Un chut en las nubes: la chilena
Un ni?o tuvo una vez un sue?o: meter un gol de chilena. No es frecuente que los futbolistas emulen a los gimnastas, ni en agilidad, ni en piruetas, quitando alguna voltereta o mortal realizado con mejor o peor suerte para celebrar goles, como hac¨ªa Hugo S¨¢nchez. La constituci¨®n y entrenamiento de los gimnastas les dota de la habilidad para controlar a la perfecci¨®n los giros y movimientos de su cuerpo en el aire. No obstante, Ronaldinho cumpli¨® el pasado s¨¢bado un sue?o de ni?o: meter un gol de chilena en un partido real, de los de carne y hueso.
En los golpeos de balones y pelotas o en los lanzamientos de artefactos, como el martillo de atletismo, cuando se busca velocidad de salida, es conveniente tener un buen apoyo en el suelo. As¨ª, en un chut a m¨¢xima velocidad (poco m¨¢s de 110 km/h) el pie contrario al que chuta no debe resbalar, pues si lo hiciera nos har¨ªa perder el impulso en la extremidad de golpeo y la estabilidad del cuerpo, como si dispar¨¢ramos con una escopeta sin estar bien apoyados y el retroceso nos tumbara hacia atr¨¢s. Pero este no es el caso de la chilena que, como los sue?os se ejecuta en el aire, sin tocar de pies en el suelo.
Estando en el aire las cosas cambian. La reacci¨®n al chut no la tendremos en forma de una fuerza que podamos medir en el suelo. Tampoco la tendremos en la rotaci¨®n de la cintura escapular, girando en sentido contrario a la p¨¦lvica, mecanismo que nos permite el equilibrio en un eje longitudinal en un chut con apoyo en el suelo, de una forma similar a la oposici¨®n de cinturas que se da en la marcha humana. En el aire, si soltamos una pinza normal, de las de tender ropa, abierta al m¨¢ximo, no vamos a conseguir que uno de sus palitos se quede quieto y se mueva ¨²nicamente el otro (el que chuta el bal¨®n). En este ejemplo, los palitos son cada una de las extremidades inferiores del futbolista y el muelle de la pinza ser¨¢ la musculatura, extensora y flexora de las caderas. Por eso la chilena es una tijera o una pinza, en la que cada uno de los palitos se mueven en sentidos opuestos cuando la soltamos y dejamos que el muelle act¨²e. Para complicar m¨¢s las cosas, la extremidad que chuta (la derecha en el caso del gol que comentamos) es la que impuls¨® en el suelo al cuerpo del jugador hacia el vuelo, pero al caer aterrizar¨¢ inicialmente sobre la extremidad contraria. Adem¨¢s, tanto la decisi¨®n de realizar este disparo como su propia ejecuci¨®n, que deber¨¢ tenerse muy automatizada, son acciones que se dan en muy breves instantes de tiempo.
Victor Vald¨¦s, cancerbero del Barcelona dec¨ªa haber sido v¨ªctima de estos goles en los entrenamientos: "Son una pesadilla para el portero" comentaba. Y es que el poder de la chilena no radica en la velocidad que adquiere el bal¨®n, ni tampoco en el resultado de una precisi¨®n milim¨¦trica en la colocaci¨®n del disparo, que por otro lado ser¨ªa dif¨ªcil de lograr en un chut que se ha iniciado de espaldas. El arma de la chilena es el desconcierto que provoca en el portero ese momento m¨¢gico de un chut que se ejecuta tumbado, hacia el firmamento, como los sue?os.
Xavier Aguado J¨®dar es biomec¨¢nico de la Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Castilla-La Mancha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.