Sarkozy entra en el cuarto de estar
El candidato conservador franc¨¦s explica su programa durante tres horas en televisi¨®n
Da la impresi¨®n de que Nicolas Sarkozy ha entendido que debe abandonar su imagen agresiva de hombre siempre apresurado y mostrarse relajado y sobrado de tiempo para escuchar y comunicar con sus compatriotas. ?sta parece ser su respuesta a la elecci¨®n de la que ser¨¢ su rival, S¨¦gol¨¨ne Royal, como candidata socialista a la presidencia de Francia, seg¨²n se pudo comprobar durante su actuaci¨®n de m¨¢s de tres horas, la noche del jueves, en el programa A vous de juger (Vosotros juzg¨¢is), de la cadena p¨²blica Antenne 2. Entrevistado por la periodista Arlette Chabot, el presidente de la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP, conservador) mostr¨® un talante que podr¨ªa explicar el enigma del lema de su campa?a electoral: Ruptura tranquila.
"No valore a Royal s¨®lo por ser mujer. Ella vale mucho m¨¢s", dijo Sarkozy
Tras el relativo fiasco con que se sald¨® el anuncio de su candidatura a la presidencia de la Rep¨²blica, una vez que se revent¨® la exclusiva de la entrevista que hab¨ªa concedido a la prensa regional francesa, la segunda salva de la entrada en campa?a de Nicolas Sarkozy tuvo efectos mucho m¨¢s contundentes. Una media de cinco millones de espectadores le siguieron hasta la madrugada a lo largo de un programa con inevitables altibajos, pero que resitu¨® al ministro del Interior en el papel de favorito a ocupar el palacio del El¨ªseo, a la par con la candidata socialista.
Lo primero que hizo fue rendirle homenaje a la que ser¨¢ su contrincante y reivindicar para ambos el papel de representantes del "cambio generacional". Sarkozy tiene 51 a?os y Royal, 53. Chabot no tard¨® nada en plantearle el argumento que flota en la sociedad francesa desde que Royal se impusiera en las primarias socialistas: "?No piensa usted que tendr¨¢ problemas para enfrentarse a una mujer?". Sarkozy, impecable, evit¨® cualquier insinuaci¨®n que pudiera ser tomada por machista -uno de los grandes errores de los socialistas que se enfrentaron a Royal-, y reconoci¨® que "no se habla con una mujer igual que con un hombre". Y remat¨®: "No la valore usted s¨®lo por su condici¨®n de mujer. Ella vale mucho m¨¢s que eso".
Dicho esto, sac¨® el florete y arremeti¨® contra Royal. Representa, dijo, "el inmovilismo" end¨¦mico que destila el programa del PS. En cuanto a la democracia participativa que pregona Royal, a Sarkozy no le parece mal, pero el pr¨®ximo jefe de Estado, dijo, cuando llegue a su despacho del El¨ªseo, se encontrar¨¢ sobre la mesa cuestiones como la crisis iran¨ª, la defensa del Estado de Israel, la creaci¨®n de un Estado palestino, Darfur, donde se prepara un genocidio, o el relanzamiento del proceso europeo. Y pregunt¨®: "?Cree que el presidente debe decir a los franceses: os escucho, qu¨¦ debemos hacer? ?No piensa que debe tener ya una idea?".
Conforme en el programa empezaron a intervenir ciudadanos comunes y corrientes, con sus problemas y sus cuitas, Sarkozy tuvo que echar mano a la imaginaci¨®n e incluso comprometerse personalmente. Un peque?o empresario de 30 a?os del conflictivo suburbio de Clichy-sous-Bois, de raza negra, explic¨® c¨®mo cada vez que vuelve a su casa por la noche es detenido y cacheado por la polic¨ªa, e incluso c¨®mo en una ocasi¨®n fue abiertamente maltratado y amenazado en comisar¨ªa. No estaba irritado, ni culpaba a Sarkozy de sus problemas, le relataba con precisi¨®n lo que le hab¨ªa sucedido y c¨®mo le hab¨ªan forzado a retirar la demanda que hab¨ªa puesto en los juzgados. "Dar¨¦ orden inmediata de que su caso sea revisado y si es cierto lo que dice se aplicar¨¢ la ley", dijo el titular de Interior, que ve¨ªa c¨®mo su pol¨ªtica de seguridad recib¨ªa un impacto en la l¨ªnea de flotaci¨®n.
Una madre separada que deb¨ªa educar sola a sus tres hijos y que no consegu¨ªa obtener un trabajo estable m¨ªnimamente digno, a la que precedieron las im¨¢genes del estado decr¨¦pito de su vivienda, le sirvi¨® a Sarkozy para prometer un sistema de cr¨¦ditos bancarios avalado por el Estado al alcance de los m¨¢s desfavorecidos, y hacer una apolog¨ªa de la necesidad de que los franceses sean propietarios de su vivienda.
"Todo puede ser posible en Francia, ¨¦sta es mi ambici¨®n", dijo. "Os propongo la ruptura, una ruptura tranquila, una ruptura con la irresponsabilidad", a?adi¨®. Y respondiendo de nuevo a uno de los temas de la campa?a de Royal, que reclama "un orden justo" para el pa¨ªs, Sarkozy matiz¨®: "El orden justo es justo el orden, yo propugno un orden en movimiento".
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