De la infravivienda al piso en propiedad
Los inmigrantes sufren enormes problemas a la hora de alquilar o comprar una vivienda
La vivienda se ha convertido en un quebradero de cabeza para los espa?oles: el 30,3% la considera uno de los tres principales problemas que existen en Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). Pero la situaci¨®n es a¨²n peor para los inmigrantes, muchos de los cuales no tienen un contrato en regla o se enfrentan a la desconfianza de los arrendadores.
Por la necesidad acuciante de vivienda, los extranjeros se han convertido en muchas ocasiones en v¨ªctimas de estafas o de caseros, inmobiliarias o financieras sin escr¨²pulos, que se aprovechan de su dificultad para acceder a contratos, avales y cr¨¦ditos para imponerles condiciones abusivas o "dar salida" a viviendas que no re¨²nen las m¨ªnimas condiciones de habitabilidad.
Los extranjeros suponen un 33,3% de los compradores de pisos
"Unos piden un aval y otros no quieren alquilar a familias con ni?os", dice Esmilda
Un ejemplo son las m¨¢s de 20 familias de inmigrantes que fueron estafadas el pasado julio por una supuesta agencia inmobiliaria, dirigida por un dominicano, que les alquil¨® a todos el mismo piso de Madrid y desapareci¨® con el dinero de los arrendatarios, que hab¨ªan pagado al estafador entre 1.500 y 4.000 euros cada uno como fianza.
Seis familias tuvieron que quedarse all¨ª a vivir, hasta que encontraran otro lugar en el que alojarse, y ahora, despu¨¦s de m¨¢s de tres meses de b¨²squeda infructuosa, la de Esmilda Pe?aranda y otras dos familias m¨¢s siguen compartiendo el piso.
Las situaciones vividas por Esmilda, colombiana de 42 a?os, casada y con dos hijas peque?as, son un ejemplo de las vicisitudes de los inmigrantes a la hora de acceder a una vivienda: en los seis a?os que lleva en Espa?a, primero vivi¨® en un locutorio y despu¨¦s en una peque?a nave cuyo propietario hab¨ªa habilitado como vivienda para tres familias. "Era una chapuza: pas¨¢bamos much¨ªsimo fr¨ªo y el ba?o era tan peque?o que no pod¨ªas ni agacharte en la ducha para lavarte los pies", dice Esmilda, que pagaba 350 euros al mes por vivir en un lugar ilegal y que no reun¨ªa las condiciones necesarias.
"Ten¨ªamos que irnos de all¨ª, no pod¨ªamos pasar otro invierno as¨ª, pero es muy dif¨ªcil encontrar un alquiler, porque unos piden un aval y otros no quieren alquilar a familias con ni?os", explic¨®. El supuesto due?o del piso en el que viven no les puso pegas, s¨®lo el pago de dos meses de fianza y del mes en curso. As¨ª que se mudaron, cuenta, a pesar de que el piso est¨¢ "en una zona elitista, todo es muy caro y est¨¢ mal comunicado".
Esmilda acudi¨® a la junta de distrito de San Blas, donde est¨¢ el piso. "Me dijeron que si buscaba que me dieran un piso, pero yo s¨®lo quiero que me ayuden a buscar un alquiler que pueda pagar", asegura. Tambi¨¦n acudi¨® a la Comunidad de Madrid. "Con la n¨®mina de mi marido, 1.100 euros, no nos pod¨ªan alquilar nada ?Cu¨¢nto tenemos que ganar? S¨®lo me ofrec¨ªan tres meses en un albergue, y luego, a la calle. Pero ?qu¨¦ hago con dos ni?as en un albergue?", se pregunta. Desilusionada ante la falta de ayudas p¨²blicas, Esmilda busca ahora una habitaci¨®n en un piso compartido a la que mudarse.
Seg¨²n el estudio Inmigraci¨®n y vivienda en Espa?a, publicado en 2005 por el Observatorio Permanente de la Inmigraci¨®n, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y elaborado por el colectivo IO? en la Comunidad de Madrid, Catalu?a y la Comunidad Valenciana, los principales problemas en el acceso a la vivienda citados por los encuestados son, por este orden, los precios elevados de la vivienda, la fianza exigida, las malas condiciones de la oferta, la escasa oferta de alquiler, la exigencia de n¨®mina, los avales, la propia condici¨®n de inmigrante, la situaci¨®n irregular en Espa?a, el desconocimiento de la ciudad o los enga?os o estafas por parte del arrendador o la agencia intermediaria. Este ¨²ltimo es un problema que uno de cada cinco entrevistados dijo haber sufrido.
La v¨ªa m¨¢s frecuente por la que los encuestados encontraron su vivienda es a trav¨¦s de parientes o amigos (el 65%), una agencia inmobiliaria (el 17%) o por anuncios en la prensa, la calle o los comercios (el 12%). En muy pocos casos se logr¨® a trav¨¦s de asociaciones u ONG (el 1,6%) o gracias a la mediaci¨®n de un organismo p¨²blico (1,1%).
Wilson, dominicano de 30 a?os, pudo comprarse un piso hace tres a?os y medio junto a su novia espa?ola. "No tuve muchos problemas, porque fue por inmobiliaria, pero a pesar de que aport¨¦ mi n¨®mina, tuvo que avalarme la madre de ella". Tiene claro que si no hubiera sido por ese aval no hubiera logrado adquirirlo.
Despu¨¦s la relaci¨®n con su pareja se rompi¨®, y Wilson se vio obligado a vender el piso. Ahora, despu¨¦s de haber sido propietario, vive en una habitaci¨®n de un piso que alquil¨® un familiar, por la que paga 250 euros m¨¢s gastos. No se plantea un alquiler en solitario o volver a comprar, porque los pisos est¨¢n demasiado caros "y cada a?o empeoran". Adem¨¢s, cuando llamaba para interesarse por un piso en alquiler siempre le dec¨ªan "que ya estaba alquilado". "Le ped¨ª a una amiga espa?ola que llamara por m¨ª y a ella s¨ª le daban la informaci¨®n" sobre el piso, a?ade.
La oferta de alquileres en Espa?a es escasa, lo que, adem¨¢s de elevar los precios, sit¨²a al casero en una posici¨®n ventajosa, que se traduce en la exigencia de elevadas fianzas o avales y en algunos casos la negativa m¨¢s o menos velada a arrendar a inmigrantes.
La vivienda en propiedad es una opci¨®n en alza, como muestra otro estudio, el Informe sobre el mercado de la vivienda, del grupo Tecnocasa y la Universidad Pompeu Fabra, publicado el pasado mes de octubre, que se?ala que los inmigrantes suponen un 33,3% de los compradores de vivienda, un dato que contrasta con el 8,7% que representan los extranjeros sobre el total de la poblaci¨®n extranjera, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Dentro de ese 33%, casi la mitad es latinoamericano (18,59%), seguidos de africanos (6,7%), europeos (6,13%) y asi¨¢ticos (1,86%).
Desde hace unos a?os, los inmigrantes regularizados pueden acceder a las convocatorias de vivienda de promoci¨®n social; sin embargo, se trata de una opci¨®n a¨²n escasa. Comunidades aut¨®nomas y Ayuntamientos comienzan a hacerse cargo del problema y han desarrollado diversas iniciativas para ayudar a los inmigrantes a conseguir un alojamiento.
La Comunidad tiene un Programa de Acceso a la Vivienda para Inmigrantes, destinado a facilitar el alquiler o la compra mediante un fondo de garant¨ªa que cubre impagos o desperfectos en los alquileres y asesor¨ªa jur¨ªdica sobre arrendamiento, hipotecas, fiscalidad o promociones p¨²blicas.
El programa est¨¢ gestionado por la ONG Provivienda, que desarrolla labores de mediaci¨®n entre arrendatarios y propietarios en el mercado libre de alquiler. As¨ª, ante el problema de muchos inmigrantes que no tienen manera de justificar sus ingresos, aceptan documentos como "una carta del empleador que diga cu¨¢nto dinero ganan", afirma Javier Oliver, de Provivienda.
A los propietarios les ofrecen la garant¨ªa del pago del alquiler y un seguro multirriesgo. Adem¨¢s, durante el primer a?o hacen un seguimiento del contrato, tanto para problemas t¨¦cnicos o derivados del alquiler, como de cuestiones como la integraci¨®n en el barrio. Tambi¨¦n facilitan a los arrendatarios informaci¨®n sobre los recursos de la zona, como colegios o centros culturales.
En los casos en los que los inmigrantes no tienen suficientes ingresos para alquilar un piso, buscan soluciones, como habitaciones en un piso compartido o viviendas con acompa?amiento social, pero esto s¨®lo en los casos "que vengan derivados de los servicios sociales".
Provivienda, que trabaja desde 1989 en el alojamiento social de j¨®venes, inmigrantes y otros colectivos, tambi¨¦n desarrolla programas de alojamiento para inmigrantes en las localidades mallorquinas de Inca y Manacor, Terrassa (Barcelona) y Alicante.
Hasta octubre, la ONG hab¨ªa facilitado alojamiento este a?o en la Comunidad a 474 personas -entre ellas, la nacionalidad m¨¢s representada, con diferencia, es la ecuatoriana (113 casos)-, hab¨ªa mediado en el alquiler de 142 pisos e informado a 1.905 personas.
Por otra parte, el creciente peso de los inmigrantes en el mercado inmobiliario ha dado lugar a iniciativas como la feria Vive Latinoam¨¦rica, celebrada el pasado mes de junio en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), que reuni¨® a gran n¨²mero de inmobiliarias, entidades bancarias y empresas especializadas en facilitar al inmigrante la financiaci¨®n necesaria para la compra de vivienda. Tambi¨¦n ten¨ªa cabida en la feria la oferta inmobiliaria en los pa¨ªses de origen, con promociones en Colombia y Ecuador.
Tres etapas
El estudio oficial Inmigraci¨®n y vivienda en Espa?a distingue tres etapas por las que suelen pasar los inmigrantes.
Primero, los reci¨¦n llegados optan con frecuencia por situaciones de hacinamiento, al tener que recurrir a la acogida de amigos o parientes o subarrendar una habitaci¨®n en un piso compartido. En casos extremos, llegan a tener que recurrir a ocupaciones ilegales e incluso a vivir en la calle.
En una segunda etapa, los inmigrantes, ya con trabajo, pero a¨²n en tr¨¢mites de solucionar su regularizaci¨®n y, por lo tanto, el acceso a un contrato, se ven a menudo abocados al alquiler de infraviviendas y son presa f¨¢cil de las estafas.
Por ¨²ltimo, en la fase de estabilizaci¨®n, los emigrantes ya regularizados y con contrato pueden acceder a mejores viviendas en alquiler o a la compra.
La modalidad mayoritaria de vivienda entre extranjeros no comunitarios es el alquiler, por el que opta el 77,6%. El 47,2% reside en una habitaci¨®n o parte de la vivienda, mientras que el 30,4% ocupa una vivienda completa en alquiler, un porcentaje que se eleva al 36% en el caso de los latinoamericanos. Un 12,9% vive en una vivienda en propiedad (un 10% de los latinoamericanos). El 5% reside en la empresa en la que trabaja o en la casa del empleador, mientras que el 4,5% restante se encuentra en situaciones muy variadas, la mayor¨ªa provisionales (en casa de familiares o amigos, albergues de acogida o incluso en la calle).
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