Domingo de Ramos
Revestido de su sobriedad castellana, disfrazado de vecino del quinto, Juande Ramos, es decir, Juan de la Cruz Ramos Cano, ha puesto en ¨®rbita al Sevilla. Todos se preguntan c¨®mo ha podido reunir un elenco tan variado, c¨®mo ha logrado transmitirle su sello y c¨®mo se las ha ingeniado para que sus pupilos, procedentes de escenarios tan distintos, hayan llegado a identificarse tan profundamente con una misma idea. En menos de dos a?os, sin caer en la soberbia ni en la rutina, ha conseguido armar un mecano en el que podemos reconocer algunas propiedades que hacen de un equipo un instrumento met¨¢lico. Es duro, flexible, d¨²ctil y brillante, y en ¨¦l se combinan admirablemente la velocidad, la precisi¨®n, la tenacidad y el estilo.
Aunque un organismo tan bien acabado nunca tiene un solo autor ni un solo secreto, el Sevilla representa como pocos la doctrina de su entrenador. Si se le pregunta por su esquema favorito, Juande dice que prefiere el viejo cuatro-cuatro-dos, pero inmediatamente aclara que no se siente atrapado en un dibujo: ¨¦l repasa las existencias en la plantilla y las organiza seg¨²n la f¨®rmula que m¨¢s convenga. Seguramente, esa elasticidad tan particular est¨¢ relacionada con las condiciones de su vida profesional. En primer lugar, un estratega que al menos ha pasado por doce clubes, casi todos ellos obligados a aplicar una estricta econom¨ªa de supervivencia, debe hacer muchas c¨¢balas para llegar al domingo y muchos n¨²meros para llegar a fin de mes.
El ejercicio de vivir de los excedentes exige aprovechar sin excepciones todo el potencial de la compa?¨ªa, pero quiz¨¢ fuera el paso por el segundo equipo del Barcelona lo que le revel¨® la verdadera diferencia entre los equipos peque?os y los grandes. En los peque?os, ganar es condici¨®n suficiente; en los grandes, ganar es s¨®lo una condici¨®n necesaria: adem¨¢s de sumar puntos, en los clubes de nivel superior hay que cuidar las formas, reconocer que la f¨®rmula m¨¢s rentable es el buen juego y, en resumen, pensar en los espectadores.
A la est¨¦tica de la solidez, el Sevilla de Juande suma la est¨¦tica de la variedad. Su cuartel parece una abigarrada misi¨®n de las Naciones Unidas; en ¨¦l conviven diez pa¨ªses con sus correspondientes escuelas: quince espa?oles de distintas procedencias, cuatro brasile?os, dos franceses, un italiano, un alem¨¢n, un dan¨¦s, un serbio, un congole?o, un uruguayo y un portugu¨¦s. En su pizarra, la pizarra de Babel, pueden coincidir indistintamente once forasteros u once ind¨ªgenas unidos por un mismo lema: si has perdido la pelota, corre tanto como puedas; si la recuperas, juega tanto como sepas.
Hoy por hoy, los domingos son de Ramos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.