Estimulantes ba?os de invierno

Irene Espa?a es un icono en el valle de Ar¨¢n. Durante tres d¨¦cadas, su restaurante Casa Irene ha deleitado a la jet del esqu¨ª y a los forofos de Baqueira en invierno. S¨®lo le agraviaba el hecho de no poseer un establecimiento hotelero a la altura, acaso por sentirse m¨¢s c¨®moda metida en fogones que entre s¨¢banas. Efectuado ya el relevo generacional, una de las primeras iniciativas abordadas por su hijo Javier Vidal ha sido el reacondicionamiento integral del edificio y la apertura de unas nuevas instalaciones l¨²dico-termales. El hotel se ha ganado as¨ª la cuarta estrella.

Sin apartarse de las normas establecidas para una supuesta salvaguarda de la tradici¨®n aranesa, el arquitecto ?ngel Garc¨ªa Puertas firma un proyecto en l¨ªnea con lo visto en otros hoteles de su propiedad, tal que el Mas Passamaner (Tarragona) o la Casa del Abad de Ampudia (Palencia). Espectacular en la utilizaci¨®n de los materiales, relamido en su caracterizaci¨®n formal. Alegre y mundano, como el color de las pistas en la estaci¨®n invernal. La recepci¨®n no ha quedado tan lucida como el resto de las dependencias, pero facilita a los antiguos hu¨¦spedes la transici¨®n entre el car¨¢cter familiar de anta?o y el actual marbete de autor. Ecl¨¦ctico, el comedor de desayunos se defiende por sus vistas y una tibia apertura hacia los 4.000 metros cuadrados de jard¨ªn. Pero es en los dormitorios y en los cuartos de ba?o donde la puesta en escena adquiere ciertos tintes de modernidad, con sus suelos de madera listada y sus paramentos verde azulados. Efectismo, con sus encimeras de vidrio y sus lavabos tallados en piedra ferrumbrosa de Brasil. Teatralidad, con su inteligente composici¨®n lum¨ªnica capaz de crear atm¨®sferas a voluntad.

Abierto tambi¨¦n al verde, a trav¨¦s de una amplia cristalera, el circuito de aguas y relajaci¨®n invita a nadar, a dejarse envolver entre fangos, parafangos, lodos marinos y algas fr¨ªas reafirmantes, y a sudar la gota gorda en el ba?o turco o en la sauna finlandesa.