Veinte a?os de teatro entre rejas

"Cuando ensayo y act¨²o, me olvido por un rato de que estoy en la c¨¢rcel", dice la reclusa Ana Borrero. "Me hace sentir que vuelvo a ser una persona normal". Tiene 37 a?os y est¨¢ en prisi¨®n preventiva desde hace dos en Madrid 1 (Alcal¨¢-Meco). Los mismos que lleva colaborando con el grupo teatral Yeses, creado hace 20 a?os por Elena C¨¢novas, crimin¨®loga y funcionaria de prisiones, en la antigua c¨¢rcel de Yeser¨ªas. Al transformarse esta prisi¨®n en un establecimiento de r¨¦gimen abierto, en 1991, el grupo se traslad¨® a Carabanchel y despu¨¦s a Alcal¨¢-Meco. M¨¢s de 600 internas han pasado ya por Yeses, que tiene como leitmotiv la profunda convicci¨®n de su directora en la funci¨®n de reinserci¨®n social de las prisiones.

"Cuando oyes los aplausos crees que es posible tener una vida mejor", dice Liliana

La compa?¨ªa fue creada en Yeser¨ªas por la crimin¨®loga Elena C¨¢novas

La andadura de este grupo ha quedado recogida en el libro Veinte a?os no es nada, que present¨® ayer C¨¢novas en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid con la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, la directora y la ex directora general de la mujer de la Comunidad de Madrid, Patricia Flores y Asunci¨®n Miura, y dos actores, Jaime Blanch y Juan Carlos Talavera, ambos colaboradores de Yeses. Las actrices representaron despu¨¦s varias piezas de las obras que han puesto en escena durante estos a?os y se atrevieron por primera vez con el verso, vestidas con miri?aques, en una pieza corta c¨®mica del siglo XVII. Un gran aplauso cerr¨® el tel¨®n.

"Me hice funcionaria de prisiones hace 25 a?os, por una idea rom¨¢ntica", recuerda la fundadora del grupo. "Porque la ley penitenciaria del 79 estaba muy bien, hablaba de reinserci¨®n, de recuperaci¨®n. Pero despu¨¦s la realidad era otra cosa. Me dieron un uniforme, unas llaves y listo. La vida dentro era bastante triste". La funcionaria quiso compaginar la c¨¢rcel con su afici¨®n al teatro, y estudi¨® interpretaci¨®n y direcci¨®n de escena en la Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico. A mediados de los a?os 80 uni¨® sus conocimientos en ambos campos y cre¨® Yeses. Las internas empezaron a ensayar y a representar obras de todo tipo: sainetes, Federico Garc¨ªa Lorca o teatro del absurdo. Al principio, entre los muros de la c¨¢rcel. Pero en 1987 empezaron a salir fuera. La idea era seguir las pautas de Victoria Kent: establecer lazos entre los internos y el mundo libre para que las prisiones no sean los agujeros negros de la sociedad en los que se abandona al delincuente.

La obra Mal baj¨ªo, escenas de una c¨¢rcel de mujeres, escrita por la propia Elena C¨¢novas con otros colaboradores gan¨® el premio Calder¨®n de la Barca del Ministerio de Cultura en 1990 y agot¨® las localidades en el teatro Alfil durante un a?o. Desde entonces han hecho varias giras. Las salidas cada vez son m¨¢s normales. Las chicas salen en custodiadas en furgones pero ya no van esposadas, y los polic¨ªas que se meten entre el p¨²blico van de paisano. Y alguno incluso ha llegado a hacer un peque?o papel. Nunca ha habido una fuga, ni un intento. El grupo ha viajado incluso al extranjero: en 2001 fueron a Berl¨ªn para participar en el III Encuentro Europeo de Teatro y Prisi¨®n.

Al principio las chicas hac¨ªan tambi¨¦n los personajes masculinos pero desde hace varios a?os tienen colaboradores, actores profesionales que ensayan con ellas en la c¨¢rcel y las acompa?an en las giras. Ellas ya no tienen que llevar bigote.

En Alcal¨¢-Meco, la mayor¨ªa de las mujeres est¨¢ en la c¨¢rcel por delitos contra la propiedad o tr¨¢fico de drogas. Liliana Orellano, argentina, de 45 a?os, es una de las actrices del grupo. Tiene una condena de nueve a?os, de los que ha cumplido cinco. "Los primeros a?os aqu¨ª son muy duros", dice. "Es muy f¨¢cil desanimarte. Pero luego empiezas a buscarte cosas que hacer y actividades de todo tipo". Y asegura que el teatro es la mejor. "Cuando te has equivocado una vez cuesta mucho ganarte la confianza de la gente, y aqu¨ª intentamos demostrar que servimos para algo". "En las clases nos exigen disciplina, y nosotras mismas nos obligamos a ser responsables", a?ade su compa?era Ana Borrero. "Es como ir a trabajar. Las dem¨¢s dependen de ti, as¨ª que tienes que ir a los ensayos y no fallar. Es lo m¨¢s parecido que hay aqu¨ª dentro a la vida en libertad. Y adem¨¢s te da una buena formaci¨®n literaria". Muchas veces, en los ensayos, llegan a olvidarse de d¨®nde est¨¢n. Hasta que suena la megafon¨ªa para recordar que viven rodeadas de alambradas.

Algunas actrices tienen m¨¢s dotes para la actuaci¨®n que otras. "Pero aqu¨ª lo que importa es que tengan un lugar donde crear fuera de las rejas y del mundo gris que es la c¨¢rcel", explica la directora Elena C¨¢novas. "Trabajar les eleva el amor propio. A la mayor¨ªa les han dicho que son un desastre y se lo han cre¨ªdo. El grupo es muy serio y profesional, y ellas se sienten part¨ªcipes de eso". Se lo toman tan en serio que no abandonan f¨¢cilmente. Una interna que no sab¨ªa leer lleg¨® a aprender de o¨ªdo su papel, ayudada por una compa?era que se lo le¨ªa.

En una de sus obras, La balada de la c¨¢rcel de Circe, de 2000, las mujeres hac¨ªan una reflexi¨®n esc¨¦nica sobre su propia realidad, y sobre el porqu¨¦ de su empe?o en hacer teatro. "Que se sepa por ah¨ª arriba", dec¨ªa uno de los personajes. "Que en las c¨¢rceles hay mujeres haciendo cosas, por primera vez haciendo algo para que a una la aplaudan y no para que la castiguen". "Cuando oyes los aplausos", dice Liliana Orellano, "crees que es posible que tu vida sea mejor". Las actrices acabaron layer la obra recordando al p¨²blico el art¨ªculo 25 de la constituci¨®n: su derecho a la reinserci¨®n social.