Retos globales de la OTAN
?Pueden reunirse los dirigentes de la alianza militar de m¨¢s ¨¦xito de la historia sin que nadie se d¨¦ cuenta? Lo normal ser¨ªa pensar que no, dado lo que ha ocurrido con otras cumbres anteriores de la OTAN. En 1991, los l¨ªderes de la Alianza se reunieron en Roma para aprobar un nuevo Concepto Estrat¨¦gico por el que guiarse en el mundo posterior a la guerra fr¨ªa. En 1997, acudieron a Madrid e invitaron a tres pa¨ªses que hab¨ªan pertenecido al Pacto de Varsovia a unirse a una organizaci¨®n creada inicialmente para defender a sus miembros contra un ataque sovi¨¦tico y de esos mismos pa¨ªses. Dos a?os despu¨¦s, se reunieron en Washington para celebrar el 50? aniversario de la Alianza y subrayar que segu¨ªa teniendo importancia en un momento en el que estaba llevando a cabo la mayor operaci¨®n militar de su historia en Kosovo.
Esta semana, los responsables de la OTAN vuelven a verse. Sin embargo, en su mayor¨ªa parecen deseosos de entrar y salir de Riga, Letonia, sin dejar una gran huella, ni mucho menos un legado. Muchos de los principales l¨ªderes asistentes han perdido la confianza de sus ciudadanos, por lo que resulta dif¨ªcil establecer un programa ambicioso. El Partido Laborista, resucitado hace casi 10 a?os por Tony Blair, se ha vuelto en contra del primer ministro y ha hecho que tenga que retirarse el pr¨®ximo verano. Jacques Chirac est¨¢ en el ¨²ltimo tramo de su mandato, y Francia tiene puesta su atenci¨®n, sobre todo, en la pr¨®xima generaci¨®n de dirigentes brillantes y ambiciosos que luchan entre s¨ª para sucederle. Y George W. Bush ha recibido la mayor paliza pol¨ªtica de su carrera a manos de un electorado estadounidense claramente harto de la incompetencia de su Administraci¨®n en Irak, Nueva Orleans y otros casos. Angela Merkel debe de estar pregunt¨¢ndose si queda alguien con quien trabajar.
La par¨¢lisis pol¨ªtica interna repercute en lo que puede hacer la OTAN fuera de sus fronteras. Sus dirigentes se enfrentan al espectro del fracaso en la mayor y m¨¢s importante operaci¨®n militar de la Alianza, en Afganist¨¢n. La OTAN se hab¨ªa propuesto algo muy dif¨ªcil: estabilizar un pa¨ªs destruido por m¨¢s de un cuarto de siglo de guerra civil y con un nivel de vida que es el 10? m¨¢s bajo del mundo. La econom¨ªa afgana depende enormemente de la producci¨®n de opio, su pol¨ªtica est¨¢ paralizada por las profundas divisiones existentes y su seguridad est¨¢ cada vez menos garantizada ante la insurgencia de las fuerzas talibanes y de Al Qaeda.
La OTAN se hizo cargo de la misi¨®n sabiendo que iba a ser dif¨ªcil y que necesitar¨ªa un esfuerzo extraordinario. Pero no ha destinado los medios necesarios para triunfar. Algunos pa¨ªses ni siquiera han aportado los soldados y medios que hab¨ªan prometido, mientras que otros han establecido tales restricciones a lo que pueden hacer sus tropas y d¨®nde pueden estar desplegadas que su presencia no sirve pr¨¢cticamente de nada. No obstante, incluso con una dotaci¨®n completa de soldados y sin "condiciones" nacionales que limiten la actuaci¨®n de las tropas, la operaci¨®n seguramente fracasar¨¢ si los miembros de la Alianza no hacen un esfuerzo mucho mayor. Por desgracia, con Estados Unidos empantanado en Irak y los ej¨¦rcitos europeos estirados al m¨¢ximo de sus posibilidades, da la impresi¨®n de que la Alianza ha querido abarcar demasiado.
Existe la tentaci¨®n, en algunos c¨ªrculos, de creer que la OTAN deber¨ªa proponerse metas m¨¢s modestas y volver a centrar sus esfuerzos en la misi¨®n original de garantizar la seguridad de Europa. Es muy posible que, aparte de Afganist¨¢n, los principales temas de conversaci¨®n en Riga sean asuntos m¨¢s cercanos, como las acciones para estabilizar los Balcanes, la mano tendida a vecinos clave como Ucrania y Georgia, y la necesidad de definir la relaci¨®n entre la OTAN y la Uni¨®n Europea.
?stos son aspectos importantes, pero no abordan verdaderamente los males que aquejan a la Alianza. Son demasiados los miembros de la OTAN que siguen consider¨¢ndola, ante todo, como una organizaci¨®n de defensa regional y europea. Sin embargo, las amenazas a las que se enfrentan hoy todos sus miembros no son regionales, sino mundiales. Los principales retos que afrontan Europa y Estados Unidos, como el terrorismo, la proliferaci¨®n de armas y los Estados fallidos, proceden de fuera de la regi¨®n del Atl¨¢ntico Norte. Al fin y al cabo, por eso es por lo que la OTAN est¨¢ en Afganist¨¢n.
De modo que, m¨¢s que pensar en metas m¨¢s modestas y regionales, lo que tiene que hacer la OTAN es fijarse objetivos m¨¢s amplios y m¨¢s globales. Debe elaborar una estrategia que aborde directamente esos retos mundiales. Tiene que desarrollar y obtener unos medios militares que le permitan proyectar su poder a grandes distancias y de forma muy r¨¢pida. Y debe mejorar su capacidad colectiva de actuar en todo el mundo, para lo que necesita apoyar la estrategia del presidente Bush de crear una asociaci¨®n de alcance mundial con otros pa¨ªses democr¨¢ticos, como Jap¨®n, Australia y Corea del Sur. Es m¨¢s, con el tiempo, habr¨ªa que invitar a estas democracias de fuera de Europa a que se incorporen a la Alianza como miembros de pleno derecho.
La cumbre de Riga ofrece a los dirigentes de la OTAN la oportunidad de fijar un rumbo nuevo, que convierta el ¨¦xito en Afganist¨¢n en el primer paso para hacer de la Alianza un actor cada vez m¨¢s importante en el escenario mundial. Esta transformaci¨®n costar¨¢ tiempo -y seguramente una nueva generaci¨®n de l¨ªderes-, pero el esfuerzo debe comenzar por una nueva mentalidad que est¨¦ dispuesta a abordar el mundo tal como es, y no como fue en el pasado o como a algunos les gustar¨ªa que siguiera siendo.
Ivo Daalder es investigador en The Brooklings Institution y James Goldgeier es profesor de Ciencia Pol¨ªtica en la George Washington University. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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