Mafia de instituto
Desde que John Dahl recuperara el cine negro a finales de los a?os ochenta y principios de los noventa con pel¨ªculas como La muerte golpea dos veces y La ¨²ltima seducci¨®n, ambientadas en espacios contempor¨¢neos f¨¢cilmente reconocibles, nadie se hab¨ªa atrevido a tanto. Pero Rian Johnson, estadounidense de 32 a?os, formado en escuelas de cine y televisi¨®n, se ha lanzado al vac¨ªo en Brick con una trama de noir a la antigua usanza enmarcada nada menos que en un instituto. Como si Dashiell Hammett se hubiese reencarnado en un endiablado colegial con una especial afici¨®n para irse de pellas.
Aqu¨ª no hay gabardinas ni sombreros, aunque s¨ª mujeres fatales, pardillos a los que enga?ar, ga?anes de tres al cuarto que beben en las esquinas y capos del negocio al margen de la normativa. S¨®lo que la ley seca de los locales nocturnos ha dejado paso al contrabando de estupefacientes por los pasillos de los centros de ense?anza, y los borrachos no parecen pegados al taburete del local sino que viven en perpetuo estado de botell¨®n. Las inconfundibles persianas de los despachos de la polic¨ªa, adem¨¢s de los inevitables flexos en el rostro, tambi¨¦n tienen cabida, aunque el que interroga esta vez es el jefe de estudios. Johnson ha adaptado las claves del g¨¦nero con convicci¨®n y, lo mejor, no las ha banalizado, como ocurr¨ªa por ejemplo en algunas de las nefastas adaptaciones shakespearianas llevadas a los institutos actuales hace unos a?os.
BRICK
Direcci¨®n: Rian Johnson. Int¨¦rpretes: Joseph Gordon-Levitt, Matt O'Leary, Emilie de Ravin, Lukas Haas. G¨¦nero: cine negro. EE UU, 2005. Duraci¨®n: 110 minutos.
Salvando las distancias, los espacios abiertos del Chinatown de Roman Polanski, y el desmitificador universo de Muerte entre las flores, de Joel Coen, se dan la mano en la trama de Brick. Su h¨¦roe detective, como en el filme de los Coen, es un duro pero menos, que se pasa media pel¨ªcula a merced de los pu?os de sus enemigos. Un chico con un aspecto de lo m¨¢s intrascendente, empe?ado en resolver la muerte de su ex novia (aqu¨ª ni siquiera hay lugar para el romanticismo, sepultado por el cinismo y el descreimiento). Una chica que, con ecos del David Lynch de Twin Peaks, aparece muerta en la primera secuencia y de la que se dice que era un ¨¢ngel cuando no era m¨¢s que un diablo (Laura Palmer, en el recuerdo). S¨®lo en la escenificaci¨®n del capo de la Mafia se le va un tanto la mano a Johnson, pero haber rodado Brick, premio especial del jurado en Sundance 2005, con apenas cuatro duros y haber hecho correr r¨ªos de tinta cin¨¦fila le dan margen para que apuntemos su nombre en la agenda (de investigador privado).
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