Medio mill¨®n de a?os de ciencia
El autor defiende el proceso voluntario de evaluaci¨®n del profesorado como uno de los motores de la investigaci¨®n en Espa?a.
Cuando se analizan procesos complejos, como es el desarrollo de la ciencia en la Universidad espa?ola, es ¨²til combinar la mirada hacia el futuro con alguna que otra al pasado para afianzarnos en ciertos aspectos del camino recorrido. En los ¨²ltimos 25 a?os se han dado pasos muy importantes para determinar el perfil del profesor universitario. Como ocurre en las m¨¢s prestigiosas instituciones acad¨¦micas occidentales, debe ser docente e investigador. Para ello se han promulgado dos leyes org¨¢nicas que establecen el marco y multitud de iniciativas, entre las hay que destacar la evaluaci¨®n independiente de los proyectos de investigaci¨®n para determinar si merecen ser subvencionados econ¨®micamente, tarea que realiza la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva (ANEP), y la evaluaci¨®n de la productividad investigadora de los profesores universitarios funcionarios que lleva a cabo la Comisi¨®n Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI).
Desde 1989, cada seis a?os (sexenio), los profesores universitarios pueden solicitar que se eval¨²e su actividad cient¨ªfica durante ese periodo. Si la evaluaci¨®n es positiva se le concede un incremento salarial anual que oscila entre 1.428 (profesor titular) y 1.763 euros (catedr¨¢tico). Este proceso voluntario de evaluaci¨®n, que no tiene parang¨®n en ning¨²n cuerpo de la Administraci¨®n, es, en opini¨®n de muchos expertos, uno de los principales motores del desarrollo de la ciencia en Espa?a. A continuaci¨®n, voy a comentar, sin entrar en an¨¢lisis espec¨ªficos, qu¨¦ se eval¨²a, qui¨¦n eval¨²a y los resultados obtenidos.
La concesi¨®n de un sexenio de investigaci¨®n no premia la excelencia, para eso existen otras v¨ªas, sino la investigaci¨®n realizada con profesionalidad y ¨¦sta se puede medir a trav¨¦s de los indicios de calidad que tiene la producci¨®n cient¨ªfica de libros, monograf¨ªas, cap¨ªtulos de libros, art¨ªculos en revistas cient¨ªficas, proyectos, patentes y obras art¨ªsticas (para ¨¢reas como dibujo, escultura, etc¨¦tera). Todos los campos del conocimiento y especialidades cient¨ªficas (incluidas las ciencias sociales y las humanidades) podemos imaginarlos como masas de expertos en las que bullen teor¨ªas, hip¨®tesis, sugerencias, t¨¦cnicas, etc¨¦tera. Si un investigador est¨¢ convencido de lo que hace, parte imprescindible de su estrategia como cient¨ªfico es influir con el propio conocimiento en el n¨²cleo de investigadores internacionales de su especialidad. De hecho, en cada especialidad se producen n¨²cleos conc¨¦ntricos de mayor (internacional) a peque?a (nacional) influencia en la orientaci¨®n cient¨ªfica de una determinada rama. La influencia de la publicaci¨®n a nivel regional es pr¨¢cticamente nula. La evaluaci¨®n de los sexenios ha servido para orientar internacionalmente al profesorado universitario de las m¨¢s de doscientas ¨¢reas b¨¢sicas de conocimiento que hay en la Universidad.
La evaluaci¨®n de la productividad cient¨ªfica la organiza la CNEAI y la realizan los propios profesores, siguiendo lo preceptuado en la legislaci¨®n. Las 200 ¨¢reas de conocimiento citadas anteriormente se agrupan en 11 grandes campos en los que se distribuyen las ciencias experimentales, las ciencias sociales y las humanidades. Los evaluadores se eligen entre profesores que ya tienen concedidos al menos tres sexenios (18 a?os de productividad) y en su nombramiento intervienen, el Gobierno nacional, todas las direcciones generales (de investigaci¨®n o de universidades) de las comunidades aut¨®nomas y siete cient¨ªficos nombrados por el secretario de Estado de Universidades e Investigaci¨®n que hacen una propuesta. ?sta finalmente se env¨ªa al Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria, donde est¨¢n representadas todas las universidades, y cuya opini¨®n debe ser o¨ªda. Aunque es perfectible, pocos nombramientos en la Administraci¨®n necesitan de un consenso mayor.
Los resultados de la evaluaci¨®n de los sexenios son p¨²blicos y cualquiera puede acceder a ellos en la Red. De 1989 a 2003 se concedieron 61.430 (70%) y fueron denegados 26.023 sexenios, que convertidos a a?os suponen m¨¢s de medio mill¨®n de a?os de ciencia evaluados. La evoluci¨®n de la concesi¨®n de sexenios es muy positiva, de menos del 60% concedido en los primeros a?os se ha pasado al 80% (2003) y, hacia 1998, desaparecieron las diferencias iniciales entre los sexos en favor de los hombres.
Estas cifras globales indican el extraordinario esfuerzo de adaptaci¨®n y homologaci¨®n internacional que ha realizado el profesorado universitario. La experiencia sugiere que la investigaci¨®n puntera requiere dinero, equipos y alcanzar una masa cr¨ªtica de investigadores en cada especialidad. Con una dedicaci¨®n callada y profesional son bastantes las ¨¢reas que ya han alcanzado esa masa cr¨ªtica en la Universidad espa?ola. Ello representa un esfuerzo que, vuelvo a repetir, no tiene parang¨®n en la Administraci¨®n espa?ola y europea. Un esfuerzo tan importante y las cotas alcanzadas deber¨ªan tenerse en cuenta en toda futura legislaci¨®n nacional o auton¨®mica. Los estudios y las estad¨ªsticas que proporciona la CNEAI, brindan a las autoridades ministeriales, las comunidades aut¨®nomas y los rectorados un instrumento inapreciable para saber la fortaleza o debilidad del capital humano en las diferentes especialidades. Para conocer d¨®nde estamos y afincar la investigaci¨®n espa?ola en el concierto internacional, es necesaria una profunda reflexi¨®n sobre la capacidad investigadora del profesorado en cada ¨¢rea de conocimiento.
Antonio Guillam¨®n es catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa en la UNED y miembro de la CNEAI, de la que ha sido coordinador general (2001-2005).
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