Los asesinatos que ETA nunca ha reconocido
La muerte de tres j¨®venes gallegos en Francia, la de Pertur, la de un taxista vizca¨ªno, el atentado de la calle del Correo...
Aquella tarde del s¨¢bado 24 de marzo de 1973, con la primavera reci¨¦n estrenada, tres j¨®venes espa?oles decidieron pasar de Ir¨²n (Guip¨²zcoa) a Francia para ir al cine. Quer¨ªan hacer algunas compras y ver una pel¨ªcula que entonces estaba prohibida en Espa?a: El ¨²ltimo tango en Par¨ªs.
A pesar de su decadencia, el r¨¦gimen de Franco no toleraba la difusi¨®n de ciertas pel¨ªculas ni la publicaci¨®n de determinados libros, y esa prohibici¨®n, practicada por la censura de la ¨¦poca, se convert¨ªa, en muchas ocasiones, en la mejor propaganda para querer ver, para ansiar leer aquello que se aureolaba con el atractivo de lo prohibido. La pel¨ªcula, dirigida por Bernardo Bertolucci, ser¨ªa hoy casi tan inocente como una cinta de dibujos animados, y ten¨ªa una escena en la que los protagonistas, Marlon Brando y Maria Schneider, aparec¨ªan desnudos, lo que sirvi¨® para que el r¨¦gimen de Franco la prohibiera en Espa?a. Con este reclamo, miles de espa?oles hicieron aquel a?o turismo cinematogr¨¢fico y pasaron a Francia para ver la cinta.
La derrota de ETA
Editorial Adhara
El libro, de pr¨®xima aparici¨®n, est¨¢ dividido en dos partes en las que se hace un recorrido por el recuerdo del dolor por 832 personas asesinadas y miles heridas, por 70 secuestros y por cientos de familias rotas sumidas en el llanto, el miedo y el silencio.
Los tres j¨®venes fueron torturados durante horas, preguntados una y otra vez sobre si eran polic¨ªas espa?oles, sobre las razones de su estancia en San Juan de Luz
La partida de asesinos, torturadores y secuestradores estaba comandada por P¨¦rez Revilla, quien al parecer dio el tiro de gracia a dos de las v¨ªctimas
En abril de 1976, ETA ocult¨® los cuerpos de los polic¨ªas J. L. Mart¨ªnez Mart¨ªnez y J. M. Gonz¨¢lez Ituero. Fueron encontrados 14 d¨ªas despu¨¦s en una playa de Hendaya, mutilados
ETA nunca ha reconocido los 13 muertos de la calle del Correo, el 13 de septiembre de 1974. Aquel atentado terrorista fue un desastre de planificaci¨®n
En San Sebasti¨¢n, al viajar a Francia se le dec¨ªa pasar "al otro lado"; se elud¨ªa as¨ª la palabra muga, que en espa?ol quiere decir frontera, y que en el imaginario nacionalista no debe existir para separar dos porciones de una misma patria. Pasar al otro lado era una actividad habitual para miles de vascos en aquellos a?os terminales de la dictadura franquista; viajeros que lo mismo compraban quesos en hipermercados desconocidos a¨²n en Espa?a, que adquir¨ªan pantalones vaqueros Levi's, con la preciada etiqueta roja; gentes que, sencillamente, disfrutaban por unas horas de una libertad inexistente unos kil¨®metros m¨¢s al sur, o que directamente se entregaban a tareas conspirativas contra el r¨¦gimen de Franco.
Jos¨¦ Humberto Fouz Escobero, de 29 a?os; Jorge Juan Garc¨ªa Carneiro, de 23, y Fernando Quiroga Veiga, de 25, pasaron de Ir¨²n a Francia el 24 de marzo de 1973 para ver El ¨²ltimo tango en Par¨ªs. No volvieron nunca m¨¢s.
?Qu¨¦ les pas¨® a estos tres j¨®venes de A Coru?a? ?D¨®nde est¨¢n estas tres personas que un d¨ªa decidieron pasar a Francia para ver una pel¨ªcula? ?Por qu¨¦ guardan silencio aquellos que pod¨ªan arrojar alguna luz sobre lo que les ocurri¨®? ?Por qu¨¦ no dicen d¨®nde se encuentran sus restos quienes acabaron con sus vidas? (...)
El secreto mejor guardado
El caso de estos tres j¨®venes espa?oles secuestrados, torturados, asesinados y desaparecidos es uno de los secretos mejor guardados por la organizaci¨®n terrorista ETA, que todav¨ªa hoy no se ha responsabilizado de los tres asesinatos ni ha emitido comunicado alguno en el que explique qu¨¦ hizo con los tres muchachos.
Casi con toda seguridad, los hechos ocurrieron como sigue. Los tres j¨®venes comieron el s¨¢bado 24 de marzo de 1973 en Ir¨²n, en casa de Ces¨¢reo Ram¨ªrez Ponte, cu?ado de Jos¨¦ Humberto Fouz, con el que viv¨ªan. Despu¨¦s de comer tomaron unos caf¨¦s y jugaron una partida de cartas en el bar Castilla, en la calle Alh¨®ndiga de Ir¨²n. Desde all¨ª se desplazaron a la empresa Decoesxa, en la que dejaron a Ces¨¢reo, que esa tarde ten¨ªa que trabajar all¨ª. A Ces¨¢reo le dijeron que ir¨ªan a Hendaya o San Juan de Luz, al cine. Al llegar a Francia, sobre las cuatro y media de la tarde, primero compraron un regalo para Mar¨ªa Isabel Fouz, hermana de Jos¨¦ Humberto, en la tienda Biarritz Bonheur, donde tambi¨¦n compraron otros regalos. A la salida del cine fueron a tomar algo a un bar t¨ªpico de la zona y entraron en La Licorne, en San Juan de Luz. Un bar que, seg¨²n la denuncia presentada por los familiares de los desaparecidos, era "de atm¨®sfera densa". (Otras fuentes, como El Mundo TV, sostienen que fueron al bar La Tupi?a, en la misma localidad, habitualmente frecuentado por etarras).
Los tres j¨®venes gallegos se encontraban en la barra, tomando una consumici¨®n, cuando fueron insultados, con frases despectivas para los gallegos y para los espa?oles, por un grupo de etarras que estaba dentro del bar, al parecer completamente borrachos. Los etarras prosiguieron con sus insultos, despectivos hacia el acento gallego de los tres j¨®venes. Hubo un enfrentamiento, y uno de los etarras le parti¨® una botella en la cabeza a Jos¨¦ Humberto que le abri¨® el cr¨¢neo y le dej¨® en muy mal estado. Los etarras forcejearon con los tres j¨®venes hasta que lograron introducirles en dos coches, uno de ellos propiedad de los agredidos. Del bar les llevaron a una granja controlada por los terroristas en Saint-Palais. Al parecer, Fouz ya estaba muerto, o, en cualquier caso, en muy mal estado, cuando lleg¨® a esa granja.
Los tres j¨®venes fueron torturados durante horas, preguntados una y otra vez sobre si eran polic¨ªas espa?oles, sobre las razones de su estancia en San Juan de Luz. Los tres se mantuvieron en la verdad de los hechos. Seg¨²n algunos testimonios, a uno de ellos los terroristas le llegaron a sacar los ojos con un destornillador. (Mikel Lejarza, agente del Cesid infiltrado en el grupo terrorista ETA durante a?os, asegura que este dato, que los etarras le sacaron los ojos a uno de los tres j¨®venes con un destornillador, se lo coment¨® a ¨¦l el dirigente etarra Jos¨¦ Manuel Pagoaga Gallastegui, alias Peixoto).
Los tres j¨®venes murieron despu¨¦s de ser cruelmente torturados y vejados durante horas. Sus cuerpos fueron ocultados sin que todav¨ªa hoy, 33 a?os despu¨¦s, se sepa d¨®nde est¨¢n.
La partida de asesinos, torturadores y secuestradores estaba comandada por Tom¨¢s P¨¦rez Revilla, quien al parecer les dio el tiro de gracia a dos de las v¨ªctimas. P¨¦rez Revilla, alias Tom¨¢s y alias Hueso, fue objeto de una querella por parte de los padres de los tres asesinados, que no le acarre¨® responsabilidad penal alguna. A?os despu¨¦s del triple asesinato, en 1984, P¨¦rez Revilla fue asesinado en un atentado realizado por los GAL.
Junto a P¨¦rez Revilla estaban Manuel Murua Alberdi, alias El Casero, que viv¨ªa en Hernani (Guip¨²zcoa) antes de huir a Francia; Ceferino Ar¨¦valo Imaz, alias El Ruso, nacido en Zizurkil (Guip¨²zcoa); Jes¨²s de la Fuente Iruretagoyena, alias Basakarte, nacido en Zumaia (Guip¨²zcoa); Prudencio Sudupe Azkune, alias Pruden, nacido en Legazpia (Guip¨²zcoa), y un tal Sabino Atxalandabaso Barandika, alias Sabin, nacido en Butr¨®n (Vizcaya). Todos ellos ten¨ªan antecedentes que les relacionaban con la banda terrorista.
El periodista del diario Abc Alfredo Sempr¨²n fue el primero en publicar la identidad de los supuestos autores del secuestro, tortura y asesinato.
Los tres j¨®venes fueron detectados como sospechosos debido al h¨¢bito sistem¨¢tico de control, informaci¨®n y delaci¨®n que el grupo terrorista ETA ten¨ªa establecido en el suroeste de Francia. Un sistema de vigilancia en el que la presencia de cualquier persona extra?a o desconocida desataba de forma autom¨¢tica la puesta en tensi¨®n de los etarras. Tres hombres, j¨®venes, espa?oles, con buena presencia, que hablaban espa?ol con acento gallego, fueron identificados inmediatamente como polic¨ªas espa?oles por los paranoicos etarras, que adem¨¢s estaban curdas.
Una granja en la localidad francesa de Saint-Palais y un nombre, el del ex etarra Manuel Murua, son las pocas referencias que existen para tratar de saber d¨®nde est¨¢n los cad¨¢veres de estos tres espa?oles desaparecidos hace m¨¢s de treinta a?os. (...)
Veintisiete a?os despu¨¦s del triple asesinato, la familia de los desaparecidos tuvo que pelear para que se les considerase como v¨ªctimas del terrorismo, para que se certificase que hab¨ªan sido asesinados por ETA y para que se les reconociera en igualdad de condiciones al resto de las v¨ªctimas del terrorismo de ETA. Los tres gallegos quedaron excluidos, en un principio, de la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las V¨ªctimas del Terrorismo, que finalmente les fue concedida.
Hoy, en 2006, un juez de San Sebasti¨¢n ha decidido reabrir el sumario para investigar el secuestro, tortura, muerte y desaparici¨®n de los tres j¨®venes gallegos. (...)
Otros casos
No ha habido muchos otros casos de desaparici¨®n de las v¨ªctimas en la historia de ETA. El 4 de abril de 1976, ETA ocult¨® los cuerpos de los polic¨ªas Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Mart¨ªnez y Jes¨²s Mar¨ªa Gonz¨¢lez Ituero. Fueron encontrados 14 d¨ªas despu¨¦s en una playa de Hendaya, mutilados. Los etarras les hab¨ªan robado sus placas, que conservaron a buen recaudo, pues muchos a?os despu¨¦s, el 19 de febrero de 1985, las utilizaron para entrar en la sede del Banco Central en Madrid y asesinar al director adjunto, Ricardo Tejero, en un intento frustrado de secuestro.
Los otros episodios corresponden a ajustes de cuentas en el seno de la propia organizaci¨®n terrorista. Se trata de cr¨ªmenes sucios -no es que los otros sean limpios- entre supuestos compa?eros que destruyen el aura rom¨¢ntica del guerrillero libertador y que cuestionan las motivaciones a partir de las cuales dicen actuar. Son cr¨ªmenes que revelan luchas internas, ambiciones desmedidas y represi¨®n brutal en el interior de la organizaci¨®n. Los terroristas consideraron que era necesario ocultar esas historias. Y adem¨¢s, si no quedaban pruebas, pod¨ªan rematar la faena present¨¢ndose ellos mismos como v¨ªctimas de ataques procedentes de la extrema derecha o de las tramas negras. As¨ª sucedi¨® tanto con Eduardo Moreno, Pertur, como con Jos¨¦ Miguel Echevarr¨ªa, Naparra. El primero desapareci¨® el 23 de julio de 1976; el segundo, el 11 de junio de 1980.
Pertur era un importante dirigente de los polimilis, un moderado dentro de ETA partidario de las v¨ªas pol¨ªticas antes que de las militares. Le asesinaron los berezis, los comandos especiales de ETApm, encabezados por Miguel ?ngel Apalategui, Apala, que muy poco tiempo despu¨¦s, como otros de su promoci¨®n, abandonar¨ªa ETApm para ingresar en ETAm. Entre ellos estaba tambi¨¦n Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito, uno de los etarras m¨¢s duros en la historia posterior de la organizaci¨®n terrorista, y que finalmente fue expulsado de la banda por sostener, con treinta a?os de retraso, lo mismo que Pertur.
Pertur acudi¨® a un encuentro con Apala y Pakito, y nunca m¨¢s volvi¨® a saberse de ¨¦l. Le asesinaron y le hicieron desaparecer. Hasta hoy. Su cuerpo nunca ha sido encontrado, aunque se han removido cementerios y se han mantenido interminables pesquisas. ETA, para intentar alejar cualquier sospecha, se invent¨® comunicados de organizaciones de ultraderecha como el BVE o la Triple A, en los que se responsabilizaban del crimen. El grupo terrorista lleg¨®, en un insuperable ejercicio de cinismo, a incluir a Pertur entre sus propias v¨ªctimas, pero la protesta inmediata de los familiares y compa?eros de Eduardo Moreno Bergaretxe oblig¨® a los etarras a arrancar de su lista de v¨ªctimas a alguien al que ellos mismos hab¨ªan asesinado.
Naparra hab¨ªa pertenecido a los comandos bereziak de ETApm, pero no sigui¨® los pasos de la mayor¨ªa de sus compa?eros: en lugar de engrosar las filas de ETAm, se decidi¨® por los Comandos Aut¨®nomos Anticapitalistas, m¨¢s pr¨®ximos a sus ideas anarquistas. Contact¨® con un traficante de armas que surt¨ªa a ETAm, lo que irrit¨® sobremanera a los dirigentes de esta organizaci¨®n, de estructura interna tan estalinista. Los etarras le convocaron a una entrevista en el sur de Francia. Al parecer, la reuni¨®n fue bastante bronca. Un par de semanas despu¨¦s, Naparra desapareci¨®. (...)
La calle Correo
ETA nunca ha reconocido los 13 muertos de la calle Correo, el 13 de septiembre de 1974. Aquel atentado fue un desastre de planificaci¨®n. Los etarras creyeron que, colocando una bomba en un restaurante muy pr¨®ximo al edificio de la Direcci¨®n General de Seguridad en la Puerta del Sol, conseguir¨ªan llevarse por delante a un buen n¨²mero de polic¨ªas. Sin embargo, de los 13 muertos, s¨®lo uno era polic¨ªa: F¨¦lix Ayuso, quien muri¨® como consecuencia de las heridas tiempo despu¨¦s, casi tres a?os m¨¢s tarde, el 10 de enero de 1977. Los dem¨¢s eran civiles que tuvieron la mala suerte de encontrarse en aquel lugar en aquel momento.
Hay otros casos de atentados no reconocidos cuando la organizaci¨®n terrorista comete errores -no es que los otros atentados sean aciertos-. As¨ª sucedi¨®, por ejemplo, con el asesinato de otros tres j¨®venes que, como en el episodio de los gallegos, ETA confundi¨® con polic¨ªas de paisano. El 24 de junio de 1981, en Tolosa, unos etarras dispararon a un coche en el que circulaban I?aki Ibargutxi, de 26 a?os; Juan Manuel Mart¨ªnez, tambi¨¦n de 26, y Conrado Mart¨ªnez, de 29, y hermano del anterior. Los dos primeros murieron en el acto. Conrado Mart¨ªnez muri¨®, como consecuencia de las heridas, tiempo despu¨¦s, el 28 de marzo de 1982. Los tres eran agentes comerciales. Ibargutxi era militante del PNV y hab¨ªa sido un dirigente de las juventudes del partido. Conrado Mart¨ªnez era militante del PCE-EPK. Un error de aquella magnitud ten¨ªa dif¨ªcil enmienda: haber matado a tres j¨®venes, nacidos los tres en el Pa¨ªs Vasco, uno de ellos miembro del PNV, otro comunista. Cualquier disculpa hubiese resultado rid¨ªcula, as¨ª que mejor negar la autor¨ªa.
Lo mismo sucedi¨® con Juan Jos¨¦ Uriarte, un taxista vizca¨ªno de 41 a?os que cay¨® abatido por las balas el 18 de mayo de 1985. Seg¨²n la cr¨®nica escrita por Patxo Unzueta en EL PA?S, alguien que se identific¨® como perteneciente a ETA llam¨® a la delegaci¨®n en Bilbao de la Asociaci¨®n de Ayuda en Carretera y al tel¨¦fono que entonces ten¨ªa la polic¨ªa, el 091, para ufanarse de que "hemos dejado tieso a un chivato". Pero enseguida se descubri¨® que Juan Jos¨¦ Uriarte era primo del obispo de Bilbao, Juan Mar¨ªa Uriarte. Con la Iglesia hab¨ªan topado. As¨ª que se echaron para atr¨¢s: "En el caso Uriarte, ETA aclara al pueblo vasco que no tiene nada que ver, al tiempo que atribuye la autor¨ªa a servicios paralelos de la Guardia Civil". La misma f¨®rmula cansina y mentirosa que ETA hab¨ªa utilizado tantas veces en el pasado.
V¨ªctimas an¨®nimas, muertos medi¨¢ticos
LA INMENSA MAYOR?A de las v¨ªctimas mortales han sido hombres: el 93%, frente al 7% de mujeres. De las 55 mujeres asesinadas, 48 de ellas
(el 87%) murieron en atentados indiscriminados
o fueron v¨ªctimas colaterales. ETA nunca eleg¨ªa mujeres en sus cr¨ªmenes selectivos. Tan s¨®lo
tres mujeres fueron asesinadas selectivamente (frente a 232 hombres). Casi el 3% de las v¨ªctimas han sido menores de edad: ETA ha asesinado
a 23 menores, de los cuales 12, m¨¢s de la mitad, ten¨ªan 10 a?os o menos.
Del total de asesinados, el 58% eran militares y fuerzas de seguridad (incluyendo en este grupo a soldados de reemplazo, militares profesionales, guardias civiles, polic¨ªas nacionales, polic¨ªas municipales y ertzainas); el 42% restante eran civiles. Entre los no civiles, los miembros de las fuerzas de seguridad se han llevado la peor parte con
diferencia: 386 bajas, frente a 96 de militares. (...)
En cuanto a las fuerzas de seguridad, los porcentajes de la Guardia Civil y la Polic¨ªa Nacional son muy similares (22,4% y 19,5%, respectivamente). Los polic¨ªas municipales, que en principio no eran objetivo de los terroristas, representan el 3%. Los 13 ertzainas asesinados suman el 1,6%.
Los pol¨ªticos y cargos p¨²blicos, a pesar de haber sido objetivo prioritario de ETA durante
el periodo 1995-2003, no son tantos en t¨¦rminos
relativos: el 5,9% del total (49 v¨ªctimas mortales). Sin embargo, la repercusi¨®n de estos asesinatos ha sido enorme, sobre todo cuando se trataba
de cargos electos, pues los atentados contra miembros de los partidos no nacionalistas cuestionaban el ejercicio mismo de la democracia en
el Pa¨ªs Vasco. Si en alg¨²n grupo de v¨ªctimas es
perceptible el cambio de orientaci¨®n estrat¨¦gica que va de la guerra de desgaste al frente nacionalista es en el de los pol¨ªticos. Pasan del 3% en el
periodo 1960-1992 al 22% en el periodo 1993-2003.
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