El riesgo de decir verdades inc¨®modas en Rusia
El 17 de octubre de 1994, Dmitri J¨®lodov, periodista ruso especializado en temas militares, recogi¨® un malet¨ªn de la consigna de una estaci¨®n de trenes de Mosc¨². Conten¨ªa, supuestamente, documentos sobre las actividades corruptas del Grupo Occidental del Ej¨¦rcito, estacionado en Alemania, que le hab¨ªan ofrecido por tel¨¦fono esa ma?ana. Cuando intent¨® abrir el malet¨ªn en la Redacci¨®n del Moskovski Komsom¨®lets, salt¨® por los aires.
J¨®lodov es tan s¨®lo uno de los cientos de periodistas asesinados en Rusia por hacer su trabajo en los ¨²ltimos a?os. Un trabajo que se convierte en inc¨®modo para los poderosos, y que se resuelve, con demasiada frecuencia, por el mismo m¨¦todo que otras luchas, econ¨®micas, pol¨ªticas o pasionales: el asesinato por encargo, que se cobra 5.000 muertos al a?o, seg¨²n el ex fiscal general de Rusia, Valent¨ªn Stepankov.
Larisa Y¨²dina publicaba art¨ªculos contra el presidente de la rep¨²blica rusa de Kalmikia, el millonario Kirsan Iliumzhinov, que preside la Federaci¨®n Internacional de Ajedrez (FIDE). El 8 de junio de 1998, Y¨²dina recibi¨® una llamada para facilitarle pruebas sobre un caso de corrupci¨®n. Se dio tanta prisa para su cita que sali¨® en zapatillas. Su cuerpo apareci¨® en un estanque, muerta a golpes y cuchilladas.
Ejemplos m¨¢s recientes del riesgo que supone decir verdades inc¨®modas son las muertes de Anna Politk¨®vskaya, s¨ªmbolo de la oposici¨®n a la pol¨ªtica de Vlad¨ªmir Putin en Chechenia y el C¨¢ucaso, y de Andr¨¦i Kozlov, vicegobernador del Banco Central ruso. Los esfuerzos de ¨¦ste por crear un sistema bancario transparente y luchar contra el lavado de dinero le granjearon muchos enemigos.
Los dos asesinos de Y¨²dina fueron condenados a 21 a?os de prisi¨®n. Los asesinos de J¨®lodov tuvieron m¨¢s suerte. En 2002, el Tribunal Militar del Distrito de Mosc¨² dej¨® en libertad a los seis acusados, cuatro de ellos oficiales.
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