Monsiv¨¢is eleva su voz en Guadalajara
El escritor mexicano reivindica la ense?anza laica en la apertura de la XX edici¨®n de la feria mexicana
"Ya sali¨®, ya sali¨®". "Bravo, bravo". Y entre gritos y aullidos de alegr¨ªa, unas 1.200 personas, am¨¦n de las que abarrotaban pasillos y accesos, prorrumpieron en aplausos. Hasta aqu¨ª todo normal si se tratase de un concierto o de la salida al terreno de juego de la estrella del equipo de f¨²tbol. Pero era s¨®lo la llegada de los participantes al acto inaugural de la 20? edici¨®n de la Feria del Libro de Guadalajuara y, sobre todo, de la presencia entre ellos del homenajeado, el escritor mexicano Carlos Monsiva¨ªs (M¨¦xico, 1938), la que sin duda es hoy una de las miradas m¨¢s l¨²cidas de Am¨¦rica Latina y al que se atribuyen poderes plenipotenciarios en la cultura de su pa¨ªs.
Que este sal¨®n, que hasta el 3 de diciembre tiene este a?o como invitado de honor a Andaluc¨ªa, est¨¦ considerado como el mejor dedicado al libro en lengua castellana lo ratifican actos como el de ayer. Casi 20 minutos antes de empezar el acto oficial, la inmensa sala estaba a rebosar de gente dispar, mayormente joven, pero donde no era extra?o encontrar a una madre con un cochecito de beb¨¦ o a una pareja de ancianos estirando sus cuellos para poder ver a los aplaudidos. El cartel merec¨ªa el esfuerzo de la vetusta pareja. Entre las 16 personas que formaban la mesa presidencial y que iban saludando o levant¨¢ndose a medida que sus nombres se pronunciaban por la megafon¨ªa de la sala, aparecieron Carlos Fuentes -que se vio obligado a tirar besos con la mano ante la larga ovaci¨®n-, Jos¨¦ Saramago -m¨¢s comedido en su saludo, asintiendo con la cabeza- y la sorpresa -no estaba programado oficialmente-, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que se apunt¨® al festival para delirio de los asistentes. Dos premios Nobel, pues, para flanquear en la mesa a Monsiv¨¢is, que por un d¨ªa les rob¨® todo protagonismo.
La sorpresa fue Garc¨ªa M¨¢rquez, que se apunt¨® al festival para delirio de los asistentes
A pesar de la impaciencia del p¨²blico para llegar a las palabras de Monsiv¨¢is, el programa se cumpli¨® con parsimonia. El protocolo llev¨® a hablar en primer lugar al rector general de la Universidad de Guadalajara, Jos¨¦ Trinidad Padilla, entidad que se invent¨® literalmente la feria "en otro mundo, no en ¨¦ste, cuando la globalizaci¨®n no hab¨ªa estallado y nadie sab¨ªa nada de una sociedad de la informaci¨®n que hoy luchamos, con eventos como ¨¦ste, para que sea la del conocimiento". Padilla fue interrumpido dos veces por los aplausos: una, cuando mostr¨® su preocupaci¨®n por el veto que el Gobierno mexicano ha puesto a la Ley del Libro que se debate ahora y en la que, contrariamente al caso de Espa?a, no se defiende el precio fijo del libro; la otra, cuando mencion¨® a Monsiv¨¢is: "con sus escritos, est¨¢ iluminando la vida de los hombres dignos de este pa¨ªs", afirm¨®. Aplausos tambi¨¦n arranc¨® el presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves, cuando record¨® la acogida que M¨¦xico hizo a los republicanos espa?oles, cuando hizo un llamamiento a sacudirse el complejo de hablar espa?ol en el mundo, incluso en EE UU y de afrontar la globalizaci¨®n, apoy¨¢ndose en los 500 millones de hispanohablantes. Un espect¨¢culo no es completo sin los silbidos y abucheos del p¨²blico y, mientras se eternizaba la intervenci¨®n de Monsiv¨¢is, el malestar lo concentraron, por un lado, el representante del gobernador del Estado de Jalisco, y, al final, la representante del Consejo Nacional de las Artes, que intervino en nombre del presidente de la Rep¨²blica.
Pero para ese segundo abucheo el auditorio ya estaba m¨¢s distendido porque el poeta Jos¨¦ Emilio Pacheco ya hab¨ªa trazado una hilarante semblanza de Monsiv¨¢is, de quien destac¨® su prol¨ªfica producci¨®n ensay¨ªstica. Con ella empezaba la segunda parte del acto, la ceremonia de entrega del premio FIL de Literatura 2006, que en su 16? edici¨®n estrenaba nombre y se olvida del de Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, a la espera de que se resuelva una demanda de los herederos que reclaman los derechos de uso del nombre del escritor jalisciense. "Un reconocimiento as¨ª no deber¨ªa ser objeto de un litigio porque lo esencial no radica s¨®lo en el nombre sino en su trayectoria y la instituci¨®n que lo convoca", lanz¨® Monsiv¨¢is al saber del litigio.
Mosiv¨¢is, una de las voces de referencia esenciales del pensamiento y la literatura mexicanas, hizo una encendida defensa de la eduaci¨®n p¨²blica y laica. "Hay una cat¨¢strofe educativa en la ense?anza p¨²blica de M¨¦xico, y qu¨ªen lo dijera, tambi¨¦n en la ense?anza privada", afirm¨®. Sus palabras del espolearon el ambiente en un momento en el que el pa¨ªs azteca se debate sobre su identidad, ya que se acerca el bicentenario de la independencia, que se celebrar¨¢ en 2010. "A¨²n en medio de la cat¨¢strofe silenciosa de la educaci¨®n, el laicismo sigue siendo el mayor garante del proceso educativo". Las palabras de Monsiv¨¢is fueron acogidas con agrado por el p¨²blico, que momentos antes hab¨ªa aclamado a los escritores reunidos en la sala. Por contra, decenas de personas abuchearon a Sari Berm¨²dez, que actuaba en representaci¨®n del presidente de M¨¦xico, Vicente Fox. Berm¨²dez era la encargada de cerrar el acto y no pudo hacerlo de manera ortodoxa debido al fort¨ªsimo abucheo que recibi¨®.
Yin y yang mexicano
La versi¨®n mexicana m¨¢s pr¨®xima al yin y al yang bien pudiera ser la Feria del Libro de Guadalajara: 26.000 metros cuadrados de exposici¨®n, m¨¢s de 1.600 editoriales presentes y casi medio mill¨®n de visitantes previstos, pero todo bajo un halo de una pasional reverencia por la literatura que permite, seg¨²n los editores asiduos, que sea a pesar de todo la que mejor conserva la dimensi¨®n humana que ya perdieron el resto de grandes cert¨¢menes internacionales. La feria no hace m¨¢s que alimentar con los a?os su dualidad espiritual entre lo popular y lo profesional desde que arranc¨® hace dos d¨¦cadas por impulso de la Universidad de Guadalajara: a los casi 300.000 t¨ªtulos representados este a?o, el incremento incesante de actividades (2.226) para ni?os (casi 80.000 previstos), los encuentros de lectores an¨®nimos con los escritores, la venta directa de libros los d¨ªas de acceso libre al p¨²blico o la creaci¨®n de un gigantesco mural de fotograf¨ªas de visitantes que se retratan con un libro, el mismo evento contrapone un aumento de casi un 50% del n¨²mero de agentes literarios (108, en 2005), sobrepasar la barrera de los 15.000 profesionales del sector, representantes de 45 pa¨ªses, un sal¨®n destinado a la compraventa de derechos y un sinf¨ªn de jornadas sectoriales.
A una media de 16 actividades simult¨¢neas por hora, el sal¨®n da para mucho. Por ejemplo, para conferencias magistrales de pesos pesados como Antonio Lobo Antunes, Jos¨¦ Saramago (por separado, claro, dada su escasa afinidad personal), Nadine Gordimer, Carlos Fuentes y Cees Noteboom, en lo literario; de Jon Lee Anderson en lo period¨ªstico, o de Joseph Stiglitz, en lo econ¨®mico, en el marco del primer Foro de Econom¨ªa Pol¨ªtica Internacional. Preocupados, como en todo el mundo, por los ¨ªndices de lectura, la feria dedica varios apartados al an¨¢lisis de la situaci¨®n: desde comprobar los efectos del programa que se implant¨® en la ense?anza b¨¢sica hace cinco a?o en M¨¦xico, a tomar el pulso al sistema de librer¨ªas del pa¨ªs, pasando por la brillante iniciativa de unos encuentros y talleres destinados a la labor del promotor y su rol en la formaci¨®n de lectores, iniciada hace tres a?os y que en esta edici¨®n ha fijado su objetivo en los padres.
En este inmenso carrusel de actos desembarca Andaluc¨ªa como cultura invitada de honor. Para hacerse ver en este contexto, la comunidad aut¨®noma no ha reparado en gastos y luce sus mejores galas en un macroespacio. 44 editoriales andaluzas -tres de cada cuatro - tienen representaci¨®n personal en el evento, una proporci¨®n de peso acorde con los 80 escritores invitados: desde el poeta Jos¨¦ Caballero Bonald al psiquiatra y escritor Carlos Castilla del Pino (que disertar¨¢n juntos sobre la escritura y la memoria), pasando por Luis Garc¨ªa Montero y Eduardo Mendicutti. Para participar hasta Saramago se ha hecho andaluz de adopci¨®n -su mujer lo es- y dar¨¢ una charla titulada Un portugu¨¦s en Andaluc¨ªa.
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