Ralph Fiennes Feij¨®o
Si este pa¨ªs no fuese el que es, Os Peares ser¨ªa, como su nombre indica, uno de sus lugares esenciales. All¨ª, el Sil pasa a ser el Mi?o y de brujulear por ca?ones de v¨¦rtigo a discurrir entre mansas riberas, reducido a la obediencia por varias presas el¨¦ctricas. Ser¨ªa un buen s¨ªmbolo de Galicia, si no fuese porque es una todav¨ªa mejor muestra de la racionalidad pol¨ªtico-administrativa realmente existente: Os Peares pertenece a dos provincias, cuatro ayuntamientos y dos di¨®cesis. En algunos casos y casas, para despertar en Lugo y desayunar en Ourense no hace falta m¨¢s viaje que del dormitorio al comedor, y se cuenta del orador pol¨ªtico que consigui¨® el entusiasmo del p¨²blico, pero no sus votos, porque organiz¨® el mitin en la circunscripci¨®n equivocada. En Os Peares se cri¨® Alberto N¨²?ez Feij¨®o (aunque probablemente el gallego no lo aprendi¨® all¨ª).
El PP es en Galicia un partido con tradici¨®n hidroel¨¦ctrica y patriarcal, y Feij¨®o, como el Sil, desarroll¨® una trayectoria poderosa a la par que discreta, a la sombra de los ca?ones. Su destino natural era reforzar el caudal del baqueteado Padre Mi?o y desembocar en la presidencia. Sin embargo, los tiempos no estaban para sucesiones naturales, habida cuenta de los resultados producidos en otras cuencas. Adem¨¢s, hab¨ªa multitud de afluentes. Pasando de lo hidrogr¨¢fico a lo cinematogr¨¢fico, el partido conservador ten¨ªa que rodar la secuela de un ¨¦xito pero sin el protagonista de siempre (m¨¢s o menos, el problema de Superman returns). Suplir la referencia paternal tipo Spencer Tracy, desgalichada en la forma y carism¨¢tica en el fondo. Y en el c¨¢stin hab¨ªa codazos.
Dentro del g¨¦nero gal¨¢n cl¨¢sico estaba, por ejemplo, Jos¨¦ Luis Baltar, con cierto aire romano (de hecho, tiene o ten¨ªa un busto) y amplio registro dram¨¢tico, a lo Vincent Gardenia. O Francisco Cacharro que, salvado el anacronismo de las gafas y el corte de pelo a navaja, encajaba en cualquier papel que requiriese calzas, gola y el resto de la austera etiqueta castellana del siglo XVI. (Los dos fueron descartados por exceso de clasicismo). Hab¨ªa adem¨¢s opciones de apariencia s¨®lida, Xos¨¦ Manuel Barreiro o Enrique L¨®pez Veiga. Gente fiable que igual arrima el hombro en una mudanza que ayuda a echar una placa de hormig¨®n, como V¨ªctor Mature, aquel hombr¨®n que lo mismo hac¨ªa de cristiano que de le¨®n ("No est¨¢ mal, ya les llamaremos si necesitamos su perfil"). Y, por ¨²ltimo, Xos¨¦ Cui?a, que era como el hermano m¨¢s din¨¢mico de Siete novias para siete hermanos (demasiado dinamismo y demasiada granja).
As¨ª que el r¨ªo sigui¨® su curso y los productores optaron por Feij¨®o. Un hombre agradable y simp¨¢tico, que siempre tiene un saludo y una pregunta personal a mano (aunque a veces, como buena parte de la clase pol¨ªtica, no disponga del tiempo suficiente para escuchar la respuesta). Pele¨®n y seguro de s¨ª mismo, por un lado, sin que por el otro se le descarte un posible lado tierno. Ralph Fiennes, ya saben. El protagonista de El paciente ingl¨¦s, aquella pel¨ªcula que puso otra vez de moda los romances ex¨®ticos y los pantalones con pinzas.
Fuera del cine, Feijoo milit¨® fervientemente en el sincorbatismo, coopt¨® a una militante afroviguesa para la ejecutiva, mantuvo los esqueletos dentro del armario y, en general, lo hizo todo bien. Tanto, que a pesar de haberse aupado con el apoyo del aparato genov¨¦s y de la l¨ªnea m¨¢s derechista del partido, consigui¨® un aura de dem¨®crata existencial (en el 23-F, ¨¦l y un colega cogieron la mochila para cambiar de aires, en un impulso vital e indefinido tal que Thelma y Louise) y de inequ¨ªvoca ra¨ªz galeguista. El problema surge con lo que en las pel¨ªculas llaman "el punto de giro", el momento en que pasa algo y hay que hacer algo. Por ejemplo, negociar el Estatuto.
El l¨ªder del PPdG tiene que compaginar la sensibilidad de aquel partido que estaba al borde de la autodeterminaci¨®n con el sentimiento de la direcci¨®n nacional de estar al borde del ataque de nervios ante la quiebra de Espa?a. Aclarar si cuando cita a Castelao se refiere a Alfonso R. Castelao, el padre del galleguismo, o a Castelao Braga?a, diputado de su partido. A qu¨¦ provincia, di¨®cesis o ayuntamiento se apunta. El dilema no es nuevo. De hecho, el referente real del personaje de Fiennes, el conde Laszlo Almasy, no se sabe si era esp¨ªa brit¨¢nico o alem¨¢n, de ambos o de ninguno. Y aqu¨ª el s¨ªmbolo del Sil no vale, porque el r¨ªo no decide su destino. xpereiro@mundo-r.com
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