Democratizar el FMI
"Dir¨¢n que el FMI es arrogante. Dir¨¢n que el FMI no escucha a los pa¨ªses en desarrollo a los que se supone debe ayudar. Dir¨¢n que el FMI es secretista y est¨¢ aislado de toda rendici¨®n de cuentas democr¨¢tica. Dir¨¢n que los remedios econ¨®micos del FMI a menudo empeoran las cosas (convirtiendo las desaceleraciones en recesiones y las recesiones en depresiones). Y tendr¨¢n raz¨®n. Fui economista jefe del Banco Mundial desde 1996 hasta noviembre [de 2000], durante la recesi¨®n mundial m¨¢s grave del ¨²ltimo medio siglo. Vi c¨®mo el FMI, en t¨¢ndem con el Departamento del Tesoro, respondi¨®. Y me horroriz¨®".
Stiglitz escribi¨® estas l¨ªneas en abril de 2000 en la revista The New Republic. Este premio Nobel nunca ha ocultado sus cr¨ªticas a estas instituciones. De hecho, provocaron su dimisi¨®n como economista jefe del Banco Mundial. Pero, lejos de querer acabar con ellas, Stiglitz propugna su reforma. "Es importante hacer que esas instituciones sean m¨¢s democr¨¢ticas. No debemos acabar con ellas porque hacen falta para tomar decisiones. Es mejor analizar en qu¨¦ han fallado que empezar de nuevo".
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