin, dolorida por un contrapi¨¦ que le hab¨ªa dejado en el suelo, hab¨ªa llevado el partido hasta la muerte s¨²bita decisivo. Venci¨® (6-2 y 7-6). Se llev¨® el encuentro, el n¨²mero uno mundial y el pase a la final, que le enfrentar¨¢ hoy a la francesa Am¨¦lie Mauresmo, ganadora de la belga Kim Clijsters (6-2, 3-6 y 6-3). Henin dej¨® a Madrid sin la reina del glamour. Y mucho antes vio c¨®mo el hombre de la gorra, ruso y padre de Sharapova para m¨¢s se?as, hab¨ªa dejado de animar, de celebrar los puntos y de lanzar consignas.
Henin triunfa en un entorno que le es hostil por naturaleza. No es una atleta prodigiosa. No es una gigante infinita. Es peque?a, pero r¨¢pida. Gusta de alimentar su leyenda de cuerpo fr¨¢gil y mente luchadora. Tiene una ventaja: puede llegar a ser genial, como ayer. Y tiene un t¨¦cnico, Carlos Rodr¨ªguez, que es un tipo de colmillo retorcido. "Sube a la red", le hab¨ªa dicho antes del partido; "s¨¦ agresiva. Demuestra que puedes dar batalla". Y Henin se aplic¨® a seguir sus consejos. Mezcl¨® las dejadas con los tiros profundos y demoledores. Abri¨® el comp¨¢s para buscar ¨¢ngulos imposibles. Los entrelaz¨® con pelotazos definitivos, profundos y a las l¨ªneas. Uni¨® los golpes secos con los liftados. Y fustig¨® a Sharapova, que ya andaba confundida por tanta variedad, con el l¨¢tigo de su brazo derecho. Muchos cambios de ritmo para la rusa.
"T¨¢cticamente, he hecho un encuentro perfecto", proclam¨® la belga, la primera tenista en jugar las finales de los cuatro torneos del Grand Slam y del Masters en el mismo a?o desde que la alemana Steffi Graf lo consiguiera en 1993: "Me he probado muchas cosas a m¨ª misma. Sobre todo, porque esta superficie no me va bien".
El piso, por lo tanto, favorec¨ªa a Sharapova. Ha vivido en Madrid agarrada a su servicio. Pocas jugadoras del circuito pueden sacar a 180 kil¨®metros por hora como ella. Ayer, sin embargo, fall¨® m¨¢s de la cuenta. Obligada a ceder la iniciativa, con el Madrid Arena abarrotado al reclamo de su figura -"?vamos, Mar¨ªa!", gritaba la grada-, tir¨® el partido hundida por los pelotazos que perdi¨® desde el centro de la pista. Sharapova busc¨® la victoria en la potencia y s¨®lo encontr¨® la red. Nunca acert¨® con el ritmo que le conven¨ªa, que es el alocado, el rockero, el de los partidos jugados de poder a poder. Acab¨® desconcertada. Demasiadas facilidades cuando la rival es Henin.
"Se merece el n¨²mero uno", dijo Sharapova de Henin; "he jugado un mal partido. No he encontrado mi lugar. He tenido una notable falta de concentraci¨®n. Fue una de esas contiendas en las que no te sale nada. Un mal d¨ªa. Tendr¨¦ que ser m¨¢s agresiva, subir m¨¢s a la red y fortalecer mi f¨ªsico. He acusado el cansancio".
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