Wall Street digiere el resultado electoral
El dominio legislativo de los dem¨®cratas anticipa nuevas pol¨ªticas m¨¢s liberales y sociales
Estados Unidos se enfrenta a una nueva realidad pol¨ªtica que puede tener un impacto en la econom¨ªa tras 12 a?os de dominio republicano en el Capitolio, los dem¨®cratas se har¨¢n en enero con el control del Congreso y forzar¨¢n a la Casa Blanca a que presente iniciativas de consenso. Wall Street, en teor¨ªa, vive bien con un Gobierno dividido.
Pelosi quiere subir el salario m¨ªnimo, abaratar los pr¨¦stamos para estudios, acabar con los subsidios petroleros y negociar el precio de los f¨¢rmacos
El riesgo de par¨¢lisis en Washington crea incertidumbre entre los inversores, mientras la econom¨ªa m¨¢s potente del planeta parece avanzar por el filo de la navaja. La digesti¨®n del resultado electoral y sus implicaciones no es f¨¢cil. El mercado anticipaba una toma del control de la C¨¢mara de Representantes por parte de los dem¨®cratas, pero no lo ten¨ªa tan claro en el Senado. La dimisi¨®n fulminante de Donald Rumsfeld dio aire fresco a los inversores por las perspectivas que abr¨ªa para un cambio de estrategia del Pent¨¢gono en Irak. Lo complicado lleg¨® despu¨¦s, al imaginar lo que est¨¢ por llegar, que puede saber a poco si se tiene en cuenta que los pol¨ªticos empiezan a mirar a las presidenciales de 2008.
Ronald Reagan y Bill Clinton vivieron una situaci¨®n similar en 1986 y 1996, cuando cohabitaron respectivamente con un Congreso dominado por la oposici¨®n. Esto, recuerda Merrill Lynch, oblig¨® a llegar a una v¨ªa de consenso, lo que consideran "bueno para la econom¨ªa y el mercado". La duda est¨¢ en ver si George Bush ser¨¢ capaz de cambiar el estilo de gobierno de partido ¨²nico, para llegar a pactos con los dem¨®cratas y evitar un estancamiento. Las primeras declaraciones tras el veredicto de las urnas van en ese sentido.
Las tajadas de la tarta
La clave no est¨¢ en el tama?o de la tarta, sino en el n¨²mero de tajadas. A corto plazo, la influencia de estos cambios es poca sobre la econom¨ªa y sobre la Administraci¨®n. A largo es otra cosa, aunque cuando se trata de cuestiones macroecon¨®micas, dem¨®cratas y republicanos no est¨¢n tan distanciados y su margen de acci¨®n es limitado por los poderes que tienen la Reserva Federal y la Casa Blanca. Sin embargo, el hecho de que las dos C¨¢maras legislativas est¨¦n dominadas por los dem¨®cratas es un indicador de que se adoptar¨¢n pol¨ªticas m¨¢s liberales y sociales, que afectan a los ciudadanos.
Nancy Pelosi, l¨ªder de los dem¨®cratas en la C¨¢mara de Representantes, tiene seis puntos principales en su agenda: elevar el salario m¨ªnimo, reducir los intereses que se aplican a los pr¨¦stamos para estudios, acabar con los subsidios a las compa?¨ªas petroleras, la negociaci¨®n directa del precio de los f¨¢rmacos acogidos al Medicare y reforzar la seguridad nacional ampliando las recomendaciones de la comisi¨®n del 11-S. George Bush podr¨ªa aceptar un incremento en el salario m¨ªnimo, de los 5,15 d¨®lares por hora trabajada hasta los 7,25 d¨®lares, forjar un pacto para la reforma de la legislaci¨®n inmigratoria y llegar a acuerdos en sectores espec¨ªficos.
Pero la llegada de los dem¨®cratas puede tener como primera consecuencia la introducci¨®n de un cambio dr¨¢stico en la pol¨ªtica de gasto de la Casa Blanca y cuestionar las iniciativas fiscales emprendidas para reactivar la econom¨ªa, como se?alan desde Goldman Sachs, dos ¨¢mbitos en los que el banco de inversiones ven importantes riesgos de confrontaci¨®n.
El incremento de impuestos del que alert¨® el vicepresidente Dick Cheney durante la campa?a electoral se percibe en el parqu¨¦ como algo negativo, si se tiene en cuenta que los incentivos puestos en pr¨¢ctica para salir de la recesi¨®n benefician a las empresas y a las clases m¨¢s pudientes. Pero a largo plazo es bueno para las cuentas p¨²blicas. Howard Dean, presidente del Partido Dem¨®crata, deja claro que la toma del control del Capitolio no vendr¨¢ acompa?ada de un incremento de impuestos.
El choque har¨¢ casi imposible que se produzcan cambios en la pol¨ªtica fiscal antes de 2008, por el veto que puede ejercer George Bush para frenar las iniciativas del Congreso: los dem¨®cratas necesitar¨ªan del apoyo de dos tercios de la C¨¢mara para evitarlo. Y muchas de las medidas en vigor no expiran hasta 2010. El riesgo est¨¢ m¨¢s bien en que la introducci¨®n de reglas presupuestarias m¨¢s estrictas sobre los costes derivados de esos incentivos fiscales, que podr¨ªan obligar a recaudar fondos por otro lado para compensar.
Lo que s¨ª parece claro es que habr¨¢ un recorte en el d¨¦ficit p¨²blico, que el pasado ejercicio fiscal se elev¨® a 248.000 millones y que se espera alcance los 286.000 millones en el presente. Esto, en principio, deber¨ªa ayudar al d¨®lar, que ha perdido un 26% de su valor frente al euro desde 2000, cuando Estados Unidos ten¨ªa un super¨¢vit de 236.000 millones. La crisis econ¨®mica, el incremento del gasto en seguridad tras el 11-S y las operaciones militares en Irak y Afganist¨¢n revertieron la balanza y elevaron el agujero fiscal hasta los 413.000 millones en 2004.
Uno de los sectores m¨¢s sensibles al cambio en el Capitolio podr¨¢ ser la industria de la defensa, donde un eventual recorte de gasto y un cambio de estrategia en Irak pueden pasar factura a grandes contratistas del Pent¨¢gono. La guerra de Irak se ha comido ya 300.000 millones de d¨®lares y ha elevado el gasto en defensa un 72%. La energ¨ªa y, en concreto, las petroleras y la salud, especialmente farmac¨¦uticas y aseguradoras, tambi¨¦n pueden sufrir cierta volatilidad, frente a firmas especializadas en energ¨ªas renovables y medicamentos gen¨¦ricos m¨¢s baratos.
El negocio de los hedge funds es otro que puede verse afectado por el vuelco en Washington, que con la llegada de los dem¨®cratas podr¨ªan estar sometidos a un mayor escrutinio para evitar abusos. Precisamente, uno de los temas a debate en este momento es la reforma de las normas adoptadas tras el fraude en la el¨¦ctrica Enron, el paquete de medidas contables conocido como Sabarnes-Oxley. Los republicanos quieren que se rebaje su rigor para evitar que las empresas escapen de Wall Street hacia otros mercados rivales. Pero la llegada de los dem¨®cratas puede hacerlo m¨¢s dif¨ªcil.
El impacto en el d¨®lar es mixto. Por un lado, la mejora de las cuentas p¨²blicas y el cambio del panorama pol¨ªtico ante un presidente considerado impopular deber¨ªan sentarle bien a la divisa americana. Pero la amenaza a que se lancen investigaciones en el Congreso para examinar la gesti¨®n de la Administraci¨®n Bush o que se adopten actitudes proteccionistas frente a pa¨ªses terceros, como China, pueden debilitar aun m¨¢s al billete verde.
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