Noruega abre 'cl¨ªnicas' en Alicante
Ciudades escandinavas crean residencias p¨²blicas en la costa espa?ola para curar a sus mayores
La costa de Alicante lleva camino de convertirse en una extensi¨®n de la red p¨²blica sociosanitaria noruega. Municipios como Baerum, Bergen, Stavanger, Asker y, en breve, Oslo env¨ªan a sus pacientes a recuperarse a 2.500 kil¨®metros de distancia, a peque?as poblaciones como Altea o L'Alf¨¤s del Pi, en centros de financiaci¨®n noruega, atendidos por personal propio y a precios que pueden llegar a los 15 euros al d¨ªa. Algo as¨ª como si los departamentos de sanidad auton¨®micos remitieran pacientes a residencias situadas en el litoral turco del mar Egeo, la costa m¨¢s oriental de Libia o la mauritana, por prescripci¨®n facultativa.
Los beneficios del buen tiempo en el tratamiento de pacientes con artritis, esclerosis m¨²ltiple, derrame cerebral o problemas respiratorios cr¨®nicos son el principal motivo de este sistema escandinavo de terapia. Sin olvidar el ahorro que supone a la Administraci¨®n noruega: los sueldos en Espa?a son un 40% inferiores, por citar un solo ejemplo.
El coste de la plaza en Espa?a es unos 15.000 euros m¨¢s barata al a?o que en Noruega
El pionero en desembarcar fue un centro para discapacitados en La Vila-Joiosa, la Hacienda del Sol. Fue hace 34 a?os y era privado, como Finca Romeral, una residencia de mayores abierta en 1997, que atiende a un centenar de usuarios al a?o, en la que en breve entrar¨¢n como socios cuatro municipios de la provincia noruega de ?stfoel. Est¨¢ en L'Alf¨¤s del Pi, como Reuma-Sol, donde tratan desde 2000 a unos 2.500 noruegos al a?o en sus 220 habitaciones. La mitad, subvencionados por sus municipios.
El caso de la Kommune de la ciudad de Baerum, una entidad administrativa a medio camino entre el Ayuntamiento y la comunidad aut¨®noma, es diferente. Compr¨® un solar en pleno pueblo de Altea y construy¨® el Centro Asistencial Noruego, una residencia de rehabilitaci¨®n de 38 plazas por la que pasan 300 pacientes al a?o. Sus 28 trabajadores (enfermeros, auxiliares, fisioterapeutas) son noruegos y s¨®lo tres (los empleados de limpieza) son espa?oles. El propio municipio de Baerum gestiona el centro a trav¨¦s de una empresa espa?ola, una f¨®rmula que permite aplicar sueldos "un 40% inferiores a los noruegos", apunta su directora, Torild Thorvaldsen. "De esta forma, a los servicios sociales les sale m¨¢s barato la rehabilitaci¨®n de pacientes". Seg¨²n sus c¨¢lculos, son unos 15.000 euros anuales menos por plaza que en Noruega.
Las estancias son de 6 o 12 semanas. Los pacientes, con una media de 77 a?os, pagan el pasaje de avi¨®n y 118 coronas (15 euros) diarias por el alojamiento en habitaci¨®n individual, las sesiones de rehabilitaci¨®n y las comidas. De las 38 plazas, 20 son para vecinos de Baerum, que mantiene acuerdos con las ciudades de Stavanger y Asker, a las que cede el resto de habitaciones.
Marit M?ller Wolfe dirige la Fundaci¨®n Betanien, un complejo de bungal¨®s situado en una tranquila zona residencial a las afueras de L'Alf¨¤s del Pi, donde se alojan 25 pacientes enviados por los servicios sociales de la ciudad de Bergen. La fundaci¨®n, una entidad metodista, es la propietaria del edificio, cuyas dependencias ha cedido por 10 a?os a Bergen. Para disfrutar de una estancia en Espa?a, los pacientes deben demostrar que est¨¢n empadronados en la ciudad y contar con una solicitud de su m¨¦dico. Esta petici¨®n la analizan los t¨¦cnicos municipales y los responsables de la fundaci¨®n para comprobar "que realmente lo necesitan", apunta la directora. "Pagan lo mismo que en Noruega, el 80% de su pensi¨®n". El municipio abona el billete de avi¨®n y el resto del coste de la plaza, bastante m¨¢s del doble.
El ¨²ltimo Ayuntamiento en sumarse ha sido Oslo. Su alcalde, Ped Ditlev-Simonsen, anunci¨® en mayo la compra de un solar en Altea para construir una residencia de 50 plazas para sus ciudadanos ante la "urgente necesidad de incrementar los servicios sociales".
El pr¨®ximo en llegar puede ser Trondheim. Esta localidad estudia la posibilidad de poner en marcha un centro propio. No son los ¨²nicos. "Tambi¨¦n est¨¢n interesados municipios de las islas Lofoten, al norte del pa¨ªs", comenta el c¨®nsul de Noruega en Benidorm, Jan Arild Nielsen, que tambi¨¦n es m¨¦dico de varios centros.
"El sol es una energ¨ªa fant¨¢stica"
Hj?rdis Andersen tiene 83 a?os y gesticula sin parar cuando habla. El m¨¦dico de cabecera fue quien le dijo que le vendr¨ªa muy bien acudir a la residencia de la Fundaci¨®n Betanien, en L'Alf¨¤s del Pi, para tratar la artritis y dejar atr¨¢s la h¨²meda y fr¨ªa Bergen. "En principio me vine para tres meses, pero me sentaron tan bien que me dieron la opci¨®n de quedarme otros tres m¨¢s", comenta orgullosa, "fue como volver a nacer, el sol es una energ¨ªa fant¨¢stica". Hj?rdis est¨¢ sentada junto a dos compa?eras en una sala presidida por una enorme cabeza de ciervo. Est¨¢ encendida la televisi¨®n noruega y mientras unos preparan un bazar de art¨ªculos de Navidad, otros completan rompecabezas de paisajes nevados. A su lado est¨¢ Berit Wold. "?No sabes que a una mujer nunca se le ha de preguntar la edad?", comenta medio en broma.
Junto a ambas se encuentra Maria Brekkhus, que est¨¢ alojada con su hija. Est¨¢ pendiente, a sus 91 a?os, de una operaci¨®n para implantarle una pr¨®tesis de cadera y ha acudido a la residencia para pasar unas semanas de vacaciones antes de la intervenci¨®n.
En el jard¨ªn, John Skoglund, ingeniero naval jubilado de 87 a?os, no deja escapar ni un rayo de sol, como delata un rostro que no puede estar m¨¢s bronceado. Viv¨ªa en unos apartamentos sociales con atenci¨®n domiciliaria y su salud estaba cayendo en picado -"Me entr¨® claustrofobia de no poder salir de mi habitaci¨®n"- hasta que su m¨¦dico consigui¨® una plaza en este centro para vecinos de Bergen.
Pocos metros atr¨¢s, en pleno noviembre, Arna Grevstad, de 90 a?os, y Rolf Solber, de 60, que se recupera de un derrame cerebral, se dan un chapuz¨®n en la piscina.
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