Guerra abierta de sun¨ªes contra chi¨ªes
Una serie de atentados coordinados causa m¨¢s de 150 muertos en la gran barriada ch¨ªi de la capital
Es la guerra. S¨®lo as¨ª pueden calificarse los ataques concertados que ayer dejaron al menos 157 muertos y unos 250 heridos en el barrio chi¨ª de Ciudad S¨¢der, en Bagdad. La matanza, mayor en n¨²mero de v¨ªctimas desde la invasi¨®n estadounidense de Irak en 2003, es el ¨²ltimo episodio de la venganza desatada el pasado febrero tras el ataque de insurgentes sun¨ªes contra un santuario chi¨ª. A pesar de las presiones estadounidenses, los l¨ªderes de ambas comunidades no han podido, o no han querido, controlar a sus milicias, lo que ha alentado un conflicto civil en todo menos en el nombre. Para evitar que se cruce ese medio mil¨ªmetro que exigir¨ªa reconocerlo, el Gobierno declar¨® ayer un toque de queda indefinido en toda la capital.
El peligro se manifest¨® de inmediato. Los residentes de Ciudad S¨¢der, una barriada marginal que alberga a dos millones de chi¨ªes, maldec¨ªan a los sun¨ªes mientras acud¨ªan a auxiliar a las v¨ªctimas de los atentados. Poco despu¨¦s, milicianos chi¨ªes dispararon una decena de obuses de mortero contra el principal s¨ªmbolo sun¨ª de Bagdad, la mezquita de Abu Hanifa, el barrio de Adhamiya, causando un muerto y 14 heridos. Otros ocho proyectiles alcanzaron la Asociaci¨®n de Ulemas, la m¨¢s alta autoridad sun¨ª, sin causar v¨ªctimas.
De acuerdo con el relato de las agencias de prensa, el primer coche bomba estall¨® en un mercado de frutas y verduras alrededor de las tres de la tarde (dos horas menos en la Espa?a peninsular). A partir de ese momento fue el infierno. Los servicios de rescate a¨²n no hab¨ªan terminado de recoger a los muertos y heridos, cuando tres proyectiles de mortero impactaron en un bald¨ªo cercano. En intervalos de 15 minutos, se fueron sucediendo explosiones y ataques artilleros. Tres, cuatro, cinco... La gente perdi¨® la cuenta.
Ciudad S¨¢der lleva meses sufriendo atentados que han causado cientos de muertos y heridos, pero el ataque de ayer supera con creces todos los anteriores. Los cuatro coches bomba confirmados por la polic¨ªa estaban cargados con media tonelada de explosivos, seg¨²n declar¨® el general Yihad al Yaburi, del Ministerio del Interior a la televisi¨®n estatal, Al Iraqiya. Otro portavoz anunci¨® que hab¨ªan detenido al conductor de un quinto veh¨ªculo preparado para ser detonado, y que estaban buscando tres coches m¨¢s.
Las im¨¢genes de esa cadena mostraban enormes columnas de humo que ascend¨ªan al cielo desde los lugares de las explosiones, gente huyendo desesperada en medio del ulular de las sirenas y calles completamente destrozadas. Restos humanos colgaban entre los hierros retorcidos de los numerosos coches reventados por la onda expansiva.
"Muchos de los muertos han quedado reducidos a trozos desperdigados y a¨²n no se han contado", declar¨® el ministro de Sanidad, Ali al Shemari, a la agencia Reuters. La polic¨ªa, que colabor¨® en las tareas de rescate, compart¨ªa su opini¨®n. Fuentes hospitalarias, por su parte, advirtieron de que muchos de los heridos estaban en estado muy grave, por lo que la cifra de v¨ªctimas mortales podr¨ªa superar los primeros recuentos.
?Qu¨¦ puede haber motivado semejante crueldad? Un incidente ocurrido apenas una hora antes en el Ministerio de Sanidad, y eclipsado por la gravedad de la matanza de Ciudad S¨¢der, ofrece una pista. Una treintena de milicianos, presuntamente insurgentes sun¨ªes, intentaron asaltar el edificio y se enzarzaron en un intenso tiroteo con los guardias de seguridad. Los atacantes, que utilizaron morteros, lanzagranadas y ametralladoras para forzar su entrada en el recinto, s¨®lo se dispersaron con la llegada de los soldados estadounidenses apoyados por helic¨®pteros de ataque.
El Ministerio de Sanidad est¨¢ en manos de los seguidores del l¨ªder radical chi¨ª M¨²qtada al S¨¢der, uno de los principales apoyos del Gobierno de Nuri al Maliki y cuyo venerado padre da nombre a Ciudad S¨¢der. La comunidad sun¨ª acusa a la milicia que dirige M¨²qtada, el Ej¨¦rcito del Mahdi, del asesinato de miles de sus correligionarios.
Los chi¨ªes, que suponen entre el 55% y el 60% de la poblaci¨®n iraqu¨ª, fueron los m¨¢s beneficiados por la ca¨ªda de Sadam Husein. Bajo el liderazgo espiritual del gran ayatol¨¢ Ali Sistan¨ª, aguantaron los atentados lanzados contra su comunidad por una mezcla de ex baazistas y radicales sun¨ªes que no aceptaron el nuevo orden. Sin embargo, todo cambi¨® el pasado 22 de febrero cuando una bomba destroz¨® la Mezquita Dorada de Samarra, un importante santuario chi¨ª. La milicia de M¨²qtada empez¨® a responder con brutalidad a los ataques.
Se atribuye a los seguidores de M¨²qtada la creaci¨®n de escuadrones de la muerte dentro del Ministerio del Interior (tambi¨¦n bajo control chi¨ª). El pasado d¨ªa 14, sus milicianos asaltaron una dependencia del Ministerio de Educaci¨®n (controlado por los sun¨ªes) y se llevaron a un n¨²mero indeterminado de funcionarios (entre 40 y 150, seg¨²n las fuentes), en una operaci¨®n que puede haber inspirado el asalto al Ministerio de Sanidad ayer. Algunos fueron liberados (presumiblemente sun¨ªes), otros aparecieron sumariamente ejecutados (probablemente chi¨ªes) y un tercer grupo permanece en paradero desaparecido. Si alguno vive a¨²n, todo parece indicar que, como el soldado estadounidense secuestrado hace un mes, se hallen en Ciudad S¨¢der.
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