Los platos rotos de los sesenta

Es temporada baja en Mallorca, pero nadie lo dir¨ªa; el asombrado visitante encuentra embotellamientos, precios europeos y un sol agresivo. Sin embargo, en la boscosa urbanizaci¨®n de Calvi¨¤ donde vive Cynthia Lennon reina el denso silencio de los ricos: nadie camina por las calles, no circulan coches. A su residencia, r¨²stica y abigarrada, se asciende entre vegetaci¨®n y estatuas de jard¨ªn.

Se intuye que habita m¨¢s gente en la casa, pero es Cynthia (Blackpool-by-the-Sea, Reino Unido, 1939) quien atiende directamente a los moscones de la prensa. Nada de protocolos, nada de temas vetados. Sonriente y alerta, hoy parece una Marianne Faithfull vestida de hippy, una comparaci¨®n que le complace -"pero yo nunca fui tan salvaje como Marianne; pobrecita, acaban de detectarle un c¨¢ncer de mama"-. Ella encadena con deleite los cigarrillos Royal Crown y mira burlona el despliegue del equipo del fot¨®grafo y el periodista. Nos instalamos en un mirador con vistas a una cala plateada. Cynthia se arranca antes de sacar el cuestionario: "Me siento obligada a contar mi versi¨®n de lo que ocurri¨® entre John y yo. Han salido centenares de libros sobre los Beatles donde yo soy descrita como una tontita, una provinciana de Liverpool a la que John ten¨ªa que dejar inevitablemente. ?Hey, yo estudi¨¦ arte, era una mujer culta, cocinaba muy bien! Lo indignante es que los autores de estos libros nunca nos conocieron entonces. Algunos hablan conmigo, pero luego ves que no sirvi¨® para nada, que mantienen sus ideas preconcebidas".

?Hay alg¨²n tomo sobre los Beatles que le merezca respeto?

Quiz¨¢ los de Ray Coleman. Aqu¨ª hay una habitaci¨®n llena de esos libros y apenas he hojeado algunos. Cualquier libro tiene un grano de verdad, pero? Yo recuerdo lo que viv¨ª, aunque puedo entender que alguien compare mi visi¨®n de lo que ocurri¨® con la de otras personas. En Anthology, los cuatro ofrec¨ªan una especie de biograf¨ªa oficial, pero no se escuchaba la voz de las personas que vivieron a su lado. Por eso es bueno que Patti Boyd [esposa de George Harrison, luego casada con Eric Clapton] explique sus vivencias. La hermanastra de John, Julia, tambi¨¦n tiene preparado un libro muy emocionante. Si esto fuera un rompecabezas, yo dir¨ªa que tenemos casi todas las piezas.

La imagen de John ya sufri¨® el purgante de la biograf¨ªa 'desmitificadora', a manos de Albert Goldman.

Una sarta de mentiras e interpretaciones maliciosas. Te lo dice alguien que estuvo all¨ª. Yo lo vi venir, hab¨ªa le¨ªdo el veneno que escribi¨® sobre Elvis. Cuando supe que Goldman muri¨® en el retrete de un avi¨®n no s¨¦ si me alegr¨¦, pero s¨ª pens¨¦ que era perfectamente adecuado: yo creo en la justicia c¨®smica.

En realidad, ya intent¨® reivindicarse en 1978, con A twist of Lennon, un tomo bastante ingenuo cuyo principal encanto fueron los dibujos de Cynthia. Ella ilustr¨® hasta los momentos embarazosos, como cuando, enfundada en medias de malla y minifalda, esperaba a John en las calles de Liverpool y era confundida con una totty (prostituta) a la pesca de clientes: "John estaba colgado de Brigitte Bardot y yo intentaba parecer una bomba sexual. Pero no era nada de eso: me perd¨ªa mi timidez". John y Yoko declararon su intenci¨®n de parar la publicaci¨®n de A twist of Lennon, pero, con el libro en las manos, no encontraron motivos para acudir a los tribunales: conscientemente, Cynthia se call¨® las situaciones m¨¢s truculentas, que ahora salen a la superficie en su nuevo libro, John.

"A twist of Lennon fue mi mensaje tranquilo a John. Normalmente, cuando una pareja se separa, lo hace tras muchas discusiones. No fue nuestro caso. Yoko le sac¨® de mi vida y no tuve oportunidad de explicarme?, ni de o¨ªr sus explicaciones. Incluso cuando ya est¨¢bamos divorciados y yo viajaba a Estados Unidos con Julian, John no quer¨ªa hablar, evitaba quedarse a solas conmigo. Era terrible el poder que Yoko ten¨ªa sobre ¨¦l".

En ambos libros, usted desmitifica a la famosa t¨ªa Mimi, la mujer que cri¨® a John.

Ella presum¨ªa de madre benevolente, pero la realidad es que era dominante, cruel, nada predispuesta a dejarle expresarse. La veo como una madre castradora, que dej¨® a John muchos traumas. Creo que ¨¦l ¨²nicamente fue libre a mi lado, cuando dejamos Liverpool. Luego cay¨® en manos de una t¨ªa Mimi de la vanguardia, una manipuladora conocida como Yoko Ono.

Eso suena demasiado freudiano?

No, hasta Yoko reconoci¨® que eran muy similares. Mimi adquiri¨® la custodia de John tras amenazar a su hermana con denunciarla como una mujer promiscua, que no viv¨ªa con su marido leg¨ªtimo. Ahora, ?qu¨¦ tipo de persona separa a una madre de su hijo? La misma clase de mujer que se lleva a John a vivir a Nueva York para alejarle de su hijo y de su vida anterior.

En su libro revela que le cost¨® ser aceptada por John y sus amigos debido a su reputaci¨®n de chica pija.

?Una estupidez! Se supon¨ªa que por venir de Wirral, donde viv¨ªa la clase m¨¢s acomodada, yo era una pija. Pero lo que m¨¢s nos diferenciaba era el acento: para ellos, eso significaba que yo iba de esnob. As¨ª que aprend¨ª a hablar scouse como ellos. Julian [el hijo de Cynthia y John Lennon] no ha vivido nunca en Liverpool y le sale un acento scouse perfecto. Si quisiera, habr¨ªa sido un buen actor, igual que John.

Volando hacia Mallorca, el reportero ha le¨ªdo que Michael Caine interpreta a un hippy porrero en Children of men, la nueva pel¨ªcula de Alfonso Cuar¨®n. Asegura Caine que construy¨® su personaje a partir de sus recuerdos de John Lennon, al que trat¨® en los sesenta.

"Ten¨ªamos mucha relaci¨®n con los profesionales del cine: eran m¨¢s ingeniosos y sociables que los de la m¨²sica; si te invitaban a cenar, sab¨ªas que la comida, la bebida y la conversaci¨®n ser¨ªan excelentes. Adem¨¢s, nos trataban de igual a igual, no les impresionaban los discos de oro de los Beatles. Por otra parte, no s¨¦ si John se merece ser destacado como drogota. En general, consum¨ªa las drogas en casa. Pod¨ªa fumar marihuana entre amigos, en alg¨²n lugar privado; pero eso no era nada raro. Quiero decir que en Londres, en aquel tiempo, la gente in estaba experimentando con todo tipo de sustancias. ?Se acuerda de Donovan? Tambi¨¦n pasa temporadas en Mallorca. Bueno, pues en Mellow yellow recogi¨® aquel rumor de que las pieles secas de los pl¨¢tanos pod¨ªan ponerte en ¨®rbita, y se lo crey¨® tanta gente que las compa?¨ªas bananeras bajaron en Bolsa; los inversores pensaron que se iba a prohibir su venta", comenta Cynthia.

Las drogas ?fueron decisivas en el deterioro de su matrimonio?

Por naturaleza, yo desconfiaba de las drogas y de los oportunistas que las utilizaban con segundas intenciones. Algunas noches termin¨¢bamos en casas de desconocidos que intentaban colocarnos para que particip¨¢ramos en una org¨ªa. Yo era la ¨²nica en advertir que a veces hab¨ªa una c¨¢mara escondida o un micr¨®fono que no ten¨ªa explicaci¨®n. Tiraba de John, y al d¨ªa siguiente ¨¦l se daba cuenta del riesgo que hab¨ªamos corrido y me bendec¨ªa por mi paranoia. Yo podr¨ªa presumir de que renunci¨¦ a las drogas por mantener el hogar y cuidar de Julian, lo cual es cierto, pero nunca me sentaron bien: mis viajes con LSD resultaron aterradores.

?Se podr¨ªa decir que su matrimonio fue una v¨ªctima de lo que se llam¨® el 'swinging London'?

Tengo recuerdos imborrables de aquellos a?os, fue como si la vida pasara del blanco y negro al tecnicolor. Desde luego, no reniego de la libertad que conquistamos. Pero tambi¨¦n urge mencionar que esa libertad se utiliza hoy de un modo muy irresponsable. No me alegra saber que crecen millones de ni?os criados por madres solteras. No me parece bien que haya tanta indisciplina en los colegios. No me gusta el vandalismo de las noches del s¨¢bado.

A pesar de que corr¨ªa el a?o 1968, no hubo mucho peace and love en la disoluci¨®n del matrimonio Lennon. Convencido de que Cynthia hab¨ªa participado de la promiscuidad general, extremo que ella niega con horror, John contrat¨® detectives para conseguir evidencias de su infidelidad; algunos de los amigos mutuos se convirtieron en esp¨ªas al servicio del beatle. Finalmente, al hacerse p¨²blico el embarazo de Yoko, los abogados pactaron que Cynthia alegara el adulterio del m¨²sico como causa del divorcio. Econ¨®micamente, John luch¨® con u?as y dientes, sali¨¦ndose con la suya: Cynthia se conform¨® con 100.000 libras y una modesta cantidad anual para la educaci¨®n de Julian. Ringo Starr, cuya fortuna empeque?ec¨ªa al lado de la acumulada por John, fue m¨¢s generoso cuando rompi¨® con Maureen. En los a?os siguientes, la ex sufrir¨ªa regularmente los n¨²meros rojos en la cuenta bancaria. Se gan¨® la vida dirigiendo restaurantes, dise?ando ropa y, brevemente, como presentadora de televisi¨®n.

Hay algo que choca en su libro. Y es la impavidez con que el resto de los Beatles contempla su divorcio de John?

Me doli¨® en aquel momento, pero luego lo he entendido: ellos tambi¨¦n estaban divorci¨¢ndose de John. Adem¨¢s ten¨ªan mentalidad de pandilla, llevaban diez a?os juntos: giras, grabaciones, pel¨ªculas? En su mundo laboral, las mujeres ¨¦ramos intrusas, rara vez nos dejaban ir con ellos. Por machismo o por esp¨ªritu de equipo, no pod¨ªan manifestar sentimientos por las esposas de los dem¨¢s. Bueno, eso cambi¨®: George [Harrison] lleg¨® a tener un l¨ªo con Maureen. Todas nos re¨ªmos mucho cuando lo supimos.

La excepci¨®n fue Paul McCartney, que s¨ª se acerc¨® a visitarla. E incluso llev¨® a Julian una canci¨®n, 'Hey Jules' [posteriormente universalizada como 'Hey Jude'].

No s¨¦ si Paul era el m¨¢s humano, pero s¨ª el que sab¨ªa tener en cuenta los sentimientos de otras personas. Muchos a?os despu¨¦s, yo andaba mal de dinero y tuve que vender mis recuerdos: me doli¨® especialmente desprenderme de unas cartas que me hab¨ªa mandado John. Paul hizo gestiones discretas, compr¨® de nuevo las cartas y se las regal¨® a Julian dici¨¦ndole: "Para que sepas cu¨¢nto quer¨ªa John a tu madre".

?Hubo gente que se distanci¨® de usted por miedo a enemistarse con John?

Recuerdo algunos gestos feos. Le ped¨ª a George Martin [productor de los Beatles] que buscara un trabajo de aprendiz para Julian en su estudio. Julian siempre ha sido muy bueno con las m¨¢quinas y pensaba que estar all¨ª ser¨ªa positivo para su evoluci¨®n musical. No quer¨ªa que le diera un puesto de responsabilidad, bastaba con que le contratara como el chico para el t¨¦?, y Martin no quiso saber nada.

?Ve all¨ª la mano larga de Yoko?

Tal vez no directamente, pero es una mujer que tiene mucho poder, controla la cuarta parte del legado de los Beatles. Puede facilitar o hacer m¨¢s dif¨ªcil la realizaci¨®n de muchos negocios. Por ejemplo, ahora lanzan Love, que es el disco de la m¨²sica del ¨²ltimo espect¨¢culo del Circo del Sol en Las Vegas. Creo que son reconstrucciones de grabaciones de los Beatles y est¨¢n hechas por George Martin y su hijo, Giles. Quiz¨¢, se me ocurre, Julian hubiera podido aportar algo valioso?

?Puede decirme alguna cosa buena de Yoko Ono?

[Mirada de incredulidad]. ?Habla en serio? Lo mejor de ella es cuando baja la guardia, cuando no tiene oportunidad para mostrarse hip¨®crita. Al d¨ªa siguiente de morir John me prohibi¨® ir a Nueva York: "No eres una vieja amiga m¨ªa del colegio, Cynthia". Aparte de que Julian estaba destrozado y tuvo que volar solo, entend¨ª que se posicionaba como la ¨²nica mujer en la vida de John, que estaba dispuesta a manipular la historia. Pero ?sabe una cosa? No la tengo envidia. Yo no necesito vivir con guardaespaldas, mis amigos son de verdad, no me dedico a buscar pelea con Paul. Y noto mucho cari?o de toda la gente que creci¨® con los Beatles.

El pasado verano, Cynthia fue la invitada de honor de un curso de verano en Espa?a, Los Beatles, su m¨²sica y su tiempo, que desarroll¨® la Universidad de Almer¨ªa. Ella pis¨® aquella ciudad en 1966, cuando John rodaba en sus alrededores C¨®mo gan¨¦ la guerra, la pel¨ªcula antibelicista de Richard Lester.

"Lo del curso fue una situaci¨®n extra?a. Me dej¨® muy descolocada que mi conferencia se celebrara en un banco [en realidad, el Aula de Cultura de Unicaja]. Vaya trago, yo no estoy acostumbrada a hablar sin un cigarrillo. Me llevaron luego a una comida estupenda, pero all¨ª estaban los pol¨ªticos, tanto de izquierdas como de derechas, habl¨¢ndome de los Beatles".

?Qu¨¦ hubiera pensado John?

Bueno, en un evento as¨ª hubiera sacado toda su mordacidad. O no: le hubiera encantado que se recordara aquella pel¨ªcula. La verdad es que lo pas¨® mal durante aquel rodaje. Era la primera cosa que hac¨ªa en solitario, sin los chicos, y tem¨ªa no dar la talla; estaba con grandes actores: Michael Crawford, Lee Montague?

?Lleg¨® a visitar el chal¨¦ en el que se alojaron hace 40 a?os?

S¨ª, Santa Isabel. Est¨¢ muy deteriorado, pero record¨¦ c¨®mo se llegaba hasta nuestra habitaci¨®n. Fue uno de los momentos m¨¢s surrealistas que yo he vivido: iba andando por unas ruinas mientras me segu¨ªa un cortejo de pol¨ªticos, periodistas y profesores universitarios. ?Qu¨¦ preguntas me hac¨ªan! "?Hacia d¨®nde estaba orientada vuestra cama?". "?Qu¨¦ hab¨ªa en el cuarto de ba?o rosa?". "?Encend¨ªais la chimenea?". Me explicaron que pensaban restaurarlo y convertirlo en un museo, dedicado no s¨¦ si a John o a todo el cine que se rod¨® en Almer¨ªa. Es una buena idea, pero me pregunto si reaparecer¨¢n los fantasmas que nosotros sentimos alguna noche.

?Fantasmas?

S¨ª, nos contaron que all¨ª hubo un convento. Y que las monjas se aparec¨ªan a los inquilinos. Aunque a m¨ª me impresionaba m¨¢s ver por la calle a tantas mujeres vestidas de negro.

En aquella mansi¨®n almeriense, John compuso 'Strawberry Fields forever'. Que fue, aparte de 'Penny Lane', la ¨²nica canci¨®n rescatada de un proyecto de los Beatles nunca terminado, el disco dedicado a Liverpool. No se evit¨® que la gente de Liverpool se sintiera abandonada por los Beatles. ?Era comprensible ese desapego del grupo por su ciudad natal?

No estoy de acuerdo. En Liverpool, todo el mundo comprendi¨® que nos instal¨¢ramos en Londres. ?Nadie que haya soportado los inviernos de all¨ª nos lo puede reprochar! Y Liverpool llevaba d¨¦cadas de decadencia. Un hundimiento que ahora se ha parado, en parte gracias a los Beatles. Ahora, el aeropuerto lleva el nombre de John. Y Paul ha montado all¨ª su instituto, donde se ense?a m¨²sica y artes esc¨¦nicas.

Liverpool ten¨ªa reputaci¨®n de ser una ciudad muy roja: el Ayuntamiento lleg¨® a estar controlado por los trotskistas, incluso en tiempos de Margaret Thatcher. Siempre se ha especulado sobre una posible simpat¨ªa de los j¨®venes beatles por el marxismo: hay teor¨ªas conspirativas que les explican como marionetas del KGB?

"?Lo dice por Back in the USSR? Era una broma sobre los Beach Boys y su americanismo; yo estaba con Paul en la India cuando se le ocurri¨®. No, la ¨²nica pol¨ªtica que les interesaba era la pol¨ªtica de la diversi¨®n. Nacimos en plena guerra, cuando la Luftwaffe machacaba Inglaterra noche tras noche. Pudimos sobrevivir y nos beneficiamos luego de oportunidades educativas que nuestros padres ni pudieron so?ar; se elimin¨® el servicio militar y la pena de muerte. Comparada con la actual, era una vida un tanto espartana, pero no sent¨ªamos grandes carencias.

Pero no toda la gente de Liverpool tuvo tanta suerte?

Hab¨ªa muchos comunistas, aunque estaban en los sindicatos, y nosotros ¨¦ramos m¨¢s o menos de la clase media. En realidad, da un poco de verg¨¹enza nuestra ingenuidad ideol¨®gica. No s¨¦ qui¨¦n tuvo la muy loca idea de comprar una isla griega e instalarnos todos a vivir juntos. Y tardamos tiempo en darnos cuenta de que los Beatles no deb¨ªan convivir con un r¨¦gimen militar como el que entonces mandaba en Grecia.

?No se hablaba nunca de pol¨ªtica?

No, hasta que nos politiz¨® la guerra de Vietnam, que nos resultaba aberrante. En Inglaterra eras conservador o laborista por una serie de circunstancias que ten¨ªan que ver con el barrio en el que hab¨ªas nacido o por tu profesi¨®n. No se hablaba de ello ni cuando llegaban las elecciones. John siempre manifestaba su desprecio por los pol¨ªticos.

La conversaci¨®n se interrumpe bruscamente: nos asedia una fugaz ventolera que vuelca tiestos y vasos; los adornos asi¨¢ticos que cuelgan del techo empiezan a chocar en una cacofon¨ªa de percusi¨®n. Cynthia est¨¢ habituada y ayuda a recoger los desperdigados papeles del periodista -"estos vientos tienen un nombre especial, pero nunca he sido capaz de aprend¨¦rmelo"-. Fiel al t¨®pico, Cynthia habita en una burbuja: no habla castellano o mallorqu¨ªn, no est¨¢ al tanto de los debates que sacuden a los espa?oles.

"S¨ª, ya s¨¦ que deber¨ªa estar m¨¢s informada sobre lo que me rodea. Pero esto es el para¨ªso para m¨ª. Aqu¨ª he encontrado una felicidad que cre¨ªa ya no podr¨ªa recuperar. A Mallorca vine por mi hijo. El hombre que ahora es mi marido, Noel Charles, le present¨® en Barbados a una chica inglesa, Lucy, cuya familia viv¨ªa aqu¨ª. Cuando la relaci¨®n avanz¨®, se instalaron en Mallorca, y Julian me propuso vivir a su lado. Soy su mejor amiga, aparte de su mommy querida".

?Est¨¢ Julian aqu¨ª?

No, anda por Londres rematando un nuevo disco. Creo que ser¨¢ el definitivo: si no funciona, deber¨ªa dejarlo. ?Ya tiene 44 a?os! Pero ser¨ªa una tragedia, hay tantas cosas que quiere comunicar?, y el mundo no se entera. Es escalofriante: en sus letras se acerca a las mismas preguntas que se planteaba John en sus ¨²ltimos tiempos.

?Tan pesada es la carga de ser hijo de John Lennon?

Bueno, yo le ha dado una salida. Le digo que, cuando salga de promoci¨®n y le pregunten por John, por Yoko o lo que sea, les recomiende el libro de su madre. All¨ª est¨¢ todo lo que Julian vivi¨®. Es triste que no tuviera suerte con su padre. Cuando yo di a luz, John pas¨® por el hospital, le hizo unas caranto?as y anunci¨® que se iba de vacaciones a Barcelona con Brian [Epstein, representante del grupo y gay notorio]. El famoso viaje con el que tanto se ha especulado.

Julian tuvo un despegue muy r¨¢pido [con 'Valotte', en 1984], pero su carrera se atasc¨®.

Hay que entender que se encontr¨® con un ¨¦xito enorme [Too many goodbyes] cuando no hab¨ªa actuado ante un p¨²blico en su vida. Se meti¨® en un circo para el que no estaba preparado. Especialmente en Estados Unidos, le exprimieron hasta la ¨²ltima gota. As¨ª que cay¨® en muchas tentaciones y se quem¨®. No le ayudaron mucho algunas jugadas de Yoko.

?Por ejemplo?

En 1998, Julian anunci¨® la edici¨®n de su disco de reaparici¨®n [Photograph smile], el primero en una compa?¨ªa independiente. Era muy importante para ¨¦l, pod¨ªa volver a situarse como alguien con cosas que contar. De repente, sali¨® en la misma fecha, con todos los recursos de la multinacional que tiene a los Beatles, el primer disco de su hermanastro, Sean. Y toda la atenci¨®n de los medios se desplaz¨® al trabajo de Sean. ?Tan urgente era sacarlo que no importaba oscurecer lo que hac¨ªa Julian? Resulta que Sean ha tardado ?ocho a?os!, en publicar otro CD.

Hay muchos discos en esta casa, pero Cynthia no sigue la actualidad musical. Descubro que nada sabe de un d¨²o llamado los Pet Shop Boys -"?es un grupo? c¨®mico?"-. Ignora que el ¨²ltimo disco de los Chicos de la Tienda de Mascotas, Fundamental, tiene su cumbre en I made my excuses and left: la cr¨®nica de alguien que entra en una habitaci¨®n y ve a su amor bajo el hechizo de otra persona. Alguien tan ingl¨¦s que traga saliva, se disculpa y se marcha. Est¨¢ basada, seg¨²n confesi¨®n de Neil Tennant, su autor, en un memorable pasaje de John: ella vuelve a casa tras unas vacaciones y se encuentra con John Lennon y Yoko Ono en comuni¨®n espiritual, ajenos a todo. La noticia de la existencia de la canci¨®n conmueve a Cynthia, que apunta los datos para localizarla mientras intenta reprimir las l¨¢grimas.

"He aguantado a periodistas que me acusan de seguir aprovech¨¢ndome de John. A veces, yo misma pienso que desperdicio mi tiempo al escribir estos

libros, en vez de concentrarme en mi poes¨ªa y en mis dibujos, que me dan m¨¢s satisfacci¨®n. Pero he optado por ser sincera: en John cuento mis negocios fracasados, mis relaciones amorosas menos felices. Yo no me humillar¨ªa por dinero: mi marido tiene negocios en Barbados, nos va bien. Pero no puedo renunciar a mi pasado. Formo parte de una de las historias m¨¢s emocionantes del siglo XX. Y estoy orgullosa de proclamarlo las veces que sea necesario. Ahora, el libro va a salir en China. Si me lo permite la salud, all¨ª ir¨¦ a contarles mis aventuras".

'John', de Cynthia Lennon, ha sido editado por Robinbook.