Montilla releva a Maragall con la promesa de encabezar un Gobierno eficaz
Dirigentes del PSOE y de la izquierda catalana arropan al presidente en su toma de posesi¨®n
Rodeado de dirigentes del PSOE y de los l¨ªderes de todas las familias de la izquierda catalana, el socialista Jos¨¦ Montilla tom¨® ayer el relevo de Pasqual Maragall en la presidencia de la Generalitat. Lo hizo con una sobria puesta en escena, y mediante un discurso de poco m¨¢s de un folio en el que se comprometi¨® a ejercer con "eficacia" como el "m¨¢s humilde de los servidores del pueblo de Catalu?a". Tuvo palabras de afecto para su antecesor, Pasqual Maragall, quien previamente destac¨® que llega a la Generalitat un representante de "los otros catalanes", en referencia al origen andaluz de Montilla.
Despu¨¦s de 27 d¨ªas de negociaciones de los tres partidos de la izquierda catalana para concretar el Gobierno, las reuniones dejaron paso ayer a la liturgia del protocolo en la toma de posesi¨®n de Montilla, que reuni¨® a m¨¢s de 500 invitados en el Palau de la Generalitat. Avalado por unos resultados electorales menos que modestos y quiz¨¢ por tratarse de un d¨ªa laborable y no de un s¨¢bado como ocurri¨® con la toma de posesi¨®n de Maragall, apenas 200 personas se acercaron hasta los aleda?os del Palau para tratar de ver lo que ocurr¨ªa dentro.
En l¨ªnea con el car¨¢cter del nuevo presidente, no hubo salutaciones desde el balc¨®n de la Generalitat ni grandes v¨ªtores en el interior. El de ayer fue un relevo sin sobresaltos, como lo fueron los ¨²ltimos d¨ªas de la negociaci¨®n y del modo en que Montilla y los otros dirigentes del nuevo tripartito quieren que sea el ahora denominado Gobierno de la Entesa Nacional de Progr¨¦s.
Como manda el protocolo, Maragall recibi¨® a Montilla en el Palau de la Generalitat y ambos, acompa?ados de sus esposas, mantuvieron un breve encuentro en el despacho del presidente, del que Maragall hab¨ªa retirado ya sus enseres la noche anterior. Despu¨¦s, ya en p¨²blico, y con el presidente del Parlament, Ernest Benach, ejerciendo como maestro de ceremonias, Maragall dio el relevo a Montilla en un discurso en el que dej¨® claro que espera de su sucesor una continuidad del proyecto iniciado en 2003.
Nada m¨¢s recibir el collar que lo distingue como presidente de la Generalitat, el mismo que Josep Tarradellas impuso a Jordi Pujol en 1980, Montilla agradeci¨® la "generosidad humana y pol¨ªtica" a un Maragall que se va, como m¨ªnimo, un a?o antes de lo previsto.
"Pensar ordenadamente"
En un discurso m¨¢s neutro que el de Maragall, el flamante presidente se comprometi¨® a practicar una pol¨ªtica de "mano tendida" con la oposici¨®n y, tras los desbarajustes del primer tripartito, reiter¨® que el suyo ser¨¢ un Ejecutivo "eficiente". Para expresar su emoci¨®n al acceder al cargo recurri¨® a una cita de La pell de brau, de Salvador Espriu. Tampoco renunci¨® a marcar las pautas del estilo de su Gobierno: "Pensar ordenadamente, actuar racionalmente y atender c¨¢lidamente".
Desde las primeras filas del p¨²blico siguieron las palabras de Montilla tanto sus padres como su esposa, Anna Hern¨¢ndez. ?sta se sent¨® al lado de Diana Garrigosa, esposa de Maragall, que el pasado verano protagoniz¨® una sonora pol¨¦mica al abandonar el Partit dels Socialistes (PSC) justo despu¨¦s del relevo de su esposo por Montilla al frente de la candidatura socialista.
M¨¢s tarde, y tras la recepci¨®n oficial que sigui¨® a la toma de posesi¨®n, la pareja Maragall-Garrigosa abandon¨® la Generalitat entre los aplausos de los congregados en la plaza de Sant Jaume. Un emocionado Maragall baj¨® la ventanilla de su coche para despedirse y exhibir el pulgar hacia arriba, en se?al de satisfacci¨®n.
En el Palau, Montilla atendi¨® a los invitados. Entre ellos el ex presidente catal¨¢n Jordi Pujol, que junto a los dirigentes de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) abandon¨® el acto cuando finaliz¨® la toma de posesi¨®n. En representaci¨®n del Gobierno central asistieron los ministros de Administraciones P¨²blicas, Jordi Sevilla, y de Industria, Joan Clos. Hace apenas medio a?o, Sevilla dijo en unas declaraciones informales, pero captadas por los micr¨®fonos, que Catalu?a todav¨ªa no estaba preparada para tener a un charnego como presidente.
Olvidado el comentario, el ministro asegur¨® que Montilla no ser¨¢ un "partenaire f¨¢cil para el Gobierno espa?ol" porque, augur¨®, "defender¨¢ con u?as y dientes a Catalu?a". Tambi¨¦n recibi¨® muestras de apoyo del presidente de Arag¨®n, Marcelino Iglesias; el secretario de Organizaci¨®n del PSOE, Jos¨¦ Blanco, y Patxi L¨®pez, del Partido Socialista de Euskadi (PSE), quien por cierto esquiv¨® el impacto de un huevo a la entrada de la Generalitat.
En la lista de invitados tambi¨¦n destacaron Isabel Lobata, la alcaldesa de Izn¨¢jar (C¨®rdoba), localidad natal de Montilla. Adem¨¢s de una numerosa representaci¨®n empresarial, acad¨¦mica e intelectual, acudieron al acto hist¨®ricos dirigentes de la izquierda catalana, entre ellos Gregorio L¨®pez Raimundo, del Partit Socialista Unificat (PSUC).
Por parte de la oposici¨®n, asistieron el convergente Artur Mas, Josep Piqu¨¦ (PP) y Albert Rivera (Ciutadans). Todos se retiraron en cuanto termin¨® el acto institucional y sin hacer declaraciones. Muchos asistentes comentaron la frialdad con la que Mas afront¨® el conjunto del acto. El l¨ªder nacionalista rehus¨® aplaudir incluso a Maragall.
Por la tarde, el portavoz de CiU, Felip Puig, trat¨® de justificar esa actitud. "No se nos puede pedir que, adem¨¢s de participar, demostremos entusiasmo y adhesi¨®n c¨¢lida" ante un "presidente que no ha ganado las elecciones ni siquiera en votos", afirm¨®.
Entrada la noche, Montilla se estren¨® como presidente. Lo hizo asistiendo a una cena del sindicato UGT, que hoy celebra su III Comit¨¦ Confederal en Barcelona. Montilla fue recibido con una cerrada ovaci¨®n.
Un relevo un punto heterodoxo
Pese a la rigidez del protocolo que imperaba en el acto de ayer y a su marcado car¨¢cter institucional, Pasqual Maragall no quiso renunciar al lado imprevisible que le ha acompa?ado a lo largo de toda su carrera pol¨ªtica.
En su discurso para pasar el relevo a Montilla, y tras expresar su confianza en que el primer secretario del PSC llevar¨¢ adelante el "proyecto de cambio" iniciado en 2003, hizo un repaso a su vida pol¨ªtica como alcalde de Barcelona, primero, y presidente de la Generalitat, despu¨¦s. Fue en este punto donde quiso saldar cuentas con el pasado. Primero record¨® su mal trago de 1999 cuando los socialistas se quedaron en la oposici¨®n tras ganar las elecciones en n¨²mero de votos pero no en esca?os, algo que atribuy¨® a una "cuestionable por inexistente" ley electoral catalana. Esta referencia arranc¨® se?ales de incomodidad en algunos dirigentes de Converg¨¨ncia i Uni¨® asistentes al acto.
Tampoco fue c¨®modo para los representantes nacionalistas y, sobre todo, para Jordi Pujol, el hecho de que Maragall rememorara con amargura la fulminante supresi¨®n del ¨¢rea metropolitana de Barcelona que hizo el Gobierno de la Generalitat en la ¨¦poca de CiU.
En cualquier caso, Maragall especific¨® que ayer, el protagonista deb¨ªa ser Montilla, y subray¨®, en tono elogioso, que un cordob¨¦s llegado a Catalu?a a los 16 a?os sea hoy presidente de la Generalitat. "Eso significa que somos una naci¨®n fuerte, que conf¨ªa en s¨ª misma y que sabe hacer de los que llegan, ciudadanos".
No renunci¨® tampoco Maragall a hacer una reflexi¨®n que son¨® como un consejo a Montilla. Le record¨® que el presidente de la Generalitat "afronta un desgaste importante, del que doy fe", se?al¨®. Con todo, se mostr¨® convencido de que Montilla "estar¨¢ a la altura".
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