Celebraci¨®n entre claros y sombras
El core¨®grafo Juan Carlos Garc¨ªa celebra estos d¨ªas el vig¨¦simo aniversario de la fundaci¨®n de su grupo Lan¨°nima Imperial con el estreno de A la nit ferida pel raig, un espect¨¢culo cuyo mayor atractivo son sus int¨¦rpretes, dada su marcada personalidad esc¨¦nica y n¨ªtida ejecuci¨®n. Sin Nicollas Marckmann, Jordi Vilaseca, Virginia Gimeno, Iris Heitzinger, Yester Mulens y Ana Roblas, quienes tambi¨¦n figuran como asistentes en la direcci¨®n, este espect¨¢culo no se sostendr¨ªa, pues su vocabulario gestual pierde el equilibrio al alternar la frase coreogr¨¢fica brillante con la insignificante, si bien domina la primera sobre la segunda.
Garc¨ªa irrumpi¨® en el panorama de la danza contempor¨¢nea en Espa?a a principios de los ochenta, primero como bailar¨ªn y m¨¢s tarde como core¨®grafo y director de Lan¨°nima, y se convirti¨® en poco tiempo en uno de los core¨®grafos espa?oles m¨¢s interesante y carism¨¢ticos. Su prol¨ªfica carrera est¨¢ salpicada de ¨¦xitos como Kair¨®s y Moving landscape, de la primera ¨¦poca, y otros m¨¢s recientes, como Liturgia de sue?o y fuego y la magn¨ªfica Cosa de hombres. Pero tambi¨¦n hay espect¨¢culos que, como A la nit ferida pel raig, se pierden en un discurso ilustrado que siembra el caos en la mente y la retina del espectador.
En A la nit ferida pel raig, que puede verse en el Mercat de les Flors hasta hoy domingo, los seguidores de Garc¨ªa encuentran todas los elementos que forman parte de su personalidad art¨ªstica: el gusto por los h¨¦roes mitol¨®gicos, la alternancia entre la tragedia y la comedia, el juego con la ambig¨¹edad sexual, la habilidad para combinar el gesto culto con el cotidiano, y el gusto est¨¦tico por el surrealismo. Todo ello llega al espectador a trav¨¦s de unas secuencias que en ocasiones pecan de banales y en otras son tan expresivas que sacuden su sensibilidad y le mantienen tenso. L¨¢stima que esa tensi¨®n no se mantenga por falta de un hilo conductor que hilvane todo el mundo on¨ªrico en que nos sumerge el autor -con referencias a Las bacantes, de Eur¨ªpides; a la pintura de Caravaggio; a los rituales de algunos pueblos ind¨ªgenas de ?frica, y al poder de la mujer- y el espect¨¢culo acabe por desfallecer.
En cuanto a los bailarines de Lan¨°nima, Garc¨ªa les da la posibilidad de brillar con luz propia, en solos, d¨²os o tr¨ªos o a trav¨¦s del trabajo coral. Cada uno de ellos exhibe una magn¨ªfica t¨¦cnica.
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