El ladrillo anula la productividad
Un informe avisa de que el excesivo peso de la construcci¨®n lastra la productividad espa?ola
La econom¨ªa espa?ola crece, la productividad no. El Gobierno, de hecho, situ¨® el pasado mi¨¦rcoles la progresi¨®n de la renta nacional en un 3,8% para 2006. Pero la productividad por trabajador aument¨® lo mismo que en 2004, un 0,6%. El motivo de esta baja tasa, seg¨²n los expertos, se encuentra en el excesivo peso de la construcci¨®n y en el escaso esfuerzo tecnol¨®gico de las empresas.
El 30,8% de la inversi¨®n de las empresas en el primer semestre de 2006 se destin¨® a vivienda; s¨®lo el 16,4% del gasto fue en maquinaria
Suena ya como un t¨®pico: "El modelo de desarrollo de la econom¨ªa espa?ola es insostenible". La ¨²ltima voz que pronunci¨® esta frase fue la del catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid Julio Segura, el pasado mi¨¦rcoles, en la presentaci¨®n del informe patrocinado por la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces La productividad en la econom¨ªa espa?ola. "A largo plazo, una econom¨ªa crece lo que crece su productividad", matiz¨® Segura, coordinador de texto. Y ¨¦sta s¨®lo lo hizo en un 0,6% en el segundo trimestre, seg¨²n las estimaciones del Ministerio de Econom¨ªa.
En Francia, por ejemplo, la productividad por empleado creci¨® un 2,4% en 2004, con una progresi¨®n del producto interior bruto franc¨¦s del 2,3%. En el Reino Unido aument¨® un 1,8% en el segundo trimestre, con un crecimiento de la econom¨ªa del 2,8%. En la zona euro la cifra estimada para este a?o es del 1,2%. Es evidente. Algo falla en el sistema productivo espa?ol.
"El problema es que en la econom¨ªa del pa¨ªs tienen m¨¢s peso una serie de actividades donde la productividad posee menos importancia", se?al¨® en la exposici¨®n del informe Julio Segura. "Se trata de sectores donde el empleo es menos cualificado", indicaba el economista, que arm¨® su argumento con un dato revelador: "El peso de la construcci¨®n en Espa?a es siete puntos superior a la media en las econom¨ªas europeas".
Crecimiento e inmigrantes
?Y qui¨¦n trabaja en esos sectores que arrojan tan poco valor a?adido a la renta nacional? Gran parte del m¨¦rito de la espectacular progresi¨®n de la renta nacional en los ¨²ltimos a?os se debe a la afluencia masiva de inmigrantes hacia el mercado laboral. Hay estudios que lo avalan. El pasado 16 de noviembre, el ex director de la Oficina Econ¨®mica del Presidente y ahora candidato a la alcald¨ªa de Madrid, Miguel Sebasti¨¢n, destac¨® que la llegada de extranjeros hab¨ªa elevado en 623 euros la renta por habitante en los ¨²ltimos cinco a?os.
"Eso fue pol¨ªtica", dice Carlos Mart¨ªn, economista del sindicato CC OO. "Lo que realmente nos deber¨ªa preocupar es qu¨¦ pasar¨¢ cuando esos trabajos que ocupan los inmigrantes se acaben. Se trata de sectores de actividad muy vol¨¢tiles, como la construcci¨®n, el comercio o la hosteler¨ªa", dice. "Sectores todos intensivos en trabajo y de baja productividad", a?ade.
En CC OO sostienen una teor¨ªa que aclara en parte el misterio de la baja productividad espa?ola y sus consecuencias. "Si a finales de los a?os ochenta el Gobierno se esforzaba en atraer la inversi¨®n extranjera, ahora ha creado un ciclo de crecimiento que se financia fundamentalmente con personas", explica Carlos Mart¨ªn. "Cuando el anterior modelo quebr¨® en 1993, se destruyeron cerca de un mill¨®n de puestos de trabajo. En el momento en el que el ciclo actual se agote, cinco millones de personas se quedar¨¢n en el paro".
Carlos Mulas, profesor de Econom¨ªa de la Universidad Complutense, suaviza las palabras de Mart¨ªn: "La construcci¨®n de por s¨ª no es mala, lo que s¨ª tiene una incidencia negativa en la productividad es el enorme peso de la vivienda. Habr¨ªa que invertir m¨¢s en infraestructuras y menos en la creaci¨®n de nuevas residencias", dice.
Es cierto. El sector de la construcci¨®n pas¨® de representar un 12% del PIB en 2001 al 15,5% en 2005. Y el peso de la inversi¨®n global en vivienda tuvo un crecimiento a¨²n mayor, exponencial. El 30,8% de la inversi¨®n global de las empresas en el primer semestre de 2006 fue a parar al mercado de la vivienda; el gasto en maquinaria y productos met¨¢licos fue el 16,4%, seg¨²n CC OO.
Cualificaci¨®n, infraestructuras... y nuevas tecnolog¨ªas. Seg¨²n la mayor¨ªa de los expertos, este ¨²ltimo es un factor fundamental para el crecimiento de la productividad. De acuerdo con la Comisi¨®n Europea, por cada 1% que un pa¨ªs invierte en I+D su productividad crece un 0,17% anual. El Gobierno ha tomado buena nota de esta necesidad para acercar la estructura productiva espa?ola a la de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. En los Presupuestos de 2007, el Ejecutivo ha aumentado en m¨¢s de un 30%, hasta los 6.477 millones de euros, la partida destinada a investigaci¨®n y desarrollo duplicando el importe destinado en 2004.
Romper barreras
Otra pista del esfuerzo presupuestario de la Administraci¨®n en los ¨²ltimos a?os la da el compromiso de fondos para la financiaci¨®n de proyectos de desarrollo e innovaci¨®n tecnol¨®gica de empresas. El Estado canaliza estas ayudas a trav¨¦s del Centro para el Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial (CDTI). En los ¨²ltimos dos a?os ha doblado su presupuesto. En 2004 aport¨® una inversi¨®n de 708,3 millones de euros; en las estimaciones de 2006 esa cifra se eleva hasta los 1.611 millones. Con estos n¨²meros en la mano parece justo reconocer que el Estado hace los deberes para cambiar el susodicho "modelo de desarrollo". Pero es necesario romper muchas barreras para que una nueva forma de hacer negocios cale en la cultura empresarial espa?ola.
"Nos hemos vuelto unos consumidores desaforados, como los norteamericanos", se?ala Jos¨¦ Antonio Bueno, consultor y colaborador de la Fundaci¨®n Alternativas. "?Y que no pare!, porque si de repente dejamos de consumir y no exportamos, estamos listos". En opini¨®n de Bueno, el cambio hacia el "paradigma econ¨®mico actual", centrado en el consumo, se debe a "la unificaci¨®n monetaria europea y sus tipos de inter¨¦s bajos", que alientan el endeudamiento familiar.
"Esto incentiva la terciarizaci¨®n de la econom¨ªa, la promoci¨®n de empleos poco cualificados, la construcci¨®n.." Es el pez que se muerde la cola. ?Soluci¨®n? "Hay que incrementar el valor a?adido por producto. Esto s¨®lo se puede hacer si las empresas invierten m¨¢s en nuevas tecnolog¨ªas y si se abandona la cultura del pelotazo a corto plazo que tenemos en Espa?a", sentencia Bueno.
Las largas jornadas laborales de los espa?oles o la cuesti¨®n organizativa
El aumento de la productividad tiene varias caras. No s¨®lo se trata de un ¨ªndice que obedece a la maestr¨ªa de los empleados y a la inversi¨®n en tecnolog¨ªa por parte de las empresas. Es tambi¨¦n una cuesti¨®n organizativa: depende del uso que los asalariados den a su tiempo de trabajo. De este modo la productividad puede descomponerse en los productos que se elaboran por hora y la media de horas que gasta un trabajador en realizar un producto.
"El problema no est¨¢ en las horas trabajadas, sino en la productividad por hora. En Espa?a trabajamos 190 horas anuales m¨¢s que en Europa", explica Carlos Mulas, profesor de Econom¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. "Poca gente se pregunta sobre la dimensi¨®n organizativa de la productividad espa?ola. Hay poca racionalidad en algunos horarios, a veces se trabaja mucho, otras poco", prosigue Mulas.
Organismos oficiales como la Oficina Econ¨®mica del Presidente del Gobierno apoyan la tesis del profesor de la Complutense. Seg¨²n esta instituci¨®n, entre 1995 y 2003, el pa¨ªs redujo el crecimiento de su productividad en un 4,4%, aument¨® el tiempo para realizar un producto por hora en un 5,5% y las horas que cada trabajador ten¨ªa que emplear para llevar a cabo su empe?o se elevaron en un 2%.
Queda desterrado, por cierto, el t¨®pico de que los espa?oles trabajan poco. "Espa?a no tiene ning¨²n problema respecto a la duraci¨®n de su jornada laboral. Si comparamos la relaci¨®n entre horas de trabajo y productividad que se da entre Europa y Estados Unidos vemos que el problema de trabajar poco no es de los espa?oles, sino de los europeos", dice Mulas.
Entonces, incluso podr¨ªa decirse que los espa?oles trabajan demasiado. "No creo que se trate de un tema de organizaci¨®n del trabajo", opina, al contrario, Pablo L¨®pez, profesor de Sociolog¨ªa de la Complutense. "M¨¢s bien se trata de un asunto de precios; al empresario le sale m¨¢s barato invertir en dos trabajadores con salarios bajos que en m¨¢quinas y cualificaci¨®n para uno de sus empleados", argumenta el soci¨®logo. "Pero no todos los sectores siguen este comportamiento", prosigue, "por ejemplo, los niveles de productividad en la industria del autom¨®vil son bastantes altos".
"Lo que hay que hacer es implantar las nuevas tecnolog¨ªas de forma masiva", aduce Juan Iranzo, del Instituto de Estudios Econ¨®micos, vinculado a la CEOE. "Y buscar el equilibrio entre empleo y productividad. El periodo en el que la econom¨ªa espa?ola alcanz¨® mayores ¨ªndices de productividad fue entre 1992 y 1994, y se destruyeron un mill¨®n de empleos", advierte.
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